Palacio Ichijou. [Narcys]

Una risilla infantil se escapó de entre sus labios. Era realmente tierno oírlo hablar así, simplemente adoraba ese momento.
De nuevo, prestó atención a su comentario, para comenzar a relatar su, para él, aburrida historia.
-Mmh~.. Está bien, dejame ver por dónde empezar.
Dijo sin mucho apuro, pensando qué partes resumir. Le relataría tan solo lo esencial, pues no quería aburrirlo.
-Nací en Japón, y mi familia era bastante, como decirlo... "Poderosa". Nos hicimos pasar por humanos, pero vivíamos en un barrio alto en donde todos eramos vampiros.
Mientras me educaban para ser un buen chupa sangre noble, aunque porsupuesto que nunca prestaba atención a esas cosas...
Se detubo y rió un poco al decir aquello. Nunca había puesto mucho empeño respecto a esa parte de su educación. Tomó posteriormente aire, para continuar relatando.
-...Bueno, como decía. Mientras que intentaban meterme esas cosas en la cabeza, viajamos por muchos países, ya que mi padre tenía que trasladarse constantemente. Era por algo de su trabajo, creo.
Pues... Luego de tantos años teniendo a una cantidad increíble de otros nobles sobre mí, por interez, claramente, decidí venirme aquí, para poder vivir en paz.
Después de contarle un poco de su historia, se quedó en silencio, acariciando con una mano sus preciosos cabellos. Esperaba no haberlo aburrido, y estaba espectante por oír alguna respuesta.

Abrió muchos los ojos cuando Takuma le contó todo eso. Era fabuloso que hubiese viajado y vivido tanto... Mientras el vampiro hablaba, Narcys le escuchaba con suma atención, a veces con los ojos abiertos, mirando fijamente sus pupilas abiertas, pero otras cerrando sus luceros, tratando de asimilar todos aquellos datos.
-¿En Japón? -Le preguntó, muy interesado-. Pero eso está muy lejos de aquí, ¿verdad? Aunque en realidad no tengo ni idea de en qué parte del mundo estamos... sólo que es una isla... Siempre he querido ir a Japón, ¿sabes? De pequeño, mi padre me regaló un libro sobre esa cultura... me gustaban mucho los dibujos y las fotografías...
Se rio al escuchar aquello de que no había hecho ni caso de todo lo que habían tratado de enseñarle... era asombroso el modo en el que Takuma se había escapado de las influencias de su sociedad y raza.
-Ah... ¿os escondíais? Es natural... Yo no sabía que los vampiros existían de verdad hasta que llegué aquí... La mayor parte de los humanos piensan que sois personajes de novela y de cine... en realidad nadie cree que existáis en serio... Y dicen unas cosas muy curiosas de vosotros... incluso que dormís en ataúdes y que la luz del sol os mata...
Se detuvo un momento, para mirarle con otra sonrisa.
-¡Oh, entonces has debido ver muchos lugares! No me extraña que quisieses venir aquí, para estar en paz, aunque yo nunca he visto este sitio como muy... acogedor... Pero bueno, las circunstancias condicionan ese punto de vista, sin duda.

Si, en Japon. Es un lugar verdaderamente hermoso, y hay gente muy interesante por allí... Ah, y ahora que lo dices, yo también me pregunto en donde estamos. Solo recuerdo haber recorrido muchas horas en barco pero, nunca he puesto atención sobre por dónde ibamos
-Comentó, con calma. Tan solo recordar esos bellos lugares por los que siempre caminaba de joven era muy bello, y se contentaba al recordar a sus antiguos amigos, imaginandose qué seria de ellos ahora. Sin embargo, dejaba de lado todos aquellos recuerdos un tanto melancólicos, pues estaba en ese momento allí, con su presente.
¿Que dormimos en ataudes?... Ah, no, que incómodo. -Le dijo entre risas burlonas- Yo no, almenos.
Y la luz del sol solo nos molesta un poco, no es que nos incendiemos o algo así.
-Murmuró, abrazandolo un poco más apegado a él. Sentir su calidez le encantaba, y no quería soltarlo jamás.
Ah, pero son solo pequeños detalles sobre nosotros, ¿No crees?
Agregó finalmente. No le importaba oir esas ridiculeses, más bien, lo agraciaba bastante la "creatividad" que tenían los humanos como para inventar esas cosas tan extrañas.

