Perdido. (Libre.)

Le acarició suavemente el cabello, advirtiendo sus temblores, preguntándose por qué demonios tenía que haberle conmovido el chico... sí, para Jacob la compasión era una verdadera debilidad, y se culpaba y censuraba a sí mismo por esos sentimientos de piedad que consideraba 'vergonzosos'. ¿Qué piedad podía tener un asesino?

-Hace una noche muy fría... supongo que saldrá a buscarte mañana, pero para entonces ya estarás allí... de eso me encargo yo...

Sí, estaba siendo débil... y sentimental. ¡Ah, cómo odiaba Jacob esa clase de sentimientos y, sin embargo, a veces no podía evitar ser él mismo así!

-Me gustaría tener un esclavo como tú... Nadie... nadie va a ser tan leal a mí nunca... me pregunto cómo lo consigue tu dueño...

Le acarició otra vez el pelo, sintiéndose vagamente protector... Entonces advirtió que había cerrado los ojos, aunque, para su alivio, respiraba normalmente.

Se sintió bien al escucharle hablar, al menos eso significaba que no iba a morirse ni nada parecido... Escuchó la pregunta, con curiosidad, pues él tampoco dejaba de preguntar eso.

-Es complicado, pero intentaré explicártelo... Tengo un carácter un poco difícil... con cambios de humor muy repentinos... y tú... me cuesta fijarme en las coas que hacen los demás bien... no creo en la moral como algo absoluto, podríamos decir que no tengo moral... Sólo hay dos cosas que yo valoro como buenas y admirables, y son la lealtad y el valor. El resto... ni lo sé ni me interesa...

Se detuvo un momento, suspirando, encendiendo un nuevo cigarrillo.

-La verdad es que yo no creo en todas esas idioteces de la igualdad y los humanos... mejor no te digo lo que opino de los humanos... Pero tú... cuando te escuché decir el nombre de tu señor en ese momento, pedirle perdón... ser leal en un momento así... Independientemente de lo que seas y de todo lo demás, fuiste leal y tuviste valor... Eso, sólo eso, hace que crea que mereces un cierto respeto... algo a cambio de ese valor y de esa lealtad. No... no sé si lo has entendido... el hecho de que de verdad no hubiese huido y que fueses leal... cambia las cosas...

Le sorprendió escuchar eso, aunque de alguna manera ya lo esperaba. Vagamente se dio cuenta de que iba por el tercer cigarrillo... aquello no podía ser sano.

-Eso no tiene por qué significar nada. A mí me educaron para ser un noble respetable... pretendían que fuese también un respetable hombre de negocios, con un sentido de la justicia impecable. Y mírame ahora... yo he elegido mi camino, bueno o malo... y soy un asesino... Por eso creo que tú también pudiste elegir... y que en cierto modo, en ese instante, pudiste haber dicho algo para contentarme a mí, en lugar de seguir siendo fiel a tu señor. No hay muchos esclavos que hagan eso, ¿sabes?

Suspiró al escuchar aquella voz... el chico realmente parecía a punto de echarse a llorar.

-Si quieres llorar, hazlo, no te contengas... te aliviará... Pero no creo que tu señor se haya marchado para siempre...

Se mantuvo silencioso mientras el chico lloraba, pensando en cómo se consolaba a alguien... ah, si hubiese sabido hacer eso él hacía un tiempo... pero ni para consolar a alguien servía. Simplemente se quedó allí, observándole, limpiándole las lágrimas que le resbalaban por las mejillas.

-¿Y por qué iba a abandonarte tu amo? No... no tiene ningún motivo... y por tanto no lo hará... Antes dijiste que era un buen amo... no sé lo que es exactamente un buen amo, pero desde luego, alguien a quien eres tan leal, posiblemente lo merezca.

Sostuvo la mirada del joven esclavo, admirando la belleza de aquellos ojos azules, fumando todavía de un modo casi compulsivo.

-¿El único callado de aquel barco? Me temo que no te comprendo. Pero supongo que sí tiene motivos para conservarte... cuando un amo como el que tú describes compra a un esclavo, supongo que lo hace para conservarle... esa clase de vampiros piensa que... que tenéis sentimientos que deben tenerse en cuenta...

Suspiró y, molesto, vio que el cigarrillo se estaba acabando. Lo apagó y decidió no encender más... ya había sido bastante.

-No son tonterías. Tenemos toda la noche para hablar, porque no creo que puedas dormir y yo tampoco lo haré... tengo insomnio y sé que no podré...

Escuchó atentamente, asintiendo de cuando en cuando, pensando, otra vez, que aquel joven tenía la otra cualidad que él valoraba... el valor. Sí, quizá fuese el primer humano hacia el cual Jacob intentase demostrar respeto.

-No te preocupes... Comprendo lo que me dices... y, como bien has explicado, él decidió conservarte, lo que significa que te quiere a su lado, ¿no crees?

Frunció levemente el entrecejo al escuchar lo de las autoridades, y después esbozó una suave sonrisa, ya ni cruel ni fría.

-Bien, si tu amo tiene problemas con las autoridades, yo puedo ayudarle... Hay varios hombres poderosos que me deben favores y dinero... ellos saben lo que puedo hacer si no pagan, así que no será un problema.

Realmente, estaba empezando a sentir una inmensa curiosidad por concoer al amo del chico.

Hizo un gesto de asentimiento al escucharle y ver que, por su gesto, parecía sentirse ya un poco mejor. Al menos sonreía... desde luego, eso era una excelente señal...

