Perdido. (Libre.)

Exhaló el aire lentamente y volvió la mirada a sus manos, un poco nervioso, necesitando confiar en lo que Ikuto decía.

-¿Tú crees? Espero que así sea... La verdad es que esto de los sentimientos no se me da muy bien...

Sonrió, algo triste.

Su rostro expresó sorpresa al escucharle decir eso. Jamás había pensado algo parecido, ni lo había escuchado. Su sonrisa se acentuó un poco más, y perdió aquel aire de tristeza.

-Aún así, no sé si será ya demasiado tarde y estaré demasiado podrido... Es difícil aprender, pero aunque sea porque mi esclavo se sienta un poco mejor, lo intentaré...

Observó molesto que su cigarro se había consumido y lo dejó a un lado, dudando si encender otro, hasta que finalmente optó por tomarse un pedazo de chocolate.

Exhaló un profundo suspiro, mientras asentía a las palabras del muchacho, aunque el sabor del chocolate estaba aturdiéndolo otra vez... mejor eso que fumar, ya que con tanto tabaco seguro tendría un aliento horrible, y no quería molestar con eso a su esclavo.

-Sí, pero un bebé aprende de cero... Yo tengo que cambiar un montón de cosas aprendidas por otras más... positivas y buenas... pero lo haré, o al menos lo intentaré...

Miró con pena la cajetilla y estuvo a punto de coger un cigarro, pero luego se la tendió a Ikuto.

-Guárdala, por favor... No me des un cigarrillo hasta dentro de dos horas... tengo que empezar a dominarme...

De alguna manera, que Ikuto tuviese la cajetilla le tranquilizó, porque así no podría fumar sin quitársela y, por tanto, sin hacerle daño. Como no le haría daño de ningún modo, tampoco fumaría. Era una idea perfecta.

-La paciencia... eso es algo que también debo aprender... pero se aprende rápido cuando se pone interés, o al menos eso dicen...

Se metió otro pedazo de chocolate en la boca y se puso en pie, sabiendo que si continuaba ahí sentado se dormiría.

-Bien, tengo que empezar a pensar en la seguridad de esta casa... ¿Hay alguna habitación oculta? Podrías esconderte en ella si viene algún atacante, además de las armas... Ah, e instalaré algún tipo de sistema para que sea difícil de abrir la puerta...

Le escuchó con atención, asintiendo.

-Sí, pequeño, sería bueno que me enseñases esos cuartos...

Se rascó la cabeza, pensativo también.

-Por cierto, ¿tienes una cierta idea de dónde he dejado mis armas? Creo que he comido demasiado chocolate... estoy algo dormido... Ah, y de paso... ¿Kirai y un lican? Esperemos que no fuese nada peligroso...

Movió la cabeza negativamente, aunque la verdad era que no tenía ni idea.

-No lo sé. Tampoco importa. No eran armas caras, pero no me gustaría que estuviesen perdidas por la casa... a saber quién podría robarlas y usarlas para atacarte..

Suspiró y se frotó la cara, en un intento de despejarte.

-Ah, ¿dónde estaba el baño? Creo que estará bien que me lave la cara y me refresque un poco...

Le siguió pensando en lo servicial que era el chico... tan amable y, al mismo tiempo, en su lugar. Acarició suavemente su cabello azul y sonrió.

-Muchas gracias, pequeño.

Abrió el grifo y se echó agua fría en la cara, esperando despejarse un poco, porque estaba algo aturdido por el sueño y el chocolate. Mejor sería volver al tabaco... o no tomar nada, eso sería perfecto.

-Ah, me siento mucho mejor. ¿Me llevas a ver esas habitaciones?

Le siguió en silencio, mirando con curiosidad la palanca y pensando en lo ingenioso que había sido quien diseñase aquello, pues estaba realmente bien camuflada.

-Ah, te ayudaré, pequeño... Ya te dije que no debes hacer esfuerzos en un tiempo...

Se acercó a la palanca y la sujetó. Sí, hacía falta fuerza, pero para él no representaba problema alguno. La hizo descender con rapidez y sonrió a Ikuto.

Se acercó a él y le quitó la antorcha, llevándola él mientras acariciaba el cabello de Ikuto con gesto protector.

-Tú sólo guíame. Yo llevaré la antorcha.

Sonrió e hizo ademán de internarse en la oscuridad.

Le siguió con aquella sonrisa que ya parecía habitual. Se tomó la libertad de abrir él mismo la puerta, echando un vistazo dentro. La habitación tenía paredes de piedra y parecía segura, al igual que la puerta.

-Es perfecta. Mandaré a un par de contactos para que traigan una nueva cerradura y armas... puedes guardarlas aquí abajo, por si hace falta...

Se quedó pensativo un instante.

-Ah, y deberías instalar un teléfono... por si te ocultas de un atacante y necesitas avisar a alguien...

*Mirando al hombre , así como el cuarto, sonriendo suavemente se inclinó para poder ofrecerl e una reverencia en agradecimiento.*

-Gracias por todo, señor...en verdad...

*Elevó apenas la mirada para observarle, con un gesto sereno, amable, sonriente.*

Movió la cabeza de un lado a otro, como negando.

-Ah, no me des las gracias... No hace falta...

Se sentía algo aturdido porque alguien le diese un agradecimiento sin ser de forma hipócrita... ¿significaba que de verdad había hecho algo bien?

-Bien, vamos afuera... Tengo que hacer un par de llamadas...

*Volvió a ponerse firmes y caminó a la salida de la habitación, nuevamente siguió aquel camino iluminado por antorchas bien ubicadas, hasta la salida nuevamente a la mansión de su Lord, sabiendo que el le seguría, caminó a donde la sala de estar, donde había un teléfono sobre una pequeña mesa, volviéndose para ver al hombre.*

-Espero este telefono sea de ayuda...

*Sonrió suavemente, de manera afable.*

Examinó con gesto crítico y después desenchufó el teléfono, bajando de nuevo con él en las manos hasta la habitación. Por fortuna había todo lo necesario, así que le fue relativamente fácil instalarlo, usando sus conocimientos básicos de tecnología... muy simples, cierto, pero le llegaban para hacer eso.

-Bien, así estarás protegido.

*Miro como quitaba el teléfono de su lugar, ingenuo, siguiéndole a la habitación de abajo una vez más, observó como instalaba el medio comunicativo nuevamente, con algo de interes.*

-Vaya...lo hizo tan fácil...increible...

*El no conocía de tecnología, sabía usar los paratos pero no como instalarlos o armarlos, volvió la azulada visión a donde el hombre nuevamente, escuchando lo que decía atento.*

-Gracias...aunque, si llamo a la policía o algo así y llegan...interrogarán que donde esta mi Lord y pues...dudo que me crean si les digo que se fue...me verán sospechoso...¿No?...

*Su gesto volvió a ser algo curioso, pues no sabía si lo que decía podía pasar o no.*