Campamento [Kiba]

Negó repetidas veces con la cabeza ante sus propios pensamientos. Tenía que ser una completa incoherencia, algo que solo había sido producto de su imaginación, un pensamiento sin sentido. Pero... ¿Y si era cierto? ¿Y si en verdad... tenía vida dentro de sí?

Se llevó ambas manos a las mejillas que estaban rojas de la verguenza, y casi temblando, inquirió.
-¿Y-Y si no me había da-dado cuenta? ¿Q-Qué tal si fue po-porque nunca lo intenté?

Un silencio total hizo repique ente la conversación de ambos, cuando el vampiro, mirándole lfijamente se mantuvo en afonía. Trató de buscar entre todos sus haberes y enciclopedias mentales que noches enteras había pasado leyendo e incluso memorias recientes sobre la isla, en la que sin duda, había visto darse la situación una y otra vez.

-Bueno...-Se aclaró la voz y pasó saliva. Definitivamente no era una magnífica noticia, dado las circunstancias "familiares" que les envolvían. Y en realidad no pensaba que esas viejas brujas (ex-esposa r.i.p y suegra) le hubieran dejado la posibilidad de volver a procrear.

-Tendríamos que...ir al hospital y comprobar esa eventualidad. Remota, remotaeventualidad.- Afirmó con un rostro de shock que por más que intentó no pudo disimular. - ¿Has...sentido algún cambio? Mareos, dolores de cabeza,vomito...etc. Todas esas cosas que salen en la televisión.-

Se abrazó a sus rodilas, atónito, sintiendose...raro. Era extremadamente inusual y extraño pensar en aquello, y más si en su cabeza se representaba con las palabras tan impactantes como "Tendrás hijos de Osten".

Aún así, prefería no asumirlo ni dar nada por hecho aún, prefería ahorrarse el infarto para cuando todo estuviera comprobado.
-N-No... -Le dijo susurrante, con la mirada por el suelo. Si Kiba tuviese cola, de seguro estaría entre las patas.-...No he sentido nada ra-raro.

-Ninguno...-Repitió y se llevó una mano a la nuca. Le observó de pies a cabeza a pesar de lo encogido que estaba. -¿Lo ves? Tal vez sólo sea un problema alimenticio.-Le dijo al chico con sonrisa conciliadora, aqunue más para su interlocutor, hacía sido un tranquilizante para sí mismo.

Asintió y le llevó la misma mano al cabello y comenzó a acariciarlo.- Oh, tranquilo, cielo. No pasa nada,verás. Es sólo tu cabecita loca que comienza a hacer conjeturas. -Aseguró, atrayendole a su pecho de nuevo. Claro, el vmapiro no se sentiría tranquilo hasta descubrirlo. No era tan descabellado. Pero sabía que podría significar su "prematura" muerte a manos de las locas que habitaban en su casa.

Aunque un hijo nuevo...no era tan malo ¿o sí? Su mente instantanemente voló a una imagen de infantes con su coloración de cabello, con los ojos enormes como los de Kiba, otros castaños con orbes verdes. -Está bien...vamos a dormir y mañana a primera hora, iremos a comprobar que ésto no es nada.- Aseguró buscándole la boca para un pico rápido, que le relajó todavía más.

A pesar de lo que Osten le decía, esos pensamientos tan perturbadores no dejaban de pasar por su mente, resonando una y otra vez. Imposible, el castaño no podía imaginarse a si mismo cuidando niños, siendo que él mismo era simplemente un adolescente, un inmaduro juguetón e infantil. Bueno, al menos pensar que Osten estaría con él en todo momento, o eso se suponía, lo tranquilizaba.

-S-Si... tal vez tengas razón, pudo haber sido la comida.
Lo cual era una tontería. En su memoria, las últimas comidas que recordaba eran la sangre del vampiro y una que otra golosina, cosa que lo hacía pensar que no habían posibilidades de que eso le hiciera mal, ya que dichos 'bocadillos' estaban muy distanciados respecto al tiempo unos de otros.

...Luego del beso, entrecerró los ojos y, tras un extenso suspiro, se acurrucó contra el pecho ajeno, aún sintiendose bastante 'shockeado' por la noticia que él mismo se había dado.
-Aunque no creo poder dormir...
Murmuró intranquilo... Solo comenzar a divagar por su mente y pensar en Pandora y "la abuela" le ponía los pelos de punta.

-Lo fue..-Susurró, acariciándole la cabeza repetidas veces.

No podría domir, era un hecho. Al menos no por cuenta propia, hasta que el Sol le mandara al letargo forsozo de los vampiros. Analizó todas las posibles situaciones, y de nuevo estás se resumieron en 2: O Kiba estaba pasado de peso (cosa que era imposible, dada su edad y tremenda hiperactividad) o estaba...¿embarazado?

Caviló la segunda largo rato, debieron haber sido dos horas o más, mientras el cielo a lo lejos se aclaraba encima del lago. Claro, tenía muchos más contras que pros, pero, tampoco era del todo malo, el único riesgo real era que le descuartizaran sus 2 adoradas damitas. Pensó con sarcasmo antes de que los destellos lejanos le hicieran de somnífero.

Contrariando a sus pensamientos y deducciones, no tardó en dormirse. Había sido bastante desgaste durante y estres esa noche, normalmente el cansancio lo venció e hizo caer en sueños junto al vampiro. Aunque apenas al amanecer, cuando el sol comenzó a salir, el castaño se despertó. Aún no se había acostumbrado a dormir todo el día ya que sus hábitos eran normalmente diurnos, por lo que dormía bastante poco en realidad; una parte de la mañana, luego se levantaba, salia de la mansión a pasear o vagabundear por ahí, y regresaba antes del atardecer para dormir un poco más y levantarse al caer la noche junto a Osten. De todas maneras, Kiba ya sabía que el mayor estaba enterado de eso, por lo que no le preocupaba.

Al abrir los ojos, notó que el vampiro dormía, naturalmente debido a que estaba amaneciendo. Pero esta vez no se levantó. Decidió quedarse allí sentado sobre el cesped, meditando sobre algunas cosas de lo que habían hablado antes.

La egolatría que le había llevado a hacerse de una cama sobre la cual dormir, tambien le había llevado con desgracia a desacostumbrarse a la dureza de un ataúd y en este caso: del suelo.

Cuando sus sentidos comenzaron a despertar, trás un rato de aparecerse el crepúsculo, todos sus músculos y articulaciones comenzaron a quejarse con el vampiro, quien en cambio lo primero que hizo fue asegurarse (como todas las noches) de la presencia del licáno a su lado.

Lo aferró cuando sus manos cobraron fuerzas y se inclinó a su cabello. -¿Dormiste? - Seguramente no. Se recordó, cuando regresó a la cuenta de las dudas que habían surgido la noche anterior. Un quejido se quedó en su garganta, que luego se convirtió en suspiro y se incorporó, acomodándose el cabello.- ¿Quieres volver a casa, Kiba?-

Al ser aferrado por el vampiro, se dejó caer como una bolsa de arena a su lado, con una expresión bastante calma tomando en cuenta el berrinche que había hecho en la noche anterior.
-...Si, un poco.
Le respondió tras un breve silencio, como volviendo en sí. Posteriormente ladeó un poco la cabeza y deposito un suave beso en la mejilla ajena, cerrando los ojos luego. No se lo veía tan enérgico y contento como siempre, más bien, en el tono en el que hablaba se podía notar un deje de angustia.

Al oír la última pregunta, con la mirada baja ladeó la cabeza, entreabriendo los ojos.
-No. -Susurró, abrazandose al mayor- ...¿Es posible que vayamos ahora al hospital?

- ¿Al hospital? - Le miró con sorpresa respondiendo al abrazo mientras le recogía despacio del piso. Primero asintió con la cabeza antes de articular cualquier palabra. -Si lo prefieres, está bien.-

Le contestó besando la otra mejilla y colocandole a un lado se puso de pie para extenderle la mano luego. La verdad, no le hubiera gustado ir tan rápido y depronto al hospital, la posibilidad de que aquello fuera posible era...ni siquiera podía encontrar uan palabra que lo describiera.

- Ni siquiera nos hemos duchado.-Le dijo revolviendole el cabello, aunque posiblemente fuera una excusa tonta que el licáno ni tomara en cuenta en esos momentos. Le tomó de la mano y fueron rumbo a la carretera, donde se hallaba el carro. Le dejó entrar primero y al cerrar la puerta le miró con desconcierto.

-¿Y has pensado qué pasará en caso de que "eso" sea cierto? - LE cuestionó rodeándole con un brazo.

Quería apresurarse. Necesitaba saber si sus deducciones eran ciertas, pues no podría estar tranquilo hasta poder averiguarlo. Entró al vehículo y de nuevo se abrazó al vampiro, bastante nervioso, aunque aparentando no estarlo tanto.
-No importa, necesito saber, ¿Si?.
Insistió, con palabras firmes y decidido, bajando la mirada. Luego escuchó la otra pregunta cosa que tardó un poco en responder, quedándose un momento en silencio pensando en lo que probablemente pasaría. Conociéndose, era fácil deducir sus reacciónes, cosa que explicó en un tono calmo y bastante maduro.
-Probablemente entraría en shock, luego negación, crisis emocional, gritos, berrinches y demás... supongo que lo aceptaría... luego de todo eso.
Comentó "con calma", negando levemente con la cabeza. Comenzaba a pensar que, casi seguro, el vampiro la pasará peor que él teniendo que soportarlo.

- Sí.- Le dio por su lado, sonriente aunque no por ello tan decidido como el otro parecía estarlo.

- No está tan mal...-Le dijo palpándole la cabeza al escucharle hablar. No estaba tan mal, tomando en cuenta que él mismo podría sufrir un infarto si salía positivo.

Suspiró tratando de guardar la calma, ya que el otro lo hacía, no podeía ser inmaduro y ponerse a gritar como tantas ganas tenía de hacerlo. El resto del vieje pasó tranquilo, el cohe iba lento y pronto las luces de la ciudad comenzaron a verse en el camino. Pidó al chofer que les dejara en el hospital.

-Aún creo que debimos ir primero a casa...-

Pensativo y aún abrazandose al mayor, negó nuevamente con la cabeza. En realidad ya comenzaba a desesperarse.
-¡N-No! Osteeen~ por favor, porfa, vamos al hospital... me dará un ataque si no lo sabemos pronto.
Le rogó, ahora ya bastante más infantil, al ver que se acercaban a la ciudad. En parte tenía un miedo tremendo, temía que el análisis saliera positivo; pero por otro lado estaba impaciente por saber.