-Si quieres, cuando lleguemos al hogar de tu amo, puedo hablar con él... para que en efecto sepa que le estabas buscando... Supongo que te recibirá bien, ¿no?

Le preocupaba un poco esto. Para una vez que hacía una buena obra en toda su vida, aunque con mal comienzo, sería terrible que tuviese un desenlace trágico.

Su mirada se tornó algo triste al escuchar el 'no he sabido defenderme'. Tampoco había pretendido violar a un esclavo virgen, le parecía que esa primera vez correspondía al amo, era como una pequeña norma que regía en su cabeza... pero para cuando quiso darse cuenta ya era demasiado. Jacob era la clase de persona muy capaz de descontrolarse en lo que al sexo se refería... aunque jamás le había importado y nunca había encontrado sentido al respeto por el cuerpo de las personas... de aquel esclavo, de hecho, lo que respetaba era el valor y la lealtad... lo que evidentemente le hacían respetarlo más o menos a él de forma completa.

-Quizá hable con él... y le explique eso de que no pudiste defenderte.

Sí, sería lo mejor... quizá el amo del chico aceptase una compensación económica o algo así. Las otras palabras del esclavo le sacaron bruscamente de sus pensamientos, arrancándole una inocente carcajada.

-No... no tengo frío... Voy muy abrigado... además, llevo un chaleco de cuero por debajo de la camisa... es muy duro, sirve para protegerme de las puñaladas. Aunque no pueda morir... no me gusta el dolor, sufrirlo, quiero decir... Y en cuanto al cigarrillo... es cierto que fumo demasiado

Se acomodó un poco mejor sobre el frío suelo... En verdad sentía que el aire que le rodeaba estaba helado, pero había decidido hacer una buena acción, en respeto al valor y la lealtad del chico, y no iba a dejar las cosas a medias.

-No creo que se enfade contigo, si es como lo describes... Y de todos modos... a mí no me importa lo que piensen de mí... hay demasiada gente que me odia como para que eso me importe...

Suspirando, encendió un cuarto cigarrillo, intentando de corazón hacer caso de las palabras del chico.

-Tienes toda la razón... lo malo es que llevan décadas diciéndome eso médicos de todo tipo... y jamás he hecho caso... Es uno de mis vicios menores... por lo menos dejé las demás drogas hace ya un siglo y medio... es un avance, ¿no? -Sonrió, mirándole divertido-. Y, de todos modos, no creo que me pudra más por dentro de lo que ya estoy.

Le hizo gracia el gesto del chico y no le molestó que cogiese el tabaco, aunque tenía muy claro que, si se le ocurría darle una calada, se lo quitaría inmediatamente... era tabaco demasiado fuerte, y lo último que Jacob quería era que el esclavo se pusiese a toser, de modo que con el esfuerzo se le abriese alguna herida.

-Es bueno que no te guste... Un indicativo de que eres un joven con buenos hábitos... eso gustará a tu amo, seguro...

Recibió el cigarrillo con un leve asentimiento , dándole una profunda calada.

-Hablaba en sentido figurado... del alma, no del cuerpo... A veces siento eso, que estoy podrido por dentro... pero es sólo de vez en cuanto... la mayor parte de las veces no hay remordimientos, sino nada... Pero en alguna ocasión, apenas dos o tres en el año... siento una cierta melancolía... por lo que pude haber sido y no soy... porque lo que quizá pueda ser... Creo que ésta es una de esas noches... y creo que en parte eso te ha salvado.

Suspiró al escucharle... sí, no había duda, el amo del chico debía ser uno de esos vampiros sentimentales y compasivos... posiblemente no le sirviese una compensación económica por lo que había hecho con el esclavo. De todos modos, Jacob prefirió no pensar en ello... jamás había sentido que debiese dar excusas a nadie por su comportamiento y, de todas maneras, todavía faltaba tiempo para el momento de regresar al muchacho.

-Sí, ya veo que ha sido benévolo contigo... Quizá por eso lo eres tan leal... supongo que si te tratase como te he tratado yo antes no le tendrías esa... lealtad ciega, ¿no?

Exhaló el humo del cigarrillo, preguntándose si no debería dejarlo ya... pero esa conversación le ponía algo nervioso así que, literalmente, lo necesitaba.

-¿Lamentar mi vocación? -Murmuró, como preguntándoselo a él mismo-. La verdad es que no lo sé... Por regla general no, de hecho... soy lo que soy porque yo quiero, así que sería un poco hipócrita decir que no tengo la culpa de ser esto... Pero a veces me pregunto si no sería más feliz viviendo de otra manera... cuando llevas siglos haciendo que todo el mundo te odie... supongo que te cansas de estar solo... Es complicado... En cuanto a las armas... siempre llevo encima dos espadas, una pistola y un cuchillo... aunque a veces alguna cosas más... Me hacen sentir seguro, fuerte... aunque suene estúpido.

Advirtió el gesto de tranquilidad y, lo más importante, que el chico ya no parecía temblar de frío... todo ello le alivió y, junto a aquellas palabras, le hizo sonreír.

-Yo creo que se puede elegir... y no creo que fuese lo mismo, pero a saber...

Se rió ante la idea del chico, negando lentamente con la cabeza.

-No te recomiendo que vayas con un arma por la isla... En primer lugar, porque a algunos vampiros no les gustará que un esclavo como tú vaya armado y en segundo lugar porque... un arma en sí no te hace ser más fuerte, e imagina que tu atacante te la quite y la use contra ti... Eso sería un problema...