Perdiendo vuelo.

De nuevo estaba en los calabozos, esta vez simplemente a manera de visita, para de paso acabar de arreglar con un par de paquetes de droga el asesinato de un hombre bastante bien considerado. Al menos ya había cerrado aquel problemático asunto.
Desde que tenía a Zafir con él, había dejado de acudir con tanta frecuencia para divertirse con los prisioneros... al menos ahora intentaba ser un poco más civilizado. Prácticamente estaba ya en la salida cuando escuchó un revuelo de guardias y divisó una mancha blanca que pasaba a su lado. Se fijó mejor y se dio cuenta de que era un jovencito... ¿con alas? Ah, claro, un ángel. Aquellos idiotas de los guardias parecían dispuestos a cazarle, pero los muy estúpidos no eran capaces. Él estaba bastante bien entrenado por su profesión y, dando un salto en el aire, se aferró a una de las rejas de una ventana alta. Aferró las alas del chico y cayó ágilmente en el suelo, con el ángel aún sujeto.
-Toda una lástima, preciosidad... Estabas a apenas diez metros de la salida...

*Volteó...los guardias seguían tras de el, cerró sus ojos al sentir una luz, quizás era la salida, por fin...más espacio, podría alejarse y liberarse de los perseguidores así.
Pero no fue como lo pensó, la luz le cegó y no le permitió ver una figura en una ...reja...que le sujeto las alas, ante esto ya no pudo aletear, sintió un agudo dolor en la espalda, por las miasmas alas que eran sujetas, un halòn y luego, lo único que vio fue un rostro, un hombre le había atrapado, estaba confundido, no parecía ser un guardia, entonces..¿por qué lo había atrapado?.
Nervioso, intentó llevar sus manos a su espalda para tratar de safarse.*

-¿Pero qué?...por favor, suelteme...me estan siguiendo y no quiero estar aquí...por favor...

El tacto de las plumas de aquellas alas le estaba gustando más de lo que esperaba. Nunca había tocado un ángel, pero se veía tan puro e inocente que estaba empezando a reconsiderar su postura acerca de quedarse esa noche en los calabozos.
Los guardias se acercaron a Jacob, agradeciendo la captura, pero el vampiro les ahuyentó con un gesto muy poco amable, para después ver al pequeño ángel.
-Ah, es muy natural que te sigan... Veamos, has intentado escaparte... ¿sabes lo que significa eso?
Le miró con los ojos brillantes, y una expresión bastante siniestra.
-Significa que necesitas que alguien te enseñe a obedecer, angelito. Así que espero que me des una muy buena razón para que no te arranque las alas aquí mismo. ¿Por qué estás aquí, preciosidad?
Hablaba con un tono a medio camino entre la burla y la crueldad, en tanto arrastraba al chico a uno de los sótanos.

*Trataba de mover sus alas, de liberarlas del agarre de ese hombre, pero no lo conseguía.
Apneas volteó para ver al Vampito, escuchaba sus palabras atentamente, sobre que estaba escapando.*

-No es verdad...yo...practicaba mi vuelo y termine aquí por error...suelteme por favor...no me gusta que me sujeten las alas...

*Pero la expresión con la que lo miró fue más que suficiente para estremecerse de temor, tenía un mal presentimiento y luego...sintió que era arrastrado, intentaba oponerse, liberarse, no quería seguirle, trataba de no mirarle para no tener más temor, pues el hombre era uno de esos que inspiraban miedo en cualquiera.*

-¿Una razón?...ya dije que solo prácticaba mi vuelo y termine aquí por error...no estoy escapando de nadie...por favor, suelta... mis alas....

*Lo último lo dijo algo dolido, sus alas eran sensibles ciertamente y la forma en que se lo llevaba le hacía poner apenas un pequeño gesto de molestia.
Solo deseaba que le dejase irse, pues tenía que tratar de irse de aquel lugar, esa isla le daba miedo, pues el hombre que le había comprado era malo con el, aveces bueno, era extraño, pero le daba miedo y quería alejarse de todo ese tipo de gente mala que había en la isla.
Solo susurro por lo bajo.*

-Quiero irme de aquí...