Se rió con él y se estremeció de gozo cuando le abrazó un poco más fuerte, esbozando luego una hermosa sonrisa.
-Son tonterías, sin duda... Pero me hace gracia pensar en que yo mismo las creía... También se dice que no... que no sentís como nosotros... pero eso no es cierto. Sois como los humanos, y podéis hacer igualmente mal o bien. Yo no creo que se trate de vuestra naturaleza, realmente... en cierto modo te condiciona el lugar donde vivas, pero... -se quedó un momento sumido en sus pensamientos-... pero yo creo que todos tenemos la posibilidad de elegir hacer el bien o el mal... Aunque tú eres el primer vampiro que me muestra este bien, al menos hacia los humanos... lo que es comprensible, porque para la mayor parte de vosotros somos escoria, juguetes...
Se calló de nuevo, pensando en aquella larga travesía en barco de la que hablaba y, al recordar, se abrazó un poco más a Takuma, algo asustado.
-Yo tampoco recuerdo demasiado de mi llegada a la isla... al menos del modo en el que llegué... Estaba muy aturdido y asustado... Sólo... sólo recuerdo un viaje muy largo, pero no... nos dejaban subir a cubierta, así que tampoco pude ver nada de la ruta... hasta que llegué aquí.

Lo oía, maravillado con su dulce voz. Se sentía muy bien cuando el menor le hablaba con tanta confianza, pues eso demostraba que no le temía, algo raro para el vampiro.
-No se si deba hablar por todos, pero en verdad me honra que pienses eso de nosotros. Si bien casi todos los vampiros que he conocido son como esos que los humanos mencionan... sanguinarios y fríos, mi familia almenos no era de esa manera. Y si, es cierto. Todo depende de la educación que cada uno reciba.
Le dijo con calma. Siempre había intentado "educar" el mismo a aquellos vampiros soberbios y que efectivamente pensaban en que, como dijo el muchacho, los humanos eran tan solo juguetes que podían desechar cuando se aburrían. Sin embargo, cuando él defendía a esas criaturas discriminadas, todos pensaban indecencias sobre su persona. Era doloroso, pero era la realidad.
Luego, se quedó un tanto pensativo. Él, que había venido en "primera clase" del barco, no se podía imaginar las atrocidades que podrían haber pasado aquellos pobres híbridos y humanos. Y le dolía que a pesar de haber intentado mil y un maneras de detener aquel trato tan horroroso, nadie le había hecho caso jamás.

Asintió al escuchar sus palabras, sintiéndose muy a gusto junto a Takuma... muy confiado, tranquilo, en paz... Llevaba años sin sentirse así y era muy hermoso volver a hallar aquella tranquilidad. Repentinamente, un escalofrío le recorrió... no, no se debía al miedo, sino que, al hallarse desnudo sobre las sábanas, y aún a pesar del calor corporal de su amo, estaba empezando a tener frío.
-Pareces pensativo... ¿Por... por qué? ¿No... no estarás triste? No quiero que estés triste, Takuma... ¿Qué puedo hacer para que te sientas feliz?
De nuevo volvió a sentir un escalofrío y se abrazó más a su dueño, buscando calor. Realmente estaba empezando a quedarse helado... si había algo que no le gustaba de la isla, era el frío que solía hacer. Y la casa de Takuma no era una excepción... quizá se debiese también a que algunas paredes eran de piedra y eso, teniendo en cuenta el frío exterior, propiciaba que dentro la temperatura también fuese baja.
-Ten... tengo algo de frío... ¿Podríamos darnos un baño? Quizá así entre en calor...
Le sonrió dulcemente, esperando que comprediese su petición. Realmente le apetecía meterse de nuevo en el agua caliente y, si era con Takuma, muchísimo mejor.

