¡Exclavo nuevo! *-* (Shin)

Hizo una mueca de cansancio y posteriormente un tanto de satisfacción al sentir las manos comenzando a masajearlo. Sin duda era una sensación muy placentera, aunque en algunas partes dolía debido a que estaba muy tenso. Poco a poco fué relajando los hombros, y ladeó un tanto la cabeza para observar al otro por sobre uno de éstos, sonrojado y enarcando una ceja.
-¿Porqué haces esto?
Le preguntó en voz baja.

Said lo miró sin saber que responderle, la pregunta le había cogido por sorpresa. Siguió masajeándole en silencio descendiendo ahora a su espalda.

- No lo se.- Reconoció acariciando la suave piel.- Nuna se lo he hecho a nadie que haya comprado. - Comentó.

- Claro que tampoco había comprado nunca a nadie para mi.- Dijo como pensando en voz alta.- Supongo que pienso que mereces la pena, lo suficiente como tratarte bien.

Volvió a mirar hacia adelante y bajó un tanto la mirada, moviendo el agua con sus dedos, estirando un poco las piernas. ¿Porqué sentía como si su corazón latiera más rápido al oír hablar de esa manera al mayor?... Ya no estaba siendo maltratado, por lo que no encontraba una excusa por la que seguir siendo tan tosco y malhumorado.

-No se cómo son las cosas aquí ni como se supone que se debe tratar a un supuesto "amo"... Pero aún asi... gracias, supongo, gracias por ya no tratarme... mal.
Masculló entre dientes. No creía que un esclavo fuera el que agradecía las cosas precisamente, más bien suponía que entre amo y esclavo no existían los agradecimientos... pero en ese momento no parecía ser uno de esos vínculos de compra-dueño, pues había amabilidad y tacto. O un poco, al menos.

Said sonrió y siguió con aquellas caricias, echando un poco la espalda hacia atras para apoyarla en la bañera. Lo escucho en silencio, con sus orbes grises recorriendo la espalda del menor, memorizando cada pequeño lunar. Aquel condenado chico era sumamente sexy y parecía que ni cuenta se daba.

- Yo tampoco lo se a ciencia cierta.- Le respondió.

- Como ya te he dicho, eres el primero que compro para mí. Dentro de esta casa, siempre que me obedezcas y cumplas mis necesidades, puedes comportarte como te venga en gana.- Decidió al fin.

Por más raro que sonara, apreció... un poco, escuchar aquello. Bueno, en realidad "comportarse como se le viniera la gana" era ser educado, silencioso y bastante respetuoso, ya que si bien tenía otras varias formas de ser, esa era la base de todo. Y no porque quisiera ser así, más bien porque había sido educado de esa manera y le era imposible ser de otra forma.

No estaba consciente de que el mayor lo estaba observando tan detalladamente, y continuaba siendo lo suficientemente inosente como para pensar que ya no tenía malas intenciones. Suspiró con cansancio y, finalmente, tomó un frasquito con shampoo y virtió éste en una de sus manos, comenzando a lavarse el cabello con ambas manos mientras recibía gustoso los masajes.

Said lo obseró sin borrar su sonrisa ni cesar en sus masajes. Se fijó en cada detalle cuando el chico comenzó a enjabonarse el cabello ytambien en cómo se lo aclaraba. El jabón caía por su espalda haciendo que susmanos resbalen mejor por esta, y la piel pareciera aún más suave de lo que ya era.

- Puedes contarme cosas sobre ti.- Le dijo entonces abrazándole atrayéndolo contra su pecho. No supo bien porque hacía eso, aquel chico se le entojaba tierno y le salían gestos como aquel.- O preguntar lo que quieras.

Se sorprendió cuando se sintió tan cerca del contrario, mas decidió no resistirse. No era que le desagradara, aunque igual sus mejillas se pusieron rojas nuevamente como fresas maduras.
-¿C-Cosas?
Cuestionó, bajando los brazos y dejandose el cabello enjabonado, chorreando agua por los acaramelados mechones.
-Mi.. Mi vida no era la gran cosa, n-no recuerdo sucesos... interesantes.
Mintió. En realidad si recordaba algunas cosas que resaltaban en su memoria, aunque no habían sido precisamente momentos agradables. En la mayoría de lo que recordaba, había pasado males ratos.

