Paseito~ 2.0 [Kiba]

- ¿Mi columna?

Dió un respingo abriendo los ojos y frunciendo luego el seño.

- Ooh...suena como lo más maravilloso que he esperado en mi vida!

Dijo sarcastico alejandose del niño loco que tenía por esclavo y miró por la ventana las luces que delataban lo cerca que estaban.

Cada vez que se alejaba él se le apegaba un poco más.
-Es una sensación increíble.
Agregó emocionado, sonriendo de lado a lado al ver el esplendor del lugar.

- Ah...ja ja...no lo creo ^^U

Rió nervioso, acorralado en una esquina del auto.

- Oh mira, ya llegamos...si, que emoción ó.ò

Dijo aclarandose la voz cuando se giró para abrir la puerta y que ambos salieran al enorme lugar, del que aúne stando fuera se oína los gritos de los asistentes, además de que las enormes luces de repenten le enceguecían, lo que le hacía sonreir.

Jajajaja~!! Siii~!!
-Salió corriendo del auto como un torpedo, observando alucinado todo el lugar.
Vamos a ese! No, a ese!! A eseee~!!
-Gritaba como loco, señalando todos los juegos.

- Jaja nooo...si no decides no subimos a ninguno...

Se quitó la gabardina que dejó dentro del auto y siguió al chico que brincaba por todos lados y se mantenía de él a prudente distacia, mirandole con una sonrisa distraída mientras seguían avanzando.

- ¿Dónde estara la montaña rusa? Suabmos primero a e...sa......

Apenas pudo notar el piso mojado a sus pies cuando una ráfaga de agua les empapara a ambos proveniente de un juego acuatico que aunque se encontraba a distancia de igual forma mojaba al que pasara su alrededor.

Ignorando la humedad de su ropa, lo tomó de la manga de su camisa y comenzó a corretear por todas partes buscando a la anciada montaña rusa, arrastrandolo de la ropa lo más fuerte que podía.
-¡¡Allá está!!
Exclamó enérgico, dejando de correr y observando el majestuoso juego con los ojos brillantes.

El cloro se le había metido a los ojos y temía en cualquier momento rodar al piso y mientras el otro le jalaba, iba a tientas acomodandose el cabello.

- Ok ok...

Repetía tomandole de la mano, hasta llegar al gigantesco armatoste, muchisimo más grande de lo que se imaginaba y miró con espantó las bajadas inmensas de las que caían los carritos con sus emocionados ocupantes.

-...eh...¿esta?...

Se quedó de pie, contemplando el juego, exprimiendose los excesos de agua de las mangas y a pesar de que temía por su vida pagó dos boletos y volvió con el pequeño.

- ¿Seguro? - - aah, bien...elíge los asientos...

Ancioso por subirse, lo observó comprar los boletos, y al regresar se acercó con rapidez a la última fila de carros.
-¡Los dos últimos!
Dijo infantilmente, corriendo a sentarse en donde había indicado.

Afortunadamente para su integridad y salud mental no había elegido los primeros dos. Agradeció al cielo por elloy le siguió sonriente y a unos cuantos pasos detrás del chico.
Con algo de dificultad subió en uno de los estrechos asientos, encontrandose con tan solo un cinturoncito y una delgada barra metálica.

- ¿Y...solo con esto piensan que nos saldremos expulsados de esta cosa?

Preguntó en voz alta a si mismo, mientras tocaba el cinturoncito y suspiraba con una gota en la sien.

Asintió con la cabeza, acomodandose el cinturon y bajando la barra metálica.
-¿Sabes? Estos dos asientos son los mejores porque al final de cada vuelta saltan mucho y dan más coleadas que los primeros.
Con suma inocencia quiso informarle, mirando hacia abajo.
-Y si los dos primeros se quedan de repente en algun lugar nosotros saldremos volando muuuuuy~ lejos =3

- Eso...no es cierto!

Le alegó rapidamente sosteniendose del fierro al frente de ellos casi hasta con las uñas. Arqueando la ceja ante los cometarios aterradores que decía el otro. Viendo hacia abajo apenas de reojo. Cerrando los ojos luego cuando sintió que todos los colores se le bajaran hasta los pies.

- No pasa nada....no pasa nada....

Se repitió a si mismo en mantra, respirando lentamente y odiando con toda su alma, al menor a su lado. ¡Ja, Poner de esa manera en reigo su sagrada existencia!

Mmh~.. Pero no te preocupes, solo hay un.. mmmh... trienta porciento de que eso suceda.
-Aseguró calmado, observando de reojo sus divertidas expresiones, y dejando de vez en cuando escapar unas risillas.