No pudo evitar alejarse de sus pensamientos para reir infantil. Le impresionaba la preocupación del joven por que él se sintiera feliz, y de cierto modo, tan solo con cuestionarle aquello se sentía un poco más alegre.
-No estoy triste, Narcys. Tan solo son pensamientos banales que a veces me distraen un poco. Nada importante.
Le aseguró, sonriendole. A decir verdad, el también comenzaba a tener frío, aunque ya estaba acostumbrado a las bajas temperaturas del lugar.
-Ah, muy buena idea. Un delicioso baño nos vendría muy bien. A demás, será divertido llenar la bañera de nuevo.
Al decir aquello, dejó escapar algunas otras risillas de entre sus labios. Entonces salió de la cama y rápidamente se tapó el cuerpo descuidadamente con una bata, y se acercó de nuevo a la cama. Lo sostubo entre sus brazos y lo levantó, cargandolo como al delicado príncipe que era para él.
-No tomes frío, puedes resfriarte.
Susurró a su oído, caminando hacia el baño y bajándolo sobre una alfombra, para que no se le enfriaran los pies.

Su sonrisa se intensificó cuando escuchó reír a Takuma. Le tranquilizaba que no se sintiese triste y que no fuese él, por tanto, culpable de su tristeza. Al escuchar lo de la bañera, se echó a reír el también.
-Sí... menos mal que ahora ya sabemos hacerlo...
Le observó con atención mientras se levantaba de la cama, enrojeciendo al ver su hermoso cuerpo, tan flexible y atlético. Takuma era tan bello... Narcys no podía evitar sonreír estúpidamente al mirarle, lo que provocaba que se pusiese aún más sonrojado.
Cuando fue tomado en brazos, se acomodó contra el pecho de Takuma y le echó los brazos al cuello. Le gustaba que lo levantase de esa forma, sintiéndole tan protector, como... en definitiva, su ángel.
El baño no estaba tan frío como la habitación, por fortuna. Narcys se quedó quieto sobre la alfombra, haciendo caso de lo que le decía Takuma. Sí, sería una verdadera pena resfriarse, así que mejor era tener cuidado. Le sonrió y esperó a que llenase la bañera, temblando un poco de frío.

Como había hecho antes, se estiró para alcanzar las canillas y poder abrirlas, asegurandose antes que nada, de que el tapón estuviera puesto. Mientras esperaba a que la bañera se llenara, puso algunas esencias en el agua, y a pesar de mantener esa expresión serena y tranquila, se divertía, al igual que un niño pequeño, tan solo con ver cómo se formaban las burbujas.
Al estar al fín la bañera llena, cerró las canillas y se quitó la bata, dejándola sobre un estante. Observó a Narcys, y le sonrió con ternura.
-¿Te molesta si entro contigo?
Le preguntó tranquilamente, quedándose allí parado mirándo sus hermosos ojos. No podía evitarlo, su corazón se aceleraba tan solo al verlo. Se sentía de maravilla, alegre de poder estar con esa persona tan hermosa y agradable.

Le observó atentamente mientras llenaba la bañera, esta vez con mayor seguridad y habilidad. Bueno, lo de colocar el tapón ya desde el principio ayudaba, eso era cierto. Al igual que Takuma, miró con expresión infantil las burbujas, sonriendo. Además, aquellas esencias despedían un olor muy agradable, que deleitaba profundamente a Narcys.
-Claro que no me molesta.
Era imposible que le molestase, después de aquello que habían hecho... Al fin y al cabo, ¿podría haber estado en contacto más íntimo con Takuma? El cuerpo de Takuma empezaba a resultarle familiar y no le avergonzaba ni molestaba lo más mínimo tenerlo junto a él.
Por eso, se introdujo en la bañera con un suspiro de placer, pues el agua caliente lo reconfortó al entrar en contacto con su piel helada. Se sentó y empezó a jugar con las burbujas, sonriendo vagamente a Takuma.

