En la perfecta armonía del hogar (o casi...)

Finny olió la sangre casi en el acto, a pesar de que fuera lo mínimo. Siguió con su agudo olfato el rastro y lelgó a la puerta de la cocina, la que empujó con fuerza para abrirla pues algo la atascaba.

- ¡Comida! - Exclamó feliz y vió que Ephram tenía el labio inferior manchado con aquel delicioso líquido rojo. Su estómago rugió y el menor se abrazó al castaño, tirándolo al suelo.- Tengo mucha hambre, ¿es para mi? - Dijo tratando de esperar impaciente la respuesta pero la sangre lo llamaba y la garganta le ardía ante la visión así que ya no se contuvo y lamió el labio inferior de Ephram sin pensar si queira en que aquello estuviera mal.

Sintió el empujón del niño al abrir la puerta y no alcanzó a reaccionar cuando se le tiró encima. Le dolío un poco la caída, pero ni tiempo tuvo para pensar en eso, ni siquiera para responderle, puesto que la lengua del pequeño se encontraba acariciando con suavidad y ansiedad su labio inferior.

Intentó controlarse, de verdad lo intentó, pero era más fuerte que él... Además algo de su propia sangre había entrado a su boca y aquello encendió un poco más su deseo y le hizo perder el control.

Entreabrió sus labios y besó con suavidad y necesidad a Finny, sin pensar en las consecuencias de sus actos..

El menor no se tomó aquello como nada raro, la lengua de Ephram tambien se había manchado de sangre y el sólo la recogía de ella, en una caricia. Claro que nunca había tocado así a nadie y se sentía raro y bien. Combinado con sangre... aún mejor.

Despues de limpiar por cumpleto su lengua volvió al labio inferior sintiendo que la sangre dejaba de salir cosa que lo disgustó. Sin preguntarle ni si quiera al mayor, le volvió a morder un poco en el labio inferior para seguir disfrutando de aquel preciado líquido granate.

Volvió a gemir bajo, encendido por aquella mordida imprudente. Le abrazo por la cintura, pegándole a su cuerpo y profundizó el beso, agitándose un poco. Sus ojos se habían obscurecido ligeramente por el deseo y la repentina sed. Siguió besándole con algo de intensidad, sintiéndo el gusto de su propia sangre mezclada con la saliva del pelinegro...

Le sujetó más fuerte por la cintura, presionándole contra su cuerpo, sin ser consciente de que el niño ni sabía lo que estaban haciendo.

Finny lo oyó gemir y levantó un poco la cabeza para mirarlo.

- ¿Te hice pupa? - Le preguntó señalando su propio labio, que estaba rojo por la sangre de Ephram.

Se quedó en silencio y le miró fijamente. Negó y aún descontrolado se inclinó hacia el y le lamio y succionó el labio cubierto de sangre, sintiéndose demasiado excitado.

Sin embargo, las palabras de Finny resonaron en su cabeza, empezando a recordarle que su contraparte era tan sólo un niño...

Finny sonrió al ver que Ephram se le acercaba para darle más sangre pero se percató de que era para beber la que él aún tenía en los labios. Suspiró, aún con sed... de los labios de Ephram salía muy poca cantidad. Con delicadeza le apartó un poco la camisa y llevó los labios a su cuello mordiéndole suavemente. Si no le había dicho nada por morderle en el labio, tampoco lo haría por alimentarse de una manejra mejor, ¿No?

Lejos de molestarle, aquello hizo perder la razón nuevamente y le acarició toda la espalda mientras el pequeño bebía de él.

Se relamió los labios, deseoso, algo necesitado y sintiendo su propia sed crecer cada vez más...

FInny se sintió saciado pronto y se separó, con los labios manchados de sangre. Lo miró con una gran sonrisa, ilusionado.

- ¡Gracias! - Le dijo con las manitas en su pecho y le dió un beso en los labios, para compartir la sangre con el.- Comer así es divertido.- Comentó riendo.

Le besó, degustando el sabor en la boca del pequeño., pero en cuánto escuchó eso último, se cortó en seco....

- ... - Se quedó en silencio, mirándole entre sorprendido, apenado y asustado. Desvió la mirada a un lado y se incorporó, serio. Se quitó al niño de encima con suavidad y salió de la cocina. - Voy a darme un baño, no vengas. - Le dijo antes de perderse por el pasillo.

¿Qué es lo que acabo de hacer? ¿Cómo pude hacerlo...?

Finny odiaba cuando Ephram hacía aquello, ¡No le gustaba nada quedarse solo tan derrepente! Entonces se dió cuenta de que quizás sí le había hecho daño y este se había enfadado... la gente tendía a enfurecerse con él cuando mordía de esa manera.

Se quedó un rato allí sentado en el suelo, contrariado, relamiéndose los labios tras aquel apetitoso desayuno.

Tardó en volver a la cocina, necesitaba tiempo para pensar con claridad, cosa muy dificil si se tenía en cuenta el estado en el que le había dejado Finny.