Said suspiró, acariciando distraíadamente los brazos del menor. no tenía ninguna dobleintencion, sólosentía la necesidad de darle cariño, consolarlo.

- ¿Nada en especial? - Dijo entonces.

- Bueno, entonces no es algo tan malo que te hayan traídoaqui.- Se rió, pero sin mala intención.

-En realidad... Preferiría la monotonía antes que el trato que nos dieron en el barco..
Comentó, siempre con aquel tono tan suave y distraído, alzando una mano y poniéndosela en la frente, levantando un poco los mechones húmedos que se suponía eran el flequillo.
Le extrañaba haber salido en una pieza del barco, cuando habia visto a otros chicos en extremo lastimados y sangrando por todas partes, algo verdaderamente asqueroso a su parecer.

-Aún así, supongo que no es tan horrible vivir aqui, ¿Verdad?

Said se encogió de hombros ante aquella pregunta, ya queno era fácil de responder.

- Depende de con quien te encuentres.- Dijo al final tomando la mano del chico para juguetear con ella distraídamente mientras hablaba.

- Cuando yo vine el viaje en barco fue horrible, y más aún la estancia en el mercado. Despues, cuando mi antiguo amo me compro, tuve que convertirme en su juguete y eso no me importó demasiado, incluso le cedía mi sangrev oluntariamente por que sabía que,en comparación con otros chicos, yo tenía suerte. Pero tambien tenia claro que no me iba a conformar con ser un exclavo.

-...Supongo que todos los humanos han pasado por lo mismo que yo, entonces.
Dijo más para si mismo que para el otro, observando su propia mano siendo tomada por la ajena. El sonrojo regresó, pintando sus mejillas.
Se hizo un poco más hacia atrás apegandose levemente al cuerpo ajeno, cerrando los ojos por un momento, suspirando.

-Pero creo que... no la estoy pasando ta-taaan~... mal...
Confesó, apenas con un hilo de voz. Le apenaba decirlo, aunque aún así quería que el pelirojo lo escuchara.

El pelirrojo aumentó su sonrisa al ver que el chico ya se sentía más comodo. Le gustaba sentirlo entre sus brazos, tan esbelto, suave y tambien cálido.

Escuchó la tímida vocecilla y se rió un poco, suavemente, aún jugando con su mano.

- No quiero que lo pases mal.- Dijo al fin.- SIento haberte... haberte forzado a que hicieras eso,- Suspiró.- Quizá debí ser más cuidadoso ya que era tu primera vez...

Sonrojado bajó aún más la mirada, por poco y metiendose ya completamente abajo del agua, y apretó levemente la mano ajena con la propia.
-N-No fue tan... tan malo, apenas do...dolió.
Tartamudeó volviendo a entreabrir los ojos. Sentir la piel tan cálida y húmeda lo hacía ponerse nervioso y que su corazón latiera más rápido, y los brazos tan acogedores que lo rodeaban... Se sentía...bien.
-De todas maneras, in-intenta ser más cuidadoso la próxima... vez.
Añadió en voz baja, como siempre.

Said se rió, no podía evitarlo, le hacía gracia ver al chico tan tímido pues le costaba comprenderlo... el jamás había sido tímido. Aún así apoyó la barbiya en su cabeza y tomó el jabón para echar un poco en sus manos.

- Ya te enseñaré poco a poco...- Dijo comenzando a enjabonar el pecho del chico.

- Y verás que te acabará gustando.- Le dijo al oído, mientras paseaba sus manos hasta el abdomen y volvía a subir.

- Además, puedes decirme lo que desees, cuando lo desees.. no tienes por qué sentirte tan avergonzado.

Se estremeció al sentir las manos en su pecho, mas no se resistió ni dijo queja alguna, únicamente su sonrojo permaneció intacto.
-¡N-No lo digas tan.. tan alto!
Refunfuñó al oir lo de "te enseñaré poco a poco..." frunciendo el ceño. Si bien no había nadie cerca, aún asi lo apenaba inmensamente.
Luego ladeó un poco la cabeza y volvió a mirarlo por sobre su hombro, olvidando que de esa manera su notable sonrojo podía ser visto por el otro.