Al verlo meterse al agua, sin dudarlo se introdujo también dentro de la bañera. Ésta era bastante grande, por lo que no había problemas de espacio para ninguno de los dos.
Se hundió hasta los hombros, y así se quedó, mirándolo distraído. Era tan hermoso... No podía dejar de pensarlo, no quería apartarse de su lado. Era, con simpleza, maravilloso en todos los sentidos.
-Te quiero, Narcys...
Murmuró, mirándolo de frente. Nunca se aburriría de pronunciar aquello en cualquier momento, en cualquier lugar.
-Siempre te lo diré, así que no te canses de escucharlo.
Le pidió susurrante, "gateando" hasta él y depositando un beso en su mejilla, para luego retroceder hasta su lugar, mojandose un poco el cabello, tranquilo.

Cerró los ojos, completamente invadido por el calor del agua y el olor de las esencias, de manera que no se percató de que su amo se había introducido en la bañera hasta que el movimiento del agua se lo indicó. Todavía tenía los ojos cerrados cuando le escuchó hablar, lo que le hizo esbozar una nueva y sincersa sonrisa.
-Jamás me cansaré de escucharlo... Sólo espero estar a tu altura siempre, para que tú no te canses de mí...
Suspiró al sentir aquel suave beso en su mejilla y, un poco triste cuando Takuma regresó a su lugar, se deslizó de igual modo hasta su amo, y se quedó allí, a su lado, buscando su mano bajo el agua. Se sentía satisfecho con aquel ligero roce. De alguna manera, el agua caliente le hacía experimentar las cosas de un modo distinto.
-Yo también te quiero... -susurró, apoyándose contra Takuma- te quiero y quiero que seas feliz, y que no estés solo...

Estaba más que satisfecho con su respuesta, mas se quedó callado, aunque hubiera querido obviar que él, su pequeño, en todo momento estaría "a su altura", como decía.
Apenas se le acercó, tomó su mano con delicadeza y lo abrazó gustoso, sentándolo en su regazo.
El vapor se comenzaba a hacer presente, mas por suerte no abundaba ya que la puerta estaba un poco abierta. Su rubio cabello chorreaba cálida agua, y poco a poco, fué cerrando los ojos, sosteniendo entre sus brazos a su amado y dulce príncipe.
-Mh~.. Que lástima que ya te has lavado antes el cabello, quería poder hacerlo yo...
Murmuró suavemente, poniendo la mejilla en la cabeza del muchachito, con una leve sonrisilla.
-Bueno, supongo que... Será en otra ocación.
Agregó, en un vago susurro. Empezaba a sentirse somnoliento, pues las condiciones lo empujaban a aquello.

Se sentía maravilloso sobre el regazo de Takuma, tan cerca de él, en medio de aquel vapor que comenzaba a envolverlos, aunque no era demasiado espeso. Narcys agradeció este hecho, pues el vapor excesivo solía provocar que se marease.
-Ah... pero si quieres puedes lavarlo otra vez... Lávalo todo lo que quieras...
Lo dijo vagamente, en voz baja. Percibía la somnolencia de Takuma y se veía obligado a reconocer que, en aquella circunstancia, él también se sentía así pues, además de las condiciones, estaba todo el cansancio motivado por lo sucedido aquel día, tanto por las emociones como por los sucesos.
-Me encanta estar así, junto a ti... mi ángel...

A pesar de su cansancio, continuaba sonriendo, con los ojos entrecerrados y una expresión sumamente tranquila.
-Puede hacerle mal a tu cabello si lo lavas tan seguido.. No tengo problema en esperar.
Comentó, muy suavemente. Si no hubiera sido porque la bañera le parecía un poco incómoda luego de estar en ella un rato extendido, estaría dispuesto a echarse a dormir allí.
Un leve bostezo dejó escapar de entre sus labios, casi inaudible, y un sonrojo apareció en sus suaves mejillas, debido a la calidez del ambiente.
-Sin embargo... yo debería lavar el mío.
Dijo con cansancio, alsando la vista para observar las cercanas botellitas de shampoo. En realidad, no tenía demasiadas ganas, pero le costaba mucho ignorar aquella parte del aseo, debido a su extrema pulcritud.