- ¿¡30?! o_o

Bien aferrado del fierro que les "detendría" de salir expulsado de la cosa esa, se hizo hacia atrá el cabello con la otra mano, frunciendo el seño sintiendo que la respiración se le acelaraba.

- Pero eso es...como mucho. Es...es casi la mitad.

Exageró, Aspirando profundamente y decindiendo calmarse. Era un jueguito mecánico nada más. Y el era un vampiro uno con muchos años. Si, nada podía pasarle. Se enderezó mirando al chico y entonces, el seguro metálico se bajó hacia sus piernas, atrapandole ahi y el resto de las llantas comenzando a hacer ruidos de engranaje, anunciando que estaba por comenzar a funcionar.

- Dios o_o

Dió un respingo, pegandose al respaldo y quedandose completamente quieto.

No me digas que tienes miedo..
-Murmuró, apenas audible, sosteniendose impaciente de los costados de su asiento. Apenas el juego comenzó a funcionar, esa sonrisa que tenía era tan grande que casi se la salía del rostro.

- Claro que no...

Aseguró, para si mismo, evitando mirar hacia abajo, solo al frente.

- Pero no quiero...terminar en cachitos...y tus ideas simpre son malas...

Cerró los ojos de nuevo aferrandose de donde le era posible, cuando finalmente el vor´gine armatoste comenzó a funcionar.

Lentamente subía, mientras se oían los suaves chillidos de las personas que temian el momento en el que llegaran hasta arriba.
-Yo te dije que si no querias lo dijeras.
Reprochó en voz baja, tras una risilla burlona.

Ignoró el comentario del otro cuando se percato de que trás unos cuantas vueltas agresivas, terminaron elevandose, con aterradores crujidos que le hacían imaginar que en cualquier momento los fierros se vencerían. Y sin embargo la cosas esa seguia subiendo y subiendo...tan lento que parecía eterno.

- Dios mío...estas cosas no eran tan altas...por Dios...

Dijo con ojos cerrados, sudando frio y sin más remedio abrazandose al frente del carrito que les llevaba, cuando en una muestra más de tortura el auto se quedó frenado cuando llegaron a lacúpide d ela montaña.

Dejó escapar más de esas risas infantiles, observando sumamente tranquilo sus actos. Ya estaba acostumbrado a ese tipo de juegos, por lo que no se preocupaba en lo absoluto.
-Ya deja de decir "Dios, Dios, Dios".. Se enojará contigo y hará que nos caigamos.
Amenazó más que divertido, viendo hacia abajo en el momento en el que el juego dejó de andar.

- Pero no me quiero morir aún....

Recalcó con voz ahogada, cuando sin esperarlo la fila de carritos comenzarón a descender con suma velocidad la empinada pendiente. El grito se le ahogó, ya que la sensación de que sus inservibles órganos se le salían por la boca fue más grande. Le apretó al menor una mano y con la otra se sostuvo del costado del armatoste, manteniendo los jos cerrados con cada brinco brusco y vuelta cerrada que el juego daba.

-Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh~!!!
Gritó simplemente por diversión junto a las demás personas de adelante, alsando una de sus manos y sosteniendo con fuerza la ajena con la que le sobraba.
Daba múltiples volteretas en esos rulos de carrusel, y subía y bajaba a toda velocidad.

- Noooooo~

Chilló en voz baja, cubriendose la cara con la mano restante, mientras su hermoso cuerpecito se zarandeaba con cada voltereta del mal y bajada demoniaca.

Hasta que gracias a obra divina el auto se detuvo de golpe donde empezó.

Owwwwh~.. Otra vuelta, otraa!
-Exclamó contento, subiendo ese fierro que los apresaba, y quitandose el cinturón. Lo miró sonrosado, sonriendole alegremente.
¿Te gustó? ^w^

Agradeciendo a todas las diosas que hubiera llegado a su fin, se llevó amabas manos al pecho, recupreando su agitada respiración, mirandole con la ceja arqueada.

- Experiencia inolvidable....

Se pusó de pie, relajandose. Tal vez no había sido taaaan malo. Pero de cualquiero forma, había sido espantoso.

- ¿Y ahora? o.o

No lo se, ¿A cual subimos?
-Le preguntó, bajandose de la montaña aún igual de hiperativo que antes, tambaleandose de tanto en tanto.

Suspiró tocandose los brazos y pecho, asegurandose de estar entero y lesiguió el paso al chico, sosteniendolo de un hombro.

- Hmm...

Miró todos los que le quedaban cerca, todos se veían igual de inseguros así que no tenía demasiada opción. Y si elegía la feliz Rueda de la Fortuna o los caballitos, el otro le diría que no.

- Ese de ahí...

Y al azar le señaló un juego con figura de martillo, quedaba vueltas rápidas poniendolos a todos de cabeza.