- ¿Por qué? - Se rió Said divertido, acariciando su pecho,.

Entonces el pequeño giró su cabeza y el pelirrojo pudo confirmar, como ya había sospechado, que estaba enormemente sonrojado.

- El sexo es algo natural, no entiendo por que no puedo hablar de ello en voz alta.- Se rió más, acariciandole el abdomen lleno de jabon, mientras subía su otra mano a su pecho otra vez para pellizcarle un pezón levemente, sólo por molestarle.

Faltaba poco para que ya todo su rostro estuviera rojo. Con el ceño fruncido y volviendo la vista hacia adelante arqueó la espalda al sentir aquello en su pezón, e hizo un ademán como para retirar la mano ajena de allí, aunque terminó sin hacerlo.
-Ah, qui-quita...
Masculló entre dientes casi como una súplica, entrecerrando los ojos. Simplemente no quiso molestarse en responder los anteriores comentarios.

El pelirrojo apartó su mano al ver el gesto del menor, volviendo a acariciarle sin más el abdomen y el pecho, creando más espuma sobre su cuerpo. Su piel era tan cálida y suave...

- ¿Tanto te molesta que te toque de esa manera? - Le preguntó con calma, al oído.

-Es que.. a-aún no me acostumbro a e...ello.
Confesó apenas audible, tomando una mano del mayor y haciendo que lo abrazara. No sabía porqué, pero comenzaba a gustarle sentirlo cerca, a pesar de que a veces se quejaba.

Said suspiró y volvió a abrazarlo, apretándolo un poco contra sí. Lo sentía tan pequeño entre sus brazos que aquello le gustaba. Incluso por primera vez sintió que le gustaría hacerlo sentir bien y que se sintiera protegido.

- Pero precisamente por eso lo hago.- Le dijo con una sonrisa amable.

- Si no lo hago, no te acostumbraras...- Se rió.

Estaba casi paralizado entre los brazos ajenos. No le disgustaba, al contrario, pero aún así se sentía... extraño.
-Pro-Promete que no intentarás "acostumbrarme" frente a... a otras personas.
Musitó suavemente, mirando el agua. Sin duda, si al mayor se le ocurría hacer aquello, a pesar de no conocer a nadie más pasaría la peor verguenza de su vida.

Said enarcó una ceja ante aquella petición que le había cogido por sorpresa. No pudo evitar reir por la inocencia del pobre chico.

- ¿Frente a otras personas? - Repitió volviendo a juguetear con uno de sus pezones.

- ¿Porqué habría de hacerlo?- dijo entonces notando como el pezón se endurecía bajo sus dedos.- Frente a otras personas marcaré mi territorio si es necesario, claro está, pero nada más. No me gustaria que otros vieran tu cuerpo.

Suspiró y le besó en el cuello.

- ¿Porqué lo dijiste?

-Porque no... no se lo que se te cruza por la mente, asi que me anticipé.
Le respondió con timidez, aunque de todas maneras frunciendo el ceño. No entendía la forma de pensar del mayor, tampoco sabía cómo era completamente eso de las relaciones sexuales, así que prefería avisar de antemano.

Ladeó un poco la cabeza, como para darle inconscientemente más espacio en su cuello, pues aunque no lo dijera, deseaba más de ese contacto.

Said supo leer su lenguaje corportal y dejó caer su aliento sobre el cuello del menor, viendo complacido cómo se erizaba el vello de este. Entonces tomó la suave piel entre sus labios y la besó delicadamente.

- Puedes preguntarme todas las dudas que tengas.- Le susurró en el cuello, lamiendolo un poco.- Por muy tontas que sean. Además, me gusta tu voz.

Entreabrió los labios y dejó escapar varios suspiros, consternado por los besos y caricias, aunque gonzando a la vez éstas. Lo escuchó hablar entonces, y cerrando los ojos con una calma inusual, musitó.
-¿Yo te gusto de verdad o es sólo un... juego?
Tal vez no gustaría de oír la respuesta, mas tenía aquella única duda y quería saberlo.