Le gustó que Takuma se preocupase de aquel modo por él, y el hecho de poder estropear algo tan nimio como su cabello le detuviese a la hora de cumplir su capricho. Pero, si algo había comprobado, era que su amo no se dejaba llevar por los caprichos si eso perjudicaba en lo más mínimo a su acompañante.
-No... -murmuró-. Te lo lavaré yo, ¿de acuerdo? Pareces cansado y a mí no me molesta en lo más mínimo... es más, hasta sería bonito...
Se puso de pie en la bañera y alcanzó las botellas de shampoo y las distintas lociones y acondicionadores, leyendo los envases y decidiendo qué debería echar primero. Después se sentó en el borde de la bañera, justo detrás de su amo y derramó un poco de shampoo en su mano izquierda, para después comenzar a masajear el cuero cabelludo de Takuma.
-Si te molesto o te hago daño, avísame. Espero hacerlo bien... tengo una cierta práctica, pues a veces lavaba el cabello de mis antiguos dueños, cuando se les antojaba tenerme en el baño... Me esforzaré para que quede muy brillante y suave
Lo dijo prácticamente sin demostrar tristeza. El hecho de recordar aquellos tiempos pasados, si Takuma estaba junto a él, no resultaba tan doloroso.

Iba a detenerlo cuando se puso de pié, pues no quería ser una molestia, pero el muchacho de un momento a otro ya le estaba labando el cabello. No le molestaba, para nada, enrealidad se sentía muy a gusto con aquellos suaves masajes.
-N-No hacía falta, pero... -Dejó escapar una risilla nerviosa, para continuar hablando- Mmh, se siente genial..
Confesó, relajando inconscientemente los hombros, manteniendo esa sonrisa calma y cálida y con los párpados ahora cellados.
Ah~.. Se sentía en el paraíso, aquello era más que relajante, y el poco estrés que tenía ya había sido olvidado completamente.
-De todas maneras... No te enfríes allí sentado..
Susurró. Su única preocupación era que, medio fuera del agua, el muchacho tomase frío.

Continuó enjabonando con ternura el cabello de Takuma, jugando con los mechones rubios, como si tuviese oro entre las manos. Después masajeó concienzudamente con sus dedos, intentando causar un efecto relajante en su amo. Se hallaba sonrojado, y sabía que no se debía tan sólo al calor del agua y el vapor.
Notaba que a Takuma le satisfacía aquel trato y sonreía tiernamente. Lo que más deseaba era que el vampiro se sintiese bien, así que trataba de poner toda su habilidad e lo que estaba haciendo.
-No te preocupes... Hace mucho calor, por el vapor... no pasará nada por unos minutos.
Después buscó algo con lo que aclarar el cabello de su dueño y halló una cosa que le llamó mucho la atención: una concha decorativa, que posiblemente hubiese sigo cogida en alguna playa. Era bastante grande, del tamaño de su mano y no pensaba que fuese a suceder nada si la utilizaba. Así que la cogió y, llenándola de agua en la bañera, virtió el líquido caliente sobre la cabeza de Takuma, quitando así el shampoo. Después aplicó una loción para aumentar el brillo y mejorar la resistencia del cabello. Como en el envase decía que se debía retirar a los cinco minutos, esperó el tiempo preciso y acabó así de lavar el cabello de Takuma.
-Si no te importa, volveré a meterme en la bañera por completo... -dijo, mientras devolvía los botes a su lugar.

