Perdido. (Libre.)

Asentía distraídamente, tomando él mismo otro pedazo de chocolate y llevándoselo a la boca. De algún modo lo calmaba, quizá más de lo normal, lo sacaba de su estado de estrés y alerta habitual...

-Ah, no te preocupes... Como te dije, enviaré un par de criados... y también a un contacto mío que estuvo en el ejército... Es muy desagradable y bastante violento, pero a ti no te tocará... porque sabe lo que le pasará luego si lo hace, de eso me encargo yo. Instalará alarmas y sistemas de seguridad... y te protegerá a ti y a la casa.

Se detuvo, sorprendido al escucharle decir eso.

-¿De verdad? La verdad es que no entiendo por qué dices eso... yo no... yo soy una maldición, ¿no crees? ¿Qué tengo de bueno para que pienses que él tiene suerte?

Se le dibujó una suave sonrisa en los labios al escucharle, pues antes no había pensado en eso.

-Ah... entiendo... Es la primera vez que intento arreglar una situación así... espero que sirva de algo... y que él también piense como tú...

Dejó el chocolate a un lado, dispuesto a no tomar más, pues aquel dulce le estaba atontando.

-No te preocupes. Para mí no es molestia.

Estaba empezando a sentirse algo violento... ¿de verdad él tenía algo de bueno? Era como para no creérselo, realmente. Se limitó a sonreír suavemente.

-Fue una casualidad... Aunque no creo que te hubiesen matado... eres muy lindo para eso... Supongo que habrían sido más violentos contigo y te hubiesen violado varias veces... y después de eso, posiblemente estarías en el mercado de esclavos... No quieren perder dinero...

Respiró hondo y suspiró.

-¿Tu amo fumaba? Creo que necesito un cigarrillo... soy todo un adicto, como ves...

Le escuchó así mismo, pensando si no sería mucha moelstia... pero el chico ya había descansado, y necesitaba urgentemente su cigarrillo. Realmente tendría que dejar aquello del tabaco...

-¿No te molesta? Bueno, pero no tardes... -sacó su teléfono móvil y se lo tendió-. Si te pasa algo, llama al teléfono de la casa.

De alguna manera, no se sentía seguro dejándolo solo.

Esperó pacientemente, sin pdoer quitarse de encima aquell preocupación, aunque por otra parte juzgaba ésta como estúpida. ¿Qué podría pasarle a Ikuto? Estaba siendo paranoico sin necesidad.

Le sonrió cuando regresó a la habitación y tomó la cajetilla.

-Gracias, pequeño -dijo, mientras encendía uno-. No te ofrezco porque no es saludable... tu amo se enfadaría aún más conmigo...

Tomó el móvil, asintiendo, y lo dejó sobre la mesita que había junto a la cama, frotándose los ojos algo adormilado por el chocolate... extraño efecto el que producía en él.

-¿Enfadarse? ¿Por qué iba a enfadarse contigo? No es culpa tuya... Fuiste valiente al salir a buscarle

Respiró profundamente y sacudió la cabeza, con un bostezo.

-No, no es sueño... Pero el chocolate me adormila... no sé por qué... me hace sentir muy relajado, casi dormido...

Suspiró y acarició el cabello de Ikuto.

-Por supuesto que tu amo no se enfadará... No hay motivos...

Se sorprendió por las palabras del joven, ya que había comprendido y expresado a la perfección lo que experimentaba ahora.

-Sí, así es... No tomare más... o me quedaré dormido de nuevo...

Suspiró y dio otra calada al cigarrillo, mirando al chico con una sonrisa.

-Creo que dejaré el tabaco y empezaré con el chocolate...

Se echó a reír al escuchar aquellas palabras, acariciando otra vez lacabeza del chico.

-Sí, tienes razón... Tomaré chocolate cuando deba dormir... quizá así evite el insomnio... Y en cuanto a los parches... nunca han funcionado conmigo...

Rió al ver el semblante felino y sacudió la cabeza.

-Ah, los he probado varias veces... pero no han funcionado... Creo que he metido demasiadas sustancias en mi cuerpo... hace dos siglos tenía adicciones a drogas fuertes... bastante más peligrosas que el tabaco... Pero ahora ya no...

Le acarició el cabello, riendo aún más fuerte.

-El problema es que soy muy violento... y si me golpean me descontrolo completamente... Acabo por destrozar a quien me ha golpeado, o incluso una habitación entera... me pasa a veces cuando me enojo...

Suspiró. Aquel chico parecía no darse por vencido... y eso no le molestaba.

-Ah, pequeño, pero... cuando dejé esas sustancias... destrocé casas enteras y maté a más de cuatrocientas personas por puro salvajismo... No quiero repetir eso... la ansiedad me sienta muy mal...

Suspiró y le devolvió la sonrisa.

Asintió con un suspiro.

-Es difícil dejarlo, pero la gente no suele alcanzar mi grado de locura... Es sólo que yo soy un poco extraño y violento, quizá por naturaleza... Pero estoy tratando de arreglar eso... lo de comportarme violentamente... sobre todo por mi esclavo... No quiero asustarle...

Le miró mientras dejaba la cobija en su lugar, suspirando, sin poder evitar un gesto de tristeza.

-Sí, sólo espero que no sea demasiado tarde... y no me odie demasiado...

Exhaló un suspiro y sonrió de nuevo.