De vuelta a Casa [Kiba]

Con solo un ojo abierto observaba sus acciones. Sonrojado, pero por suerte no se noraba debajo de la sangre que lo cubria.
Bastante.
Le respondió apenas con un hilo de voz, ladeando un poco la cabeza, cuando una sonrisita infantil se dibujo en su rostro.
Si no me hubieras hablado de los fantasmas..
Murmuró.

- Hmm...si no te hubieras metido a empapar mis sábanas...

Le repitió en el mismo tono, aprovechando que movía la cabeza para limpiar cerca de sus oídos y el cuello con el que tuvo cuidado de no apretar y lastimarse o empezaría a gritar enojado y reclamando. Pasó al otro lado de la cara y se hinco poco a poco para pasar a los hombros y el pecho, hacinedo un esfuerzo por contener su propio sueño y no quedarse ahi dormido.

- Crees que tarde mucho en sanar? O prefieres que te cosa? ó.ò

Le preguntó en voz baja, limpiando el agua en la bandeja de agua y pasandolo cerca de la herida con suma delicadeza, apenado de ver a los costados las propias marcas de sus dientes.

Sano bastante rápido, por fortuna.
-Dijo frunciendo el ceño al sentir que le pasaba el trapo cerca de las heridas.
Pero, la proxima vez intenta controlarte un poco, si?... Al menos me hubieras dejado sentarme. Ahora me duele la espalda por culpa de esas escaleras.
-Reprochó de nuevo, pasandose la mano por la frente.

- Como digas...

Remojó de nuevo el trapo, y prosiguió hasta las piernas y le miró son desgrado desde abajo.

- Hmm...lo siento, pero no exageres...apenas si fue un momentito

Se talló los ojos con el empeine de la mano aguantandose un bostezo y se puso de pie dejando el trapo en la palangana con el agua, y aún aunque el otro le dijera que había sanado sacó de entre sus cosas un pequeño parche y cinta.

- Si no quieres que te cosa...dejame ponerte esto, se te ve muy asqueroso eso de ahí, eso te psas por no fijarte...ja! y el impulsivo soy yo...

Callate ya..
-Dijo somnoliento, sentandose con mucha dificultad y adolorido. Si bien no tenía un cuerpo como el de un guapo actor de cine, tampoco era una cosa amorfa y fea (y asi te estoy dejando en claro que no es un niño feo XD!! )...
Se dispuso a dejar que le pusiera esas vendas, o lo que fuera..

- Ah, ni porque estas herido...dejas de reclamar tanto...de donde sacas las energías? - -

Le reclamó por su parte, apretando las cintas por los lados y le miró con la cabeza ladeada apoyando la cabeza en el respaldo del sofá.

- Miralo que haces...por tu culpa no tengo donde dormir =_= baka~

(Jajaja, lo sé muy bien, siempre me ha parecido un niño encantador <3)

Por tu culpa estoy todo sucio...de nuevo...lastimado, y no tengo de donde dormir ya que yo dormia contigo..
-Musitó ladeando la cabeza. Quería ducharse otra vez, pero tendria que sacarse todas las vendas y ademas le arderian las heridas, asi que mejor se quedaba asi.

- Si todo empezó por ti...ni reclames

Le recordó dormitando, mientras la cabeza se le iba de lado.

- Puedes...ir a donde quieras...

Bostezó de nuevo, manteniendose a duras penas medio despierto.

- Debe ser...una...hm...linda...mañana...

Y los ojos se le cerraron, quedandose compeltamente dormido.

A donde quiera?... Bueno, mi casa es el numero uno de esa lista pero... Recorreré este lugar.
-Practicamente se hablaba a si mismo, ya que el mayor dormia como un bebé, ya sin poder prestarle atención.
Se levantó, intentando no quejarse por el dolor que sentía, y lo tomó sin demaciada dificultad gracias a su fuerza por ser un lycano... Lo llevó a otro sofá, viendo que no le diera el sol.
Abrió la puerta, y se marcho hacia los pasillos.

Se acomodó en el mullido sofá, abrazandose a un cojín auqnue extrañado por la lejanía del cálido cuerpecito al que se había acostumbrado los últimos días. Suspiró perdiendose en el suelo, las próximas horas hasta la noche de nuevo.



La Casa en general era tranquila, sin lugar a dudas era mucho más hermosa y alegre de lo que pudiera parecer de noche. Los sirvientes que eran bastantes y que Osten solo compraba por ocio, se paseaban como dueños de la casa durante el día. Conversaban y jugaban entre ellos, sin descuidar sus deberes, encendían la radi; los montones de jaulas con las aves amenizaban aún más el lugar con sus cantos, la fuente funcionaba por la mañana y el aroma a comida inundaba de igual manera los pasillos del palacio.

Y asi era en verdad, le resultaba un lugar muy hermoso. De noche era simplemente aterrador, pero ahora vagaría sin miedo a nada, mientras el sol iluminara sus pasos.
-Vaaayaa~...
Murmuró atónito al abrir una de las tantas puertas. Parecía como si la habitacion no hubiese sido visitada hacía siglos. Todo el espacio parecía poco siendo adornado con esas grandes telas de araña y el polvo que cubria los viejos muebles... Mas el asunto se ponía aburrido, sin alguien a quien molestar mientras se paseaba por allí.

Estaba al apogeo de su plácido sueño, quieto cual muerto pero desncasandose del leve ajetreo que había terminado por arrullarlo. Mientras arriba, en la casa, un par de sirvientes varones sacaron el colchón y las sabanas sucias ademas de comenzar a trapear el encharcado piso por la salida tan estrepitosa del chico. Uno de las mucamas que llevaban las sabanas amontonadas entre brazos se detuvo a la vista del chico, hablandole en voz baja.

- Hey! shtt!...no deberían entrar a esa habitación, el amo se enojara si ve alguna de las cosas de srita. Pandora fuera de lugar...¿Porqué no mejor vas a darle de comer a las aves o lees un libro...tambien oí que tocabas un instrumento?

Casi le da un infarto al oír que alguien le hablaba de esa manera. ¿Quién tenia el valor para interrumpir una de sus excurciones?
Ladeó la cabeza, divisando serio a la persona dueña de aquella voz.
-Ya, ya.. Lo siento ¿está bien? Uish, ¿porqué son tan extrictos aquí?
Reprochó, saliendo inmediatamente de la habitación. Pero...¿quién era esa "Pandora" de quien habló la mucama?...No tenía demaciadas ganas de pensar, asi que bajó las escaleras y llegó al patio, para comenzar a caminar al rededor de las jaulas.

- Jaja, para nada...

Rió la humana siguiendo su camino al cuarto de lavado dejando al más reciente esclavo en la mansíon. Aunque no lo pareciera mucho. Afuera las jaulas estaban alineadas, las aves se paseaban entre sus rejitas canturreando y reaccionando nerviosas a la presencia del extraño.

Por su parte, afortunadamente para su persona, la mañana había trancurrido rápido ya casi era de tarde, un par de horas más y el sol habría bajado lo suficiente para que pudiese salir...¿a oir más reclamos? Ah ojala estuviera el menor de mejor humor para cuando despertara.

Oh, que deliciosos se veían todos esos pájaros revoloteando a su disposición. Pero no, debía contenerse para no ser como el vampiro.
Aunque... De seguro no se daría cuenta si faltara tan solo uno, y además hacia rato que no cazaba como a el le gustaba.
¿Qué podia perder?.
Abrió una jaula sin pensarlo más, en ese momento su plan falló: No solo salió uno, si no que todos se avalanzaron sobre la puerta para salir al mismo tiempo, y volaron fugazmente.
Al borde de la histeria y la desesperación, miraba pálido y desconcertado como algunos pájaros iban hacia adentro de la mansión.

Los jardineros tardaron en reaccionar, de no ser por el escandalo de aleteos que acusaron todo el jardín. Miraron con furia al inquieto niño y corrieron a lanzarles trapos para devolverlos a sus jaulas sin embargo varios se perdieron trás el enrejado escapando a la libertad, mientras dentro en los pasillos de la casa las sirivnetas intentaban hacer lo mismo, pero temiendo hacerlo con más ganas por temor a arruinar las porcelanas y demás cristalería, las cuales interferian en su tarea. Corriendo y gritando, ofreciendo al chico una de las sábanas para que ayudara con su desastre.

Tomó una sábana, mas con el deceo de huir al igual de los pájaros. No podía imaginarse el griterío que seria cuando el mayor despertara.
Movía la sábana con rapidez, sin ningún resultado positivo, ya que las aves huían agilmente de él.
Cuando de pronto, escuchó un sonido no demaciado placentero:...Había tirado un caro y fino jarrón por accidente...

Tanto escandalo, ía pisadas paresuradas corretearen el piso de arriba, gritos y expresiones en voz alta y uno que otro golpe contra la pared, prefirió ignorarlos; pero el colmo fue cuando escuchó el sonido tan especial de la porcelana al caer y hacerse añicos contra el piso. Se levantó de golpe con cara adormilada y ojos entre abiertos mirando en vano a su alrededor. Murmurando entre dientes se puso de pie del sofá avanzando a paso lento hasta su puerta, cuando la abrió un par de aves le rozaron la cabeza cuando entraron al estudio, lo que le hizo abrir los ojos como platos cuando miró todo el salón con aves escapando de las sábanas de los sirvientes y su jarrón chino -o lo que quedaba de el- en el piso...y a nada màs y nada menos que a Kiba a su lado.

- ....Q-Qué...hiciste?

Apenas pronuncio con rostro de trauma, deseando ene l fondo de su alma que fuera parte de sus sueños y aún estar durmiendo.

La situación ya era una pesadilla enrealidad... Al oir la voz del vampiro a su lado se congeló, apenas pudo ladear la cabeza para mirarlo de reojo. Ya no podía escaparse, y su mente estaba paralizada como para inventar alguna excusa.
Y-Yo... estooo~...
Fué cuando una lamparita provicional se prendió sobre su cabeza.
U-Una de tus sirvientas dejó salir a los pájaros y... y... y yo solo intentaba atraparlos cuando... me empujó y rompi el jarron por accidente..

Escuchandole a medias observó con desgracias las aves que revoleteaban en los techos, se posaban en los sillones y la chimenea y picoteaban las macetas colgantes.

- Una sirvienta?

Le preguntó perspicaz no creyendole ni un poco, sabían muy bien, todos en la casa que las aves eran intocables y cuando se trataba de lavar las jaulas, eran de las pocas cosas que el hacía por si mismo.

- Me dirás quien de ellas

Ordenó agachandose a tomar un pedazo de porcelana con la ceja arqueada, acusandole con la mirada.

- Cielos...mira nada más...

El problema era.. ¿A quién acusaría?. Todos escepto el eran inocentes, y si bien no era un niñito angelical, iba a sentir un grandisimo cargo de conciencia su culpaba a otro... Aunque ese no fuera un buen momento para ser buen precisamente.
-Yo no... no recuerdo..
Se excusó de nuevo, sonrojandose de la verguenza.

- Ah no...?

Se talló los ojos mirando la inevitable realidad mientras los sirvientes yacían quietos mirando al pequeño con odio al insinuar que había sido uno de ellos. Suspiró, rascando el cuello del único halcón que tenía y que hacía tiempo le habían obsequiado. Y volteó a mirar a Kiba con furia tomando un repsiro antes de comenzar a hablar.

-Si serás inepto! Escuchame bien, a ver como le haces para capturar de vuelta a mis aves! Dios santo no quiero ni siquiera imaginar cuantas se habrán escapado ¿Y cómo esque piensas pagar eso, eh?...¡ah!, de haber sabido, te habría encerrado el resto del día en el estudio... y más te vale que mi colchón no se haya arruinado, ¡¿oiste?!

Refunfuñó con mala cara después suspirando y poniendo una infantil cara de aflicción mirando el techo.

- Traigan alimento...cuando esten comiendo las atrapan ¿De acuerdo?...y tu!...ni se te ocurra acercarte ò.ó

Sus ojos se cubrieron de lágrimas que decidió contener por el momento. ¿Qué iba a hacer ahora? Se sentía sumamente culpable, y más por no hacerse responsable de sus actos.
Solo se dió la media vuelta, y caminó hasta salir al patio de nuevo. Saltó a uno de los grandes árboles que allí había, y ya no pudo contener su tristeza, comenzando a sollozar sin parar.

( ;//; )

- Podrían apurarse?!

Exclamó exasperado a los que en ese momento le parecieron la spersonas más lentas del universo, mientras el saten de sus cortinas, la lana en sus sillones, el roble de sus muebles y el oro en sus jarrones era picoteado y ensuciado por sus aves a las que adoraba de la misma manera que observaba con horror se desplumabacon cada vez que intentaban atraparlas entre las sábanas.

Se tomó la cabeza con las manos haciendo bilis, cuando giró la cabeza para seguir riñendo al jovencito que para su sorpresa eprendía graciosa huída aunque a paso bastante lento. Hartó y terriblemente conmocionado por la escena en su casa le siguió hasta el arbol donde trepó con agilidad y se quedó ahí, mirandole con expresión culpable que no pudo ni siquiera disimular.

¿N-No puedes dejarme solo ahora?..
-Le dijo tras un sollozo, pues al levantar la mirada dolido, se encontró con el vampiro en frente suyo.
Ya se que me odias... Y que soy un inútil. Todos lo saben.
-Murmuraba con la voz partida y temblorosa, que no quería salir. Nuevamente bajó la mirada, enfurecido consigo mismo, y a la vez compadeciendose.