Más que relajado, tan solo se quedaba quieto, sintiendo esos mágicos y pequeños dedos aseándole el cabello. Su corazón de nuevo se agitó, y su sonroso permanecía allí, pero eso no le importaba demasiado. Estaba satisfecho con el humanito allí, y eso le bastaba para ser feliz.
Luego de que Narcys acabara de enjuagar sus rubios cabellos, lo miró mientras acomodaba todo en el lugar indicado, sonriendo, hipnotizado con su frágil, pequeño, y hermoso cuerpecito.
-Si~ vuelve aquí conmigo, mi hermoso pequeño.
Exclamó infantilmente, separando los brazos como para recibirlo entre éstos.
-Eres un laba-cabello genial, asi que mereces un abrazo.
Agregó con ternura, sonriéndole cálida y amenamente. Lo quería tener entre sus brazos de nuevo, olfatear su cabello, besar sus labios y mejillas, y oir sus dulces palabras. Quería, simplemente, amarlo.

Dejó finamente los botes de shampoo en su sitio, tratando de mantener el orden en que estaban antes de haberlos cogido. Al escuchar las palabras de Takuma, esbozó una sonrisa y le miró, sonrojado, consciente de que le había estado observando todo el tiempo.
-Como desees...
Le encantó que le recibiese con los brazos abiertos y se acomodó contra el pecho de Takuma, sintiendo el cambio del ligero frescor anterior a la intensa calidez del agua de la bañera. Se quedó así, junto a su amo, sonriendo, ahora un poco adormilado.
-¿De verdad? Bueno, pues tú eres genial como persona a la que se le lava el cabello... por lo menos te estás quieto y no protestas... Seguro que te di algún tirón, sin querer, y no dijiste nada...
Suspiró y se abrazó más fuerte a Takuma. Le hubiera gustado quedarse así, allí, por toda la eternidad.

[Oh, Dios mio, todas estas veces he puesto "lava" con B!! soy un bruto xD ]


Lo recibió abiertamente, gustoso de que hubiera aceptado su "propuesta" y de poder ahora tenerlo allí entre sus brazos.
Acarició su húmedo cabello con cuidadosa suavidad, y con el otro brazo lo rodeó, atrayéndolo un poco más hacia él.
-Oh, porsupueto que no. Estuvo perfecto, y ni una vez me has tirado del cabello.
Aseguró amablemente, pues era verdad. Aún así, si el muchacho lo hubiese hecho doler en algún momento, el jamás se lo diría ya que no quería hacerlo sentir mal.
Nuevamente cerró los ojos, mimándole la espalda lentamente con el brazo que lo rodeaba, sonriendo con dulzura. Adoraba la temperatura que había en ese lugar, y aún más sentir la corporal del muchacho.
Casi todos los vampiros adoraban el agua fría, mas él también en ese sentido era diferente. Debido a que su propia temperatura corporal era siempre muy baja, le encantaba sumergirse en aguas extremadamente cálidas.

[No te preocupes, a cualquiera le pasa... peores errores existen]

Se estremeció cuando le acarició suavemente el cabello y, al sentirle tan cerca, todos sus sentidos reaccionaron... era tan solo olerlo o notar el tacto de su piel, y Narcys ya se encontraba como en el cielo.
-¿En serio? No me hubiera gustado lastimarte...
Le creía, aunque, en el fondo, pensaba que Takuma se lo hubiese dicho de todos modos, pues le preocupaba mucho hacerle daño, tanto física como psicológicamente. Narcys era consciente de que se veía muy frágil y, aunque aquello no le gustase demasiado, no podía negar que fuese cierto. Era demasiado sencillo herirlo, sobre todo a nivel psicológico.
Se sonrojó un poco más cuando Takuma le acarició la espalda... le gustaba que le tocase de esa forma, acariciando suavemente su piel, pero de modo que él podía notar la presión que ejercía aquella mano sobre él. Era sencillamente maravilloso.
Permaneció un rato con los ojos cerrados, pensativo. Y entonces, una gran duda asaltó su mente y, mirando a Takuma, pensó en si preguntar o no. Finalmente decidió que sí... no quería ocultar a su amo sus dudas y sentimientos.
-Ta... Takuma... Me gustaría saber... Bueno, yo quiero saber si... si tú alguna vez has tenido algún humano contigo, un muchacho esclavo como yo...
Abrió un poco más los ojos y miró fijamente las dos esmeraldas de su amo, esperando una respuesta.

