Buscando servidumbre.

Se tocó la frente unos instantes isntiendose adolorido de esta apena scon los breves minutos que llevaba ahí pero los oídos le zumbraon con mayor incidencia cuando escuchó la voz de uno de tantos esclavos gritonear que lo soltaran.

Se giró al origen del ruido sonriendo burlón. ¿Cómo era posible que aún hubiera quienes pensaran en su "libertad" a sabiendas del lugar en que se encontraban. Emitió un suspiro que pudo haber pasado por meláncolico y se acercó al sitio d ela venta, le sorprendió al notar que era un rubio el cuál emitía tamaños gritos, pero más le sorprendió el aroma que este desprendía. No era un humano...¿un vampiro? No, no del todo...había otro aroma.

Frunció el cejo y se retiró los guantes de la mano y se acercó al vendedor con paso taciturnos, tranquilo y relajado, no mostrando expresión alguna en el rostro y se llevó de nuevo la mano a la nariz.- ¿Cuánto? Podría apresurarse, no tengo mucho tiempo...-

Entabló una breve conversación con el vendedor, haciendo completa omisión a los gritos del chico, e incluso se tapó el oído del lado en que el rubio se hallaba. -Sí, me gustaría verlo primero, no quisiera que estuviera enfermo.-

Los vendedores halaron las cadenas y le tomarón el mentón al rubio, alzandoselo un poco más al tiempo que le mostraban con orgullo la interesante mercancía. Por su parte el vampiro le miraba con desinteres, ignorandole cuando le llamaba despreciable.- Niño, deberías callarte, es de mala educación...por algo como eso debería se rmucho más barato, caballeros...-Se cruzó de brazos y caminó alrededor de este hasta volver a su lugar.

- Les ofrezco 40.000, porque es joven y sí, parece bastante especial, pero por lo grosero y lo sucio, sin duda deben ofrecerme und escuento, así que no hay negociaciones a más de ese precio...-Culminó, peinandose el cabello ocn los dedos, hasta que dubitativos loshombres aceptaron. Le dieronunas papeles a firmar y el vmapiro les entregó un cheque, por lo que a cambio recibió las cadenas que ni en sueños tomaría por su propia mano, se lo encargo a uno de sus sirvientes.

Miró con desinteres los ademanes y gritos del menor, hasta que hubo cerrado el trato, otorgado el dinero al subastador y por último entregado la cadena a uno de sus sirvientes. Avanzó tranquilo por el camino de grava y maloliente a humanos, olvidandose de vigilarlo hasta que el estruendo y el escandalo le hizo doler la cabeza. -Por Dios...-

Suspiró el vampiro, llevandose una mano ala frente, mirando amenzanate a sus sirvientes para que estos hicieran algo contra el rebelde esclavo. Con desgracia miró que los intentos de estos fallaban, pero cuando estuvo a punto de hacer acto de presencia un joven se le acercó entregandole y enseñandole a usar el extraño control.- Vaya...¿sólo así? -

Suspiró con desdén, mirando al muchacho en las lejanías y entonces hizo uso del artefacto en cuestión, presionando al azar un par de veces el botón tan solo para ver los resultados. - Cielos...pero que divertido...- Sonrió por pirmera vez, mostrando los colmillos y se acercó al muchacho una vez se asegurara estaba encendido el controlador de sus habilidades.- Te dije, que tienes que aprender modales, detesto con toda mi alma este tipo de ridículos innecesarios...-Haló la cadena con fuerza atrayendole a sí, mirandole de cerca.-No te pases de listo, mocoso...-

Con rostro taciturno miró sus acciones, aflojandole el agarre tan sólo un poco para reacomodar los anteojos en su correcto sitio. Se mantuvo en silencio, uno largo e incómodo luego de que el joven le lanzara aquella evidentes faltas de respeto.

- En realidad...-Habló finalmente, dando un tirón de nuevo a la cadena, uno tan fuerte que con el movimiento pudo retenerle de la quijada.- Escucha y escucha bien, porque no es lo mío cruzar mirada siquiera con cosas que estén por debajo de mi nivel, esclavo.- Arqueó la ceja y contempló las azules orbes, los rasguños en la piel, los colmillos y por supuesto la deadema que parecía controlarle. Su voz se oía tranquila, pastosa, como si hablara de cualquier cosa.- Más vale que aprendas tu lugar de ahora en adelante, si es que quieres tener una larga vida, no sé si alfeñiques como tú posean un cerebro capaz de comprender lo que digo, pero en serio, te conviene y controles tus demonios si no quieres morirte desmembrado...y si tienes suerte, tal vez y te brinde el honor de ser mi copa...-

Le soltó intempestivamente y de inmediato sacó un pañuelo para limpiarse la mano y entregar la cadena a uno de sus asustadizos sirvientes.- Y ni se te ocurra volver a intentar escaparte o tendré que regalarte más de esas descargas. -Se giró de espaldas cuando el auto llegó por ellos, un auto antigua por supuesto, halado por caballos y adozado en metal.- Y mi nombre es amo Mountbatten, no maldito ¿escuchaste?-

Subió comodino al auto, ignorando el resto y sobre todo tratándose de sacar el disgusto innecesario que se había gastado a causa de su nueva adquisición, se sostuvo la cabeza con una mano en ademán de una dolorosa jaqueca e indició a los sirvientes que subieran al muchacho.

Entonces, un peculiar aroma rebotó en sus fosas nasales, más que dulce, extremadamente delicioso, le olió a hierbas a bosque y aún así a los de su raza. Pero fue una esencia fugaz tan rápida que segundos después no dudó en que solo hubiese sido su imaginación.

Giró el rostro con desinterés para toparse con el menor en el extremo opuesto del sofá del auto y arqueó la ceja hurgándole con la mirada todo el cuerpo.

- ¿Te habían vendido antes? ¿o es la primera vez? Contesta rápido y dime cuál es tu nombre.-

-No creo que sea algo que sea del agrado de alguien...-Masculló apoyado sobre su puño en el lado opuesto del auto, observando con la otra mano de arriba a abajo el control que le habían dado.

-Porque soy tu amo. Aunque preguntartelo es una cortesía innecesaria, después de todo no tendría porque llamarte por un nombre en realidad, podría inventarte uno si así lo quisiera.-Se metió el control al saco y volteó a mirarle de reojo antes de quitarse las gafas para limpiarlas. Ese aroma le tenía inquieto, no había podido imaginar tal cosa en realidad...bueno no de una manera tan fuerte.-

*Escuchaba atentamente...intentaba controlarse las ganas de golpearle, tan cerca que lo tenía...y el control guardado, si lo golpeaba no alcanzaría a sacar el control a tiempo...lo penso, pero tenía que mantener el Trinity Blood controlado, o la sangre volvería a brotar de la herida.
Se contuvo...pero ya no pudo al momento que escucho que el decía ser su amo y que le pondría un nombre si así lo deseaba. Se enfado, realmente que se enojó, comenzando a perder el control en el ''parche'' de sangre que se había hecho, esta comenzaba a emanar el aroma nuevamente...cual se concentraba, pues estaban en un lugar cerrado.
Se paro, encorbado un poco por el techo tan bajo del carro, mirandole fijamente, sin darse cuenta de lo que pasaba a su mano.*

-Mi nombre es Yami Yorutsuki...y será mejor que me llames por mi nombre...no aceptaré un apodo ni que me des ordenes...

*Volvió a sentarse, esta vez vio su mano de reojo, la sangre coagulada había vuelto a su estado normal, por lo que ya no tapaba la herida, más esta ya no sangraba afortunadamente, ahora solo estaba el aroma de la sangre de su mano, el cual detecto algo tarde, abrió en un arranque de desespero una ventana y sacó la mano.*

-Tsk...

*Miro de reojo al vampiro, como vigilante.*

Se echó para atrás cuando el aroma le explotó en su sensible olfato y se mantuvo mirandole mudo mientras sus ojos ansiosos se paseaban de arriba a abajo en el cuerpo del rubio, buscando el origen que ahora inevitablemente y con inmensa desesperación, sabía provenía de él.

Se quedó en silencio, enmuedecido y con ojos bien abiertos, omitiendo aquella amenaza que no le pareció mucho más espantosa o chirriante que un piquete de mosquito. Al fin y al cabo a pesar dle misticismo que aprecían encerrar aquellas orejas y ojos brillantes, él tenía aquel artefactoq ue lo hacía tan débil como a cualquier humano y esa sangre...la sangre.

Despertó de su sopor y mirandole amenzante no titubeó ni un poco en ensimarsele y estirarse a tomarle el brazo que trajó de vuelta de un tirón dentro del auto, sin pensarselo mucho se la llevó a la nariz y luego de una profunda olisqueada a la fuente de la dulce esencia, encajó los colmillos.

*Mantenía su mano fuera del carro, quería que el aroma se fuese, sus ojos estaban fijos en el Vampiro, notó como este se hacía hacía atras, aquel gesto...todo, le puso algo nervioso.
El vampiro lo miró amenazante, a lo que le correspondió la mirada de la misma forma, más su gesto cambió por uno de impresión al verle abalazarse contra su cuerpo y tomarle el brazo, lo último fue lo que le preocupo más, definitivamente pensó que ya se había dado cuenta.
Forzejeo para tratar de evitar que llevase su mano a la nariz de el, no pudiendo mucho, pues pese a que provenía de la misma raza que el, no tenía la fuerza de ellos, no toda...
Sus ojos se abrieron a lo más que pudieron al verle oler la mano,, puso su mano libre en el hombro ajeno y empujo para tratar de alejarle de el, no lograndolo. Sintió una fuerte punzada en la mano que le recorrió el brazo entero y le hizo estremecerse, su mano libre ahora se canalizo en intentar quitar la cabeza del hombre de su mano, la cual había sido mordida y ahora sangraba un tanto, comenzaba a desesperarse.*

-¿Qué demo?..¡Aaagh! ¡Quitate! ¡Quitate, malnacido!...

*Sentía como su sangre le abandonaba, no por que fuese un sangrado intenso lo de su mano, sino por la mordida que el había hecho en ella, trataba de alejar su cabeza de el, no quería que bebiese su sangre.*

Hizo completo y rotundo caso omiso a las suplicas del rubio, en cambio, se concentró totalmente en enterrar más los colmillos, en hacer brotar más del exquisito líquido de tan interesante combinación, tan extasciante y suculento sabor le llenó las papilas que el auto y el resto desvanecieron por completo por unos instantes.

Pero reaccionó. No podía terminarse tan suculento bocadillo en una noche, en un instante y mucho menos en aquel incomodo automóvil.

Le soltó sin más y en un movimiento seco y frívolo le retiró la mirada, sacándose del bolsillo el pañuelo con el que se limpió las pulcras comisuras, volvió a doblar el pañuelo y lo depositó en el bolsillo y le miró con total desdén.

- Límpiate la herida, rápido. No quiero que salga ni una gota más ¿me oíste?- Recalcó lo último, entregándole una servilleta, aunque posiblemente no las necesitara siquiera.

-¡Agh! ¡Déjame!....

*Intentaba quitarle, pero no pudo y menos cuando sintió la profundida con que el sujeto insistía en morderle.
Finalmente, por fin...le dejó empaz, tomó su mano y la apreto con fuerza, aún con la sensación de que la sangre le quería abandonar por la succión, un gesto entre dolido y fastidiado se mostraba en su rostro.
Miro al vampiro, se sentía mal, algo mareado, era la primera vez que un vampiro había logrado morderle, cosa que , al no estar acostumbrado, le afectaba un tanto, tomó el pañuelo en un momento de alelación (momento de idiotez, como gustes llamarle) y lo posó en su herida, haciendo algo de presión para que no sangrará más, detectaba aquel aroma aún, el de su sangre, maldijo al vampiro por lo bajo antes de mirarle.*

-¿Qué demonios te pasa?...¿No que muy refinado?...

Se llevó la mano a la boca, mirando a la ventana en silencio. Maldijo su falta de control, que tan inmensamente rara era en él. Malhumorado se acomodó las solapas del saco y se concentró cuanto le fue posible en ignorar el aroma de la sangre del otro, observando la luna llena y las arboledas por las que el coche pasaba a toda prisa camino a la mansión.

- Cállate y no digas sandeces, lo que yo haga es cosa que a ti no te importa.- Sentencio, dedicandole una mirada furibunda, las cuales estaba comenzando a ver, parecían no surtir efecto.

Claro, en casa las cosas cmabiarían y si no entendía por la buenas tendría que hacerlo por las malas.

-Aprende niño, que en el momento que a mí me dé la gana puedo drenarte y ni siquiera tengo que avisarte antes, así que no te extrañe que lo haga de nuevo esta misma noche. - Advirtió con un suspiro, apresurando con una mirada al chofer por el espejo retrovisor.

- Eres un esclavo; o sea un bocadillo, un juguete, un sirviente, depende de lo que me haga falta. Tienes que comenzar a memorizar eso si esque quieres vivir más tiempo...no es tan malo si te acostumbras. Y en tu caso, tienes la fortuna de no saber nada mal. Las cenas, son las de mejor suerte...-

*Empleo el pañuelo como una especie de banda para su mano, o venda, para evitar que el aroma se extendiera, más de lo que ya había sido captado.
Las palabras del sujeto le hicieron sentirse amenazado, a lo que no se contuvo el enojo y con una patada abrió la puerta del carro.*

-Olvidate que me convierta en tu platillo de diario...

*Se levanto, para así ubicarse a la orilla de la puerta, con la mera intención de lanzarse para un intento de fuga.
No quería que un maldito vampiro como ese le mordiese diario y sepa cuantas cosas más le hiciese, así que tenía que intentar escapar.*

Lo miró y sin esperar un segundo más comenzó a carcajearse a viva voz, primero despacio, tenue imperceptible para seguir hacineodlo aún cuando el rubio abriera con un golpe a puerta de su caro automóvil.

- Ya te vas...-Le dijo burlón cruzandose de brazos, sacando una vez más el control que le habían dado para manejar al jovencito.

- ¿Adónde o con quién? ¿Sabes que si te encuentran te van a atrapar de nuevo los mismos que te vendieron? Van a subastarte de nuevo, en el mejor de los casos...en el peor de ellos: te encuentra alguno de mi especie y te mata, algún lícantropo de los que andan por le bosque o...yo uso esta cosa y la enciendo hasta que te deje inconsciente y dejes de molestarme el viaje...-

*La carcajada de ese sujeto...le hizo voltear a verle, mirandole, con un gesto de impresión, mismo gesto que se hizo de impacto al ver el control en sus manos.*

-Tu...maldito...entrégame eso...

*Se olvidó completamente de su intento de fuga, nuevamente...amenazado con este, pero como siempre...renegado, su gesto mostraba esto, se acercó a donde el hombre, llevando su diestra a su boca, como si amenazará con morderse el mismo y eso hacía.*


-Entregamelo ...ahora mismo...

- Ya no te vas entonces...- Suspiró restandole importancia pero en claro tono de burla y arbitraje, llevandose al bolsillo del saco una vez más, el control. Lo palpó unos segundos, asegurandose de que cayera al fondo, cruzó sus brazos de nuevo y volvió desinteresado a mirar con pasimornía a la ventana.

Su distracción se miró interrumpida cuando el menor se acercó a sí, lo que le hizo abrir los ojos y mirarle de reojo, que en un devaneó de sospresa se abrieron más de lo normal, cosa que disimuló al instante mirandole como si nada.

- ¿Y si no, qué? - Preguntó retador, alzandola mirada por encima del marco de las gafas, apretando cuanto le fuera necesaria la quijada para no explotar al deseo de otro mordisco, un trago solamente.

*Sus pensamientos le indicaban no hacerlo...pero ese hombre...le retaba, a lo que sus ojos mostraron un aire de ira contra el.*

-O si no...

*Sin decir más, mordío suavemente su índice, haciéndose una herida pequeña, un leve hilo de su sangre se mostraba, otra vez...el aorma de esta se lleno en el carro, pero no le dio importancia ahora el hombre ya sabía...ya había probado su sangre...ya podría usar sus habilidades, las que ese estúpido dispositivo no le retenía.
Ese hilo de sangre se movía, comenzaba a elevarse como si tuviese vida propia, pronto se adaptó como una filosa aguja, la cual apunto directo a el cuello del Vampiro, amenazando ser lanzada de golpe contra este.*

-Ya no podrás hacer esos intentos por ordenarme...entregame ese control ahora mismo...

*Ahora fue el quien ordenó, amenazandole con la aguja de sangre que usaba, manipulando esta para poder formarla, miraba fijamente y con rabia a donde el vampiro.*

Le miró en silencio a sus acciones y con mirada retadora contestó a su tentativa mientras esperaba por la respuesta ajena. Entonces la sangre, exquisita comenzó a fluir frente a sus ojos, danzando alegremente, aumentó aún más el seductor aroma que el menor desprendía con tanto descaro.

-¿O qué? ¿Vas a matarme? No seas absurdo, niño. – Le dijo con voz suave, sin alterarse, hasta que la aguja apareció acechándole la yugular.

Por un momento, le vigiló incrédulo, aunque al contactar los ojos verdes del chico, tuvo que posiblemente aquello debía de ser de cuidado y maldijo en su interior a los ineptos que se lo vendieron, sin advertirle de ello, aunque en el fondo, agradecía que su compra no había sido tan aburrida.

-Como gustes…- Arqueó una ceja y le sonrió elegantemente, alzando la otra mano en señal de rendición mientras sacaba lentamente el control de su bolsillo, poco a poco, hasta que lo colocó casi frente al chico en el aire, y en ese preciso instante, lo lanzó por la ventanilla del auto en marcha. – Oh, qué mal…-