Se dió una larga ducha fría, y se vistió en su cuarto, frente al espejo. No pudo evitar mirar las marcas en su cuello y acariciarlas ligeramente... Suspiró, frustrado. Eso no podía volver a suceder.

Fue a buscar a Finny y le entregó la ropa que había dejado ayer en el baño, ahora seca.

-Póntela. Iremos a comprarte más.

Finny se dió un pequeño sobresalto cuando Ephram entró tan bruscamente a la cocina. Agarró su ropa y lo miró como si lo hubieran regañado, abrazándose a las prendas.

- ¿Estas enfadado conmigo? - Le preguntó con voz lastimera.

- No. - Le contestó con simpleza, sin mirarle.

Estoy molesto conmigo...

-Anda, te compraré algo de ropa y no sé, lo que gustes. Algo para que estés entretenido.

Se sentía tan avergonzado de si mismo, se había aprovechado de la inocencia de un niño, no podría perdonarselo nunca...

La ropa no era algo que entusiasmara de sobre manera a Finny y tampoco tenía ningun capricho en especial. O quizá si. Entonces sonrio ampliamente, al recordar el motivo de por qué había entrado en esa casa.

- ¡Quiero un gatito! ¡Te prometo que no le mordere! - Le pidió entusiasmado.

Arqueó una ceja algo sorprendido por lo que le había pedido.

¿Un gato?

Lo pensó en silencio unos segundos, y asintió. Después de todo los gatos eran bastante limpios y no hacían tantos destrozos...

- Está bien, compraremos uno...

Finny sonrió con amplitud y al ver su capricho cumplido comenzó a vestirse rápidamente para demostrar que era un niño bueno que se merecía tener un gato.

Pero con las prisas se enredo con la ropa y calló al suelo, mordiendose la lengua al darse con la barbilla contra el piso. El sabro a sangre el inundó el palabrar y Finny rompio a llorar, una vez más.

Le escuchó llorar y suspiró. Se inclinó hacia él y le levanto el rostro por la barbilla, mirándole.

Sintió el olor a sangre y tuvo que controlar el impulso de saborearla.

- ¿Te hiciste daño? - Le preguntó con la mirada un tanto perdida y las pupilas ligaramente dilatadas.

Finny asintió con unos lagrimotes grandes resbalándole por las mejillas de una manera casi exagerada. Sacó la lenguita para enseñarsela, con dos heridias que sangraban, por que se había clavado los colmillos en ella.

- Me hice pupa aqui.- Dijo tratando de hablar y mantener la lengua fuera a la vez.

Le miró fijamente la lengua ensangrentada, sintiendo la fuerte tentación de limpiarla y beber hasta la última gota. Tragó saliva y desvió la mirada.

- A.Ayer te...curaste sin problemas el rasguño en tu rodilla. - Le recordó - ¿No puedes hacer lo mismo con esto?

Finny lo miró con los ojos muy abiertos, recordado eso. Asintió y se tocó la lengua. Esta dejó de sangrar y las heridas se cerraron casi en el acto, aunque su boca quedó igualmente empapada en el néctar granate. Una vez hecho esto terminó de ponerse la camiseta y se acercó a Ephram.

- ¿Te curo eso? - Dijo entonces tan tranquilo, señalando la herida de su cuello.

El aliento de Finny olía a sangre y eso le estaba distrayendo mucho. Entrecerró los ojos, sintiéndo que se le hacía agua la boca sólo por eso...

-No es necesario que lo hagas, pero si quieres hacerlo por mí está bien...- Le contestó antes de relamerse los labios.

Finny se acercó y le rozó el cuello con la punta de los dedos, haciendo que las heridas cerrasen con rapidez. Entonces observó la cara del chico y se percató perfectamente de lo que pasaba por que conocía muy bien esa expresion.

- ¿La sangre te dio sed? - Le preguntó sintiendo lástima.- Si quieres puedes morderme, luego me curo.- Le dijo con una pequeña sonrisa, por que era lo justo... él le daba una casa, Finny le ofrecía sangre. Parecía un buen trato.

Cerró los ojos y se quedó quieto, muy quieto. La oferta era tan tentadora como los labios de Finny...

- No, gracias. - Tuvo que rechar la oferta. Sabía que no tenía límites y el vampiro era muy joven, quizás no pudiera detenerle. - Compraré en el banco de sangre luego. No te preocupes por eso...

- ¿Sepo mal? - Le dijo el confuso, prufiendo un poco el ceño. Aún así, queria seguir ofreciéndole su sangre. ¿Cómo le iba a agradecer si no el que le dejase quedarse en su casa?

levó la muñeca a sus labios y se mordió para dejar caer la sangre. Se la tendió a Ephram y le miró con una pequeña sonrisa.

- Puedes probar y si sabe muy mal pues no la bebas.- Le dijo tímido.