No había dicho nada ante su primer comentario, pues tan solo se limitó a asentir con la cabeza mientras que continuaba acariciándolo. Pero, cuando posteriormente el muchacho le cuestionó aquello, detuvo sus caricias y lo miró dubitativo pensando en porqué le preguntaba eso. A pesar de que no entendía muy bien la razón de la pregunta, decidió responderle con sinceridad.
-No, en realidad, jamás he tenido un... esclavo, antes que tu.
Le dijo tranquilamente. Al decir aquella horrorosa palabra, "esclavo", apenas se le escuchó, ya que enrealidad el se asqueaba tan solo con pronunciarla.
-Mis padres insistían, pero yo jamás quise.
Agregó en voz baja. Él, de pequeño ya sabía que al mínimo herror de el pobre individuo que fuera su esclavo, sus padres de seguro lo castigarían aunque el rubio se opusiera. Por lo que, afortunadamente, había tenido la opción de rechazar la oferta.
-Y, ya que estamos hablando de eso.. -Comenzó a decir, volviendo a alborotar su cabello con una mano- Quería dejar en claro, Narcys, que no eres mi esclavo, no si no quieres serlo, no tienes razones para servirme si no gustas de ello.
Comentó. De ninguna manera lo trataría como a un sirviente, -a pesar de que el rubio no discriminaba a nadie que no se lo mereciera- y mucho menos lo llamaría por ese nombre. Narcys, desde hacía bastante tiempo, era su príncipe consentido.

Asintió lentamente. En el fondo, él tampoco entendía por qué había preguntado eso, aunque creía que se trataba de un cierto miedo... miedo a que Takuma le dejase algún día, a que la pesadilla de ser un objeto que se usa y se desecha no se hubiese acabado. Porque, si hubiera habido más chicos antes que él, quizá eso fuese posible. Narcys amaba demasiado a Takuma como para soportar que algún día le abandonase...
-Ah... Cualquiera se preguntaría como un vampiro de tu posición ha podido vivir sin esclavos... pero tú eres diferente. Me encanta que seas diferente.
Tan sólo reveló esta parte de lo que había pensado. No quería herir a Takuma al mostrarle ese pensamiento anterior, del cual se avergonzaba mucho.
Después le escuchó aquello último que dijo y suspiró, un poco confundido. Por muy bien que le tratase y por mucho que le quisiese, Narcys había asumido que Takuma era su amo y que era su deber servirlo... aunque era cierto que no le había tratado de esa forma.
-¿No? Ah... en realidad tú pareces cualquier cosa menos un dueño... Pero... aún así... Yo te debo demasiado... Has sido muy amable y bueno conmigo, lo menos que puedo hacer es servirte... Y, de todos modos, si no soy tu esclavo, ¿en qué me he convertido?

Al oír aquel comentario sobre "ser diferente", tan solo se limitó a sonreir un tanto distraído. Esperaba serlo, realmente, no quería que el menor pensara que era como los demás, que por ser un vampiro, como todas las demás personas que había conocido, asumiera que tenía una personalidad fría y que era un ser despiadado, sin siquiera ser conocido por el autor de aquellas palabras. Por fortuna, su pequeño también era diferente, y no parecía ser prejuicioso.
-Ya te lo he dicho, Narcys. No me debes nada, en absoluto...
Le aseguró, con una vaga sonrisa. Luego, lo escuchó decir su última oración. Ante su pregunta, no pudo evitar comenzar a sentirse bastante confundido, y tan solo, decidió intentar decir lo que pensaba.
-Y... ¿Que.. Qué eres? ...Bueno, pues, yo... es un poco dificil explicarlo en palabras..
Susurró, mirando hacia otro lado. No lograba encontrar la palabra que describiera completamente lo que sentía por él, y aunque pudiera saberla, no se animaría a decirla, pues tendría miedo de que el joven no sintiera lo mismo.