Apenas escuchó las palabras del chico, sino que sólo prestó atención a aquel tono de súplica tan excitante para él. Le daba realmente igual lo que dijese. Todos los prisioneros explicaban que eran inocentes y que no merecían estar allí... para Jacob, lo único interesante era hasta qué punto podían resultar poco creíbles y extrañas sus excusas.

Sin miramientos le empujó dentro de aquella habitación oscura y tétrica, sin ventanas, apenas iluminada por la luz de algunas velas. Las paredes estaban 'decoradas' con toda una colección de instrumentos de tortura, además de unos cuantos grilletes para sujetar a los prisioneros.

Jacob soltó las alas del chico, tan sólo para levantarle los brazos y encadenarle, haciendo que colgase del techo de manera que sus pies apenas rozaban el suelo. Sonrió con crueldad y dió una vuelta en torno al angelito, pidiendo perdón mentalmente a Zafir por ese deseo de destruír que le costaba tanto contener.

Tomó el mentón del chico con la mano derecha y le alzó el rostro bruscamente, deleitándose ante su expresión de miedo.

-Ah, ¿estabas volando y por accidente te colaste en los calabozos? Supongo que por eso te perseguían los guardias... Angelito, normalmente se persigue a quien intenta huir, ¿no lo sabías?

Le dio una cachetada suave, al menos para él, dejándole sólo la marca de su mano en la mejilla, pero sin quebrarle el labio ni hacerle sangrar. Eso vendría luego, si era necesario. Se deslizó suavemente tras el muchacho y le rodeó con los brazos, dejando que su aliento se posase en el cuello del ángel.

-¿Vas a decirme la verdad o prefieres que empiece a arrancarte estas bonitas plumas?

*Sintió como le empujaba, pero más sentía el como le obligaba a caminar por tenerle de las alas, como le dolía eso...eran delicadas.
Elevó apenas la mirada para toparse con todos los instrumentos que habían ahí, a loq uen o se guardó un gesto de miedo total.
Quizás por el mismo miedo no se dio cuenta que lo encadenaban y que ahora colgaba, hasta que sintió que le tomaban con poca delicadeza el mentón, mirando al hombre con miedo, tratando de safar su rostro del abarre.
Sus alas se movieron, intentando dejarle volar, pero no duro mucho tiempo pues una cachetada le hizo volver a quedar colgando, bajo su cabeza, solo sintiendo como ahora le rodeaba, así como el frió de su aliento en su cuello, lo cual le hizo estremecerse completamente.
Pero donde ya no pudo más, fue al escuchar aquella pregunta ''¿Vas a decirme la verdad o prefieres que empiece a arrancarte estas bonitas plumas?'', elevó su rostro e intento safarse de las cadenas, alterado.*

-¡No, por favor no!..¡Déjeme, quiero irme de aquí, odio este lugar! ¡Por favor, no!...

Se echó a reír al escuchar sus palabras, oliendo su miedo y disfrutando con él, sintiendo su respiración entrecortada por el temor y su temblor, hasta que le sintió agitarse de aquella forma. Supo que había dado con uno de los mayores terrores del chico.

-Creía que eras un ángel... ¿no te enseñaron que está mal mentir? Te he hecho una pregunta, no para oír tus tontos lloriqueos, sino para obtener una respuesta.

En realidad, era evidente que le gustaban las súplicas y los llantos, pero aquello formaba parte de su peculiar manera de atormentar. Le sujetó del cuello, pareciendo por un momento que iba a apretar con intención de estrangularle, pero dejando caer la mano por su espalda, como si le acariciase. Posó sus dedos en aquellas blancas alas.

-Tú lo has querido.

Aferró una de las plumas y de un brusco tirón la arrancó, probando luego la sangre que se había quedado adherida a la raíz.

-Deliciosa... Jamás había probado sangre de ángel. Estoy convencido de que los mercaderes de esclavos no dejarían pasar a un espécimen tan bonito y exquisito. Eso te coloca en una posición un tanto peligrosa...

Sin más, arrancó otra pluma, arrojándola al suelo junto a la que había quitado antes.

*Se quedó estático al sentir como le sujetaba el cuello, cerró sus ojos cuales estaban cristalinos, retenían lágrimas, pensaba que ese hombre le ahorcaría, pero no fue así. La mano de el se fue a su espalda y se poso en sus alas, se estremeció completamente, volteando rápido apra tratar de verle.*

-¡De...detente!...

*El agudo dolor de la pluma arrancada de raíz le hizo soltar un doloroso grito, su cuerpo se sacudió ante la sensaciónhalaba sus manos, quería safarse y alejarse de el.
Ahora si que no pudo aguantar el llanto, dejó libres las lágrimas de dolor.
Sollozaba, intentaba controlarse, pero no lo lograba, ese hombre ya le estaba infundando no solo miedo...sino terror, y sus palabras...sintió un escalofrió y luego...nuevamente aquel agudo dolor se repitió, una nueva pluma fue arrancada de sus alas, nuevamente emanó otro grito, su cuerpo volvió a estremecerse, y sus alas...mostraban temblor.*

-¡Bas...basta por favor!...duele...duele...duele...

Se maravilló al contemplar aquella reacción tan intensa. Apenas le había arrancado dos plumas, y lloraba de esa manera, con esos gritos. Bien, mucho mejor, más música para los oídos del vampiro. Sin embargo, decidió no arrancarle otra pluma en un tiempo, porque acabaría aburriéndose de los mismos gritos y sabía que no tendría el mismo efecto si no lo sorprendía.

-Eres muy delicado... Delicioso, tus reacciones al dolor son exquisitas,

De nuevo pasó las manos por el cuello del muchacho, acariciando la piel suave, imaginando el flujo de sangre en las venas, ahora acelerado a causa del miedo. Aún pese a que el ángel apenas tocaba el suelo, debido a su altura Jacob podía manejar su cuerpo más o menos fácilmente, sin necesidad de estirare ni nada semejante.

Le echó la cabeza hacia atrás y con una de sus afiladas uñas abrió un fino corte en el hombro, lamiéndolo luego con su saliva, aquella saliva que tanto podía curar como causar una quemazón intensa... en este caso la segunda opción.

-Creo que al fin y al cabo no ha sido tan mala idea quedarme. Después tendré que llevarte de vuelta con tu amo... y para entonces ya no tendrás ningún deseo de huir, ¿verdad? ¿Vas a ser un buen chico?

Aferró una de las plumas, tirando suavemente sin arrancarla, esperando su respuesta para decidirse... aunque en realidad sabía que, dijera lo que dijese, acabaría por tirar hasta separarla del cuerpo tembloroso.

*Sollozaba...intentaba controlar ese flujo de lágrimas, pero le era imposible, elhombre tras de el le hacía estremecer, y cuando le halo la cabeza hacía atras, tembló, intento safar sus manos, solo termino por apretar sus puños.*

-De...ja...aaaghh...

*Sintió la uña pasar por su hombro, auqneu fuese fino el corte le dolía, era como un ardor agudo. De pronto ya no solo era ardor, sengía que su piel se quemaba, más en el área donde había sido lamido por el vampiro.
Su cuerpo se retorció,ladeó su cabeza a donde sentía aquel agudo dolor, como si con la presión de su propia cabeza pudiese detener esa sensación, emanaba leves quejidos, mientras el llanto con más razón seguía brotando de sus cristalinos y celestes ojos.*

-Aggh...ya...deten...detenlo...duele...por favor...

*Sus alas que temblaban quedaron estaticas al sentir que le volvía a tomar una pluma, el tiron le estremecio, intento alejarse de el pero no podía, apenas se pudo armar de ¿Valor? para voltear a verlo.
Lloraba y temblaba, le daba pánico que el hombre acabará con el, le dolía aquella pequeña zona de donde halaba, sabía que sus plumas no tardaban en crecer, seguro las dos anteriores que le arrancó habían crecido nuevamente, lo que lo tenía aterrorizado era el dolor que sentía cuando eran arrancadas, no pudo contestar...aunque intentó, el miedo lo estaba dejando callado.*

Acababa de olvidar todo lo que pudiese parecerse a la piedad o a la compasión. Tener a aquel ángel allí era mejo de lo que se esperaba. Le gustaba la piel pálida, más ver como se estremecía, así como las bonitas alas cubiertas de plumas. Observó que crecían rápidamente otras nuevas de donde las había arrancado, y sin pensarlo demasiado retiró otra.

-¿Has pensado que podría pasarme horas enteras haciendo esto sin que perdieses todas tus plumas? Pero eso es demasiado aburrido, ¿no te parece?

Utilizó un tono burlón, desagradable, sacando su faceta más oscura y cruel, que tampoco le era demasiado difícil enseñar... en el fondo, él era alguien bastante desagradable excepto con contadas personas.

-Ya sé que duele... Pero tú eres un crío insolente que se niega a decirme la verdad. Mientras no obdezcas, creo que no tendré ninguna clase de piedad.

De nuevo hundió una uña en el hombro, y poco a poco realizó un corte hasta prácticamente la mitad de la espalda, lamiendo la herida. Deslizó su dedo todavía manchado de sangre por el rostro del chico, poniéndose ahora frente a él.

-¿Te gustaría que te marcase esa cara tan bonita que tienes?

Apoyó peligrosamente la afilada uña en una de las mejillas.

*Otra pluma se perdío, sustituida por una nueva en poco tiempo, su cuerpo se estremecio mostrando temblor, así como un quejido doloroso, llorando.
Apreto sus manos fuertemente al sentir como la uña del hombre se deslizaba en su hombro hasta su espalda, el agudo dolor lo invadió nuevamente, estremeciendose, sacudiendose, quería liberarse, pero el querer no le bastaba en esa situación.
Sus alas temblaban, como si estas tuviesen miedo igual, su gesto era uno de shock hasta que sintió amenazante la uña de el hombre en su mejilla, mirandole, con terror.*

-N...no...por...favor...

*Resignado, pensando que quizás el hombre le dejaría, pensando que quizás este tendría piedad, hablo.*

-El hombre...que...me compró...a veces...es bueno...pero en otras...es......es un monstruo...no quiero vivir así...atormentado...por favor...solo quiero irme...quería aprender a volar bien para poder alejarme de ese hombre malo...por favor...

*Elevó apenas su mirada, buscando algo de piedad en la mirada del hombre, atemorizado, temblando, solo sitiendo la amenazaz de su uña en su rostro, sin moverse, temía que el moverse hiciera que el sujeto le quisiera hacer más daño.*

Una sonrisa tétrica y bastante sádica se dibujó en su rostro al escucharle, analizando sus reacciones y deslizando el dedo por su mejilla, casi suavemente, pero sin clavarle la uña. De ser por él, naturalmente que le hubiese marcado el rostro, pero el chico era valioso tan hermoso como estaba y estropearlo sólo serviría para que se enfadasen con Jacob por una cicactriz irreparable como esa.

-Veo que empiezas a aprender.

Borró la sonrisa de su rostro y se quedó silencioso un momento, como si realmente fuese a dejar en paz al ángel. Sin embargo, con un movimiento rápido le alzó el rostro, sujetándole por el cabello plateado. Clavó sus ojos en los del muchacho y le miró con furia, aunque todavía no había dejado que ésta le dominase.

-De todas maneras, lo que has hecho es peor que mentir. Has faltado a la fidelidad que debes a tu amo -Se quedó pensativo un momento-. He tenido muchos esclavos, ¿sabes? Recuerdo que a uno le arranqué la piel a tiras por una acción como ésta.

Y, mientras decía esto, acariciaba peligrosamente la piel del menor, dejando cortes suaves con sus uñas en los hombros, pero provocándole un dolor soportable, lo bastante como para no aturdirlo y que tuviese que escucharlo.

-Me pregunto qué debería hacer con un ángel como tú. Verás, a nadie le importa que quieras o no estar con tu dueño... Pero como veo que necesitas que alguien te domestique, seré yo quien te haga regresar, y no volver a sentir deseos de ser un mal esclavo.

*Trago algo de saliva al sentir que recorría su rostro con la uña, temía que le hiciese algo.
Apenas le miro callar, estar silencioso, creeyo que ya le dejaría, era un alivio...aunque al sentir como le tiraba del cabello y le miraba fijamente.La mirada del hombre le hizo...simplemente erizar su piel suavemente, con miedo, casí con llanto, sus celestinos ojos mostraban un cristalino brillo.
Ese gesto se volvio de horror a medida que escuchaba lo que decía, las lágrimas volvieron a emanar de su rostro, cerró sus ojos para no verle, solo sentía aquellos cortes superficiales en sus hombros, quejidos era lo que emanaba.*

-Tsk...

*Abrió de golpe sus ojos, topando la mirada del otro, temblaba, realmente estaba con miedo...no quería saber que le haría ese hombre para ''domesticarle'', apenas pudo hablar suavemente.*

-¿Do...mestique?...pero...no soy...un..animal...por...favor...déjame ir...

Se limpió la sangre de los dedos lamiéndolos suavemente, sin quitar la mirada del pequeño ángel, pensando en lo delicioso que resultaría beber su sangre. De hecho, deslizó la mano suavemente por su cuello, quizá como preludio a lo que pensaba hacer después.

-¿Un animal? Ah, no, tú lo que eres es un lindo juguete que debe aprender cuál es su lugar. Me asquear ver a esclavos como tú, que intentan traicionar a sus amos. Estoy seguro de que era un idiota sentimental.

No se extendió acerca de lo que opinaba de esa clase de amos, aunque él en un caso muy particular se comportase como uno de esos. Si el vampiro hubiera sabido imponerse, seguro que ahora aquel chico no tenía que estar en los calabozos y él no tendría que hacer el trabajo, aunque tampoco le molestaba.

-Tienes que aprender que no puedes desobedecer, que eres una rata inmunda que sólo existe para complacer a su dueño. No te dejaré ir... naturalmente que no, al menos hasta que te ponga en manos de tu amo... Pero la noche es larga, pequeño.

Con un gesto elegante, arrancó otra pluma mientras se aproximaba al fondo de la sala y tomaba un látigo corto y flexible, que chasqueó suavemente en el suelo.

*Al sentir la mano de el sujeto por su cuello, se estremeció completamente, creeyó que ese hombre le hiba a morder, a lo que intento negar con la cabeza, pero el miedo era tal que no pudo.
Las lágrimas brotaban a medida que el hombre le hablaba, apretaba sus puños sintiendose impotente ante lo que pasaba.*

-Yo...yo...

*Un agudo dolor volvió , era conocido, era el mismo dolor de cuando le arrancaban una pluma, nuevamente grito, aumentando las lágrimas dolorosas, su cuerpo nuevamente estremecio y se sacudió, al tiempo que sus alas temblaban notoriamente.
Como pudo, algo borroso vio al hombre ri a donde el fondo de la mesa, no vio bien que era lo que sujetaba, pero el sonido que escucho, ese chasquear...no debía ser nada bueno.
El terror volvió a el, sacudiendose, tratando de safarse, intentaba aletear para volar, pero apenas duras podía elevarse un poco, intento ir al techo, quizás si se quedaba en el aire, pegado al pecho el hombre no podría tocarle, lo intento...estaba demasiado asustado.
Se quedó volando pegado al techo, con dificultad, hecho bolita, llorando, sollozando.*

-Ve...te...

La imagen del esclavo tratando de huir de él se le antojó casi patética, porque era evidente que no podría hacer nada. Se le veía bastante débil, pero aquella resistencia, aquel gesto, sólo bastó para detonar la furia de Jacob, que hasta el momento no se había mostrado demasiado violento para lo que solía ser él.

Dejó caer el látigo al suelo y pensó en como alcanzar al chico. Se apartó un poco, caminando hacia la puerta como si fuese a marcharse dejándole allí, pero lo que hizo fue volverse bruscamente y correr, tomando impulso. Saltó desde un mueble que resistió bien su peso y en el aire aferró con la mano los tobillos del ángel. Su propio peso obligó al chico a descender.

Jacob le agarró fuertemente de las alas, clavándole las uñas no en las plumas, sino en la base. Las ató juntas utilizando una correa, de manera que no podría volver a aletear y tendría que quedarse pegado al suelo.

-Eres un idiota, pequeño angelito. ¿Esto es lo que querías? ¿Enfadarme? Veo que no quieres aprender.

Le sujetó por el pelo y echó su cabeza hacia un lado con violencia, dejando al descubierto el pálido cuello. Sus colmillos se hundieron en él, con demasiada brusquedad, mientras todavía clavaba las uñas en la parte sensible de las alas del muchacho.

*Se aterro, incluso llegó a gritar al ver al hombre colgarse de sus tobillos, no pudiendo mantener el vuelo ya, descendió.
Un grito desgarrador se escucho de su parte al sentir las uñas entrar en la base de sus alas, no pudiendo evitar que estas temblasen y se sacudiesen como queriendo liberarlas, pero no pudo, estas eran atadas con correas para que no pudiese ya volar.*

-¡AAAaaaahhh! ¡Detente, por favor!...

*Rogó, pero inmediatamente sintió que le sujetaba y le obligaba a hechar su cabeza hacía un lado, por unos segundos sintió como si su cuello fuese a romperse, llorando.
Otro grito doloroso y desgarrador, casí acabando con sus cuerdas vucales, o dando alusión a eso se liberó de sus labios, su gesto era de Shock total, sus alas intentaban sacudirse ante el dolor que tenía en estas, cerró sus ojos nuevamente, con fuerza, gritando, suplicante, sus manos se sacudian freneticamente, desesperado.*

-¡AAAaahhh, por...por favor...ayu..da!..

Bebió en silencio un poco de sangre, lo bastante como para sentirse realmente bien, pero no demasiada. Hubiera sido una pena que la debilidad acabase por rendir completamente al joven esclavo, ya que Jacob solía beber bastante sangre de sus víctimas por lo general. En esta ocasión acabó lamiendo la herida, que se cerró causando idéntico escozor, y se detuvo frente al chico.

-Como imaginaba, exquisito... pero no la sangre más deliciosa que he probado... De todas maneras, tu amo es afortunado... o lo sería de no ser porque tiene una asquerosa rata desobediente por esclavo...

Se sentó en un taburete cercano, encendiendo un cigarrillo, pensando en dar un momento de descanso al chico antes de continuar, pues de otra manera acabaría saturándolo. Mientras sostenía con una mano e cigarro, con la otra jugaba con el látigo que había cogido antes, deslizándolo por el suelo y golpeando las baldosas de piedra.

-No hace falta que pidas ayuda... En realidad, nadie te escuchará aquí... y si gritas demasiado, quizá vengan más vampiros como yo a morderte y beber tu sangre...

Mentía al respecto de lo último, pero sabía la clase de efecto que causaría en el pequeño.

Sonrió al advertir que había creído sus palabras... ¿cómo no hacerlo en ese estado? Al fin y al cabo, allí estaban ellos solos, y de alguna manera Jacob tenía el control. Exhaló un lento suspiro y se levantó, caminando en círculos en torno al ángel, mientras daba frenéticas caladas a su cigarrillo.

-Así me gusta, preciosidad... Que no seas insolente.

Sin embargo, sería aburrido si no gritaba de nuevo, era algo que el vampiro necesitaba para satisfacer su ego y para sentirse poderoso. Con su sonrisa más macabra, apagó el cigarrillo en el hombro del esclavo, dejando una quemadura circular con bastante mal aspecto.

-Veo que esas plumas crecen si las arranco... me pregunto hasta qué punto puede curarse tu piel. Podemos probarlo.

Se volvió bruscamente y levantó el látigo, golpeando en la espalda, debajo de las alas.

*Al verle acercarse bajo nuevamente la cabeza, intentando apagar aquellos sollozos, igual intentaba dejar de llorar, pero el mido...era mucho y le era dificil dejarlo a un lado, no quería hacer ningún ruido, pues la advertencia del sujeto...otros podrían ir a ese lugar y entonces...no lo soportaría.
Ya no emanaba ruido alguno, hasta que un calor intenso le carcomío el hombro, demasiado calor, de golpe grito con fuerza, sacudiendo su cuerpo intentando safarse y por acto reflejo alejar su hombro del calor, pero era algo tarde, estaba quemado por un cigarrillo, solo hasta que el agudo dolor de la quemadura cesó, fue cuando volteó a ver su propio hombro, temblaba, y el llanto había aumentado más.
Apenas movió sus labios, como si fuese a hablar, pero un golpe y una sensación aguda de dolor le invadió la espalda, su cuerpo se arqueó nuevamente, esta ver su grito fue doloroso y desgarrador.*

-¡AAAaaahhhhgggg!...

*Su cuerpo se mantenía arqueado y temblando, una que otra vez se sacudía, dolorosamente, lloraba intensamente y negaba continuas veces, como pidiendo que parase, que se detuviera, sus manos se halaban, quería safarse, sus alas intntaban liberarse pero no podía.
Su frágil piel mostraba el resultado de el golpe, una marca rojiza como si estuviese a punto de sangrar, de forma lenta, demasiado lenta pues no estaba en una gran condición que se diga, aquella marca pareciera desaparecer, como si se curará, aunque estuviese tardando.
Cabizbajo, llorando, sollozando y negando, no quería más, intentaba suplicar que se detuviese pero las palabras no le salían de los labios.*

Dejó escapar una risa oscura, que parecía surgida de algún lugar diabólico y casi daba miedo, porque los ojos le brillaban de una extraña mezcla de furia y ansia. Alzó el látigo y pareció a punto de golpear al esclavo, pero en esta ocasión azotó el suelo... lo hacía para asustarle, para que intentase prevenir la llegada del golpe y no pudiese. De hecho, pensó en vendarle los ojos, pero entonces no podría ver aquellos grandes orbes cuajados de lágrimas.

Soltó el látigo y se acercó al muchacho, deslizando el dedo por la marca, que poco a poco desaparecía. Se le dibujó una sonrisa macabra y le hundió las uñas justo al lado de las alas, haciéndole sangrar, con el mismo gesto de un niño que juega a quemar hormigas.

-Veamos si ésta, tan profunda, también se cura de esa forma...

De nuevo rió y recogió el látigo, golpeando luego al chico en la espalda y en las nalgas, desgarrando por accidente parte de los pantalones. Se alejó un instante, pero al poco tiempo ya estaba frente a él, alzándole la cabeza apoyando el látigo bajo el mentón.

-Eres un esclavo muy interesante, ¿sabes? Me pregunto hasta qué extremo se puede maltratar este cuerpo sin dejar marcas. ¿Crees que tu amo te querría todo lleno de cicatrices?

Le azotó dos veces más y después le sujetó por el cuello, obligándole a mirarle, clavando sus ojos en los inocentes luceros del muchacho.

*Estaba agitado, por el miedo, su respiración era acelerada, y trataba de controlarse, inútilmente.
Escucho otro latigazo, se exalto, al grado que se intento hacer bolita, pero no podía, colgaba del techo, se notaba temblro en su cuerpo, estaba aterrado y las lágrimas caían al suelo, cabizbajo.*

-N...no más...por favor, ya...quiero irme..por favor...

*Rogaba, no lo toleraba, ese hombre rea igual o peor que el, si, tenía que ser peor.
Sintió que le corría un dedo por donde la espalda, por la herida del latigazo, taemblaba, intentaba soportarlo.
Cerró sus ojos con fuerza al sentir las uñas entrar en su piel, arqueándose, llorando, negando , se sacudía, halaba las cadenas queriendo safarse, sentía como incluso la sangre corría por su espalda, gritaba, intentaba hacer que los gritos dolorosos llegasen al hombre y tuviese piedad.
Una vez el hombre se alejo, aquellas profundas heridas sangrantes empezarían la curación, pero...demasiado lento, no se curaba al instante, requería tiempo para lograrlo.
Tomaba apenas una bocanada de aire cuando sintió más azotes, en su espalda, el látigo quedaba manchado de la misma sangre del chico el cual se volvía a arquear, gritando nuevamente, suplicante.*

-¡Ba...basta! ¡Por favor!¡Me..me duele por favor!...

*Iba a bajar su cabeza, pero el no le dejó, le sujeto por el mentón y apoyo el látigo para que lo viese, cerró sus ojos para intentar no verle, llorando.
Quizás no debió cerrar sus ojos, pues sintió dos azotes más, sacudió su cuerpo por el dolor, luego...presión en el cuello, esto le hizo abrir los ojos de golpe, en shock, pues se topaba con las iris del hombre, por más que buscase un poco de piedad en la mirada ajena no la encontraba, cosa que le hacía llorar aún más, volvió a cerrar sus ojos como medio de escape a esa mirada tan penetrante de el sujeto.*