Llegando del trabajo (Daniel)

-¡Go!..

*Caminó con el chico, observándole de vez en cuando...con una sonrisa amplia y plena, volteaba a ver a su alrededor de vez en cuando si lo requería, para poder saber el camino de regreso por si el menor no deseaba dejar su morada o a sus gatunos amigos.
Le miraba fijamente, al tiempo que acomodaba esas largas ebras descendientes por su rostro para que no le estorbasen, sus rojizas iris se mantuvieron fijas sobre el chico unos momentos.*

-Pues ya que vamos para alla...¿no sería bueno llevarles algo de comer a tus gatitos? digo..no sería justo que solo uno comiese...¿no te parece? así sirve que si quieres algo igual lo compramos...¿te apetece?...

El joven caminaba con paso decidido y en silencio con su delgada y esbelta figura así como su fino cuello bien ocultos y disimulados tras su enorme abrigo y larga bufanda que se había colocado bien antes de salir para combatir el frío de la calle.

No se daba cuenta de que era observado por el vampiro ya que él mismo intentaba no mirarle demasiado controlando así su leve sonrojo de hacía tan solo unos instantes pero cuando le habló alzó la mirada hacía él escuchándola para después bajarla algo apenado.

-Ya bueno... suelen cazar algún pajarillo o ratón de los alrededores cuando tienen hambre los días que no puedo llevarles comida... como hoy. Aún no he cobrado del último trabajo que hice y estoy sin un céntimo.-

Confesó y gracias a que a aquel hombre le había invitado a comer que si no él mismo habría pasado hambre esa noche, esa como tantas otras.

-Bueno...pero la caza a veces no es fructiva...

*Llevaba el mismo paso que el chico y se inclinaba suavemente, para poder verle, una curvatura de sus labiales dejó notarse una sonrisa suave y sútil, casí risueño, al tiempo que sus manos yacían en sus bolsillos, con suma tranquilidad.*

-Claro que es solo si quieres...no te obligaré a llevarles algo de comer a los peques...

*SIguió su camino con tranquilidad, dejando que aquel bien abrigado chico gato le condujiese a donde la morada donde yacía, se incorporaba lentamente, acomodando las largas ebras que descendían por sus hombros.*

El chico se dio cuenta de que el vampiro lo que le estaba proponiéndole era "invitar" también a comer a sus otros gatos y se giró hacia él mirándole con gesto algo inexpresivo como de costumbre pero con sus ojos verdes brillando con cierto nerviosismo y agradecimiento al mismo tiempo.

-oh no por favor... no puedo seguir abusando de tu generosidad. Están acostumbrados a quedarse algún día sin comer no siempre puedo llevarles algo.-

Y Daniel estaba aún más acostumbrado a ello ya que los días que tenía que elegir entre dar de comer a sus gatos o comer él siempre se decantaba por los animales.

-Mañana cobraré de mi último trabajillo y podré llevarles comida hoy no tengo nada... lamento también no poder ofrecerle nada cuando lleguemos con lo generoso que ha sido invitándome a comer en ese restaurante...-

Se lamentó ya que además estaba acostumbrado a que en la vida nada se conseguía gratis o por buenos pensamientos del prójimo, todo tenía un precio y toda deuda se pagaba o así era como se había regido su mundo hasta ahora por eso le resultaba extraño que aquel hombre le tratara así.

-Un día de estos...

*Arremeto una palmada en la cabeza del chico, como intentando hacer finta de un zape.*

-Chico..no es bueno comer a veces y a veces no...te enfermarás y luego ¿qué?...aunque...si te enfermas...o nescesitas algo, avisáme...

*Buscó entre sus ropas y sacó una tarjeta, la usual tarjeta de presentación, misma que ofreció al chico para que la tomase, con suma tranquilidad.*

-Abusar de mi generosidad...chico, eres el primero que me hace ser tan generoso como dices...usualmente llegaría a una platica corta y un ''hasta luego'' y tan tan...

*Se inclinaba suavemente hacía donde el chico para verle, sonriéndole, susrrándole a lo que debía ser su oreja felina.*

-Y a decir verdad...me gusta que abuses de mi generosidad...

El chico se detubo frotándose un poco con la mano donde le había dado en la cabeza mirándole para bajar luego la mirada ante sus palabras.

-Ya pero... a veces simplemente no se puede...-

Susurró bajo ante lo que debía de comer todos los días algo que al no hacer le había proporcionado una figura realmente delgada y un cuerpo de adolescente aún casi sin desarrollar para su edad aunque se veía que también era en parte por su constitución.

Miró la tarjeta incredulo y la cogió, era la primera vez que veía o le daban una tarjeta así pero dedujo que era algo importante y la guardó con cuidado en uno de los anchos bolsillos de su abrigo.

-Esta bien...-

Contestó no muy seguro a su propuesta. Al ver como se agachaba hacia delante y al escuchar sus palabras de nuevo un suave tono rojizo se apoderó de las mejillas del joven que se giró de nuevo hacia delante cogiendo con decisión la mano del vampiro y comenzó a andar nuevamente.

-ee... si bueno vamos...-

Habló sin saber que contestar pero sintiéndose extrañamente feliz, algo que se podía comprobar en la leve sonrisa que ahora adornaba su juvenil rostro.

*El sentir como ahora le tomaba la mano y caminaba, camino con el chico, tranquilamente, sintiendo la temperatura corporal de este...era frió sini duda, aunque igual la piel del vampiro era fría por lo que no le afectaba en lo más mínimo, su libre, su mano libre, tomaba los finos mechones negros que descendían por sus hombros y los integraba a su cabellera, con tranquilidad mientras seguía su andar con el joven neko.*

-¿Sabes? Pareces cachorrito con ese rubor en el rostro...te queda bien.

*Sonrió suavemente, como siempre lo hacía al tiempo que siguió su caminar con el joven neko al cual miraba de vez en cuando, igual observaba a su alrededor por si alguna razón el debía regresar solo...después de todo seguro el chico felino tendría otro tipo de cosas que hacer en su casa con tantos gatitos a los cuales cuidar...*

Al oír eso el sonrojo del chico aumentó por la vergüenza de que el otro percatara su rubor inicial y con la mano libre que tenía se subió su bufanda ocultándose algo las mejillas.

-No... no se burle por favor.. además ya se que soy algo aniñado pero pronto cumpliré 17 años.-

Contestó el joven sin tomárselo en ningún momento como un cumplido ya que había veces que odiaba verse con un aspecto tan joven y unos rasgos de cara tan aniñados.

Caminaban a paso rápido y como el chico le había llevado por un atajo pronto salieron de la ciudad y las verjas altas y oxidadas de una vieja casona empezaron a verse entre la maleza por delante de ellos.

-Ya estamos llegando.-

Anunció Daniel.

-¿Burla?...no chico, no es burla...

*Miro aquella forma de ctuar del chico, sin duda no solo su aspecto era uno infante...igual en ocaciones su actitud, pero prefirió callarse eso y quedarse con ese pensamiento mucho tiempo en la cabeza rondándole...haciéndole sonreír suavmente y contemplar al chico, escuchándo sobre su edad, sonrió algo picarón, debió admitir.*

-Chico, la ley dice que si tienes menos de 18...eres un adolescente...un puberto prácticamente...pero tu forma de actuar es algo madura...deberías disfrutar tu juventud...

*Miro la parte visible de la casona a la que se acercaban, con algo de impresión, para ser ''pobre'' como decía...tenía una casa muy bonita, o eso pensaba por lo que llegaba a ver de su hogar hasta el momento.*

-Wow...

-Pero un adolescente no es un niño, y cuando pasas tu vida casi por completo solo te ayuda a madurar he independizarte.. no podría simplemente ponerme a disfrutar como los chicos de mi edad.-

Replicó algo en bajo pero miró al hombre con una sonrisa sincera.

-Pero eso no quiere decir que no sea feliz, tengo muchisima suerte de poder estar aquí ahora y de poder vivir tranquilo en esa casa abandonada con mis gatos.-

Cuando llegaron frente a ella una mansión de tamaño mediano que en su tiempo fue bastante imponente se levanta frente a ