¡Exclavo nuevo! *-* (Shin)

Sentía como si su corazón fuera a salirse de lugar, deseaba que eso fuera un sueño, aunque lamentablemente estaba seguro de que no habían posibilidades, pues el dolor y el sufrimiento era demasiado grande. Quería estar en su hogar, o en la escuela al menos, junto a su amado Alexis, pero no era asi... Estaba en un lugar al que se podía llamar infierno.

Continuó golpeandolo con una fuerza insignificante, temblando de miedo y con sus últimas fuerzas. Todo le dolía, no sentía ánimos ni para mantenerse en pie. Y no dijo nada más, solo continuó intentando resistirse.

Su mejilla quedó enrojecida, y varias lágrimas más se esparcieron por el suelo, a la vez que, luego del comentario del mayor, un silencio sepulcral invadió el cuarto.
Dejó de moverse, quedando casi en un estado de shock, y se quedó callado, solo pudiendo temblar.

Solamente se limitó a cerrar los ojos con fuerza, tembloroso, desesperado y sumido en el miedo. Aquello era horrible, y nunca se habría imaginado el poder terminar en una situación así.
-D-Déjame... Por favor..
Dijo apenas con un hilo de voz, sintiendo sus cálidas lágrimas deslizarce por sus mejillas sonrosadas.

Arqueó levemente la espalda al sentir como sus pezones eran invadidos por el ajeno. Nunca había experimentado aquello, era virgen y jamás había sido tocado por nadie.
Suspiró con desgano, observandolo aún con el ceño fruncido.
-N-No qui..quiero..
Tartamudeó, negando efusivamente con la cabeza, intentando aplastarse más contra el colchón.

Apenas si podía respirar entre ese beso forzado, el terror no le permitía moverse, y su piel estaba erizada. A demás de no entender qué tenía que hacer, no quería tampoco.
Puso una mano en el colchón, apretando las sábanas aterrado, observando con miedo la mano que estaba por despojarlo del resto de sus ropajes.

Adelantó su pecho con la mirada ahora perdida en el techo, entrecerrando los ojos y viendo todo borroso, debido a las lágrimas que cubrían sus orbes. No quería, definitivamente, pero ya no tenía fuerzas como para negarse.
-Aah.. N-No..
Musitó entre suspiros.

Al parecer ya no había escapatoria, y presentía -o más bien tenía muy en claro- que si se negaba sería de una u otra manera castigado. Entonces, sin más remedio, cerró los ojos.
-Que n-no du..duela...
Rogó por lo bajo, entreabriendo los labios para continuar suspirando. Su sexo ya estaba erecto, al igual que sus rosados pezones.

Nuevamente arqueó la espalda en un débil espasmo, entreabriendo nuevamente los ojos y sintiendo los besos. Tal vez, cabía una pequeñísima posibilidad de que, probablemente, no se sintiera tan mal como creía. Su corazón ahora no palpitaba completamente por miedo, si no que también por excitación.
-U-Ummmgh...

Sin opción lo besó, e igualmente tuvo que lamer los dedos, tremendamente sonrojado, sintiendo arder sus mejillas. Hacer eso era algo nuevo, y aunque nunca quisiera admitirlo, no estaba tan mal. A pesar de todo, temía imaginarse lo que vendría pocos momentos luego.

Entreabrió los ojos y notó el cuerpo semi desnudo del otro, apenandose aún más.

Hizo hacia atrás su cabeza y abrió los ojos con una expresión casi de sorpresa al sentir el dedo a punto de invadir su ser. Estaba demasiado excitado como para ir apenas por ese "punto" del asunto. Se sentía sucio haciendo aquello, pero de alguna manera agradable.
-Ah~.. N-No, ahí n-no..
Pidió por lo bajo, aunque por alguna razón su mente y corazón le pedían todo lo contrario.

Por inercia separó un poco más las piernas para que así doliera menos, aunque no sabía porqué gemir. Si por el dolor, o el placer que acompañaba a éste.
-¡A-AH! Uhmg... N-No..
Nuevamente le pidió, arqueando la espalda y alzando la cintura. Nuevas sensaciones recorrían su cuerpo entero, mas solo estaba consciente de que eran realmente placenteras, y a la vez desesperantes.

Correspondió casi desesperado al beso, dando a notar su excitación y acelere, mientras que abría un poco más la boca ahogando lo que iba a ser un sonoro gemido con aquel beso vehemente. Luego separó un poco sus labios de los ajenos, mirando hacia las orbes del otro con una expresión de placer desmesurado.
-¡A-Aaah! ¡Du-Duele! Mhhggh~...
Sentir el miembro dentro de él había sido como entrar en otra dimensión, estaba acalorado y su corazón galopaba cual caballo salvaje. Se abrazó al cuello del mayor, gimiendo a cada momento.

A cada lenta embestida un nuevo y sonoro gemido, separando lo más que podía las piernas y sintiendo la deliciosa penetración. Al ser nuevo en aquello y ser su primera experiencia, no tardó en venirse y manchar ambos vientres con su semen blanquecino, volviendo a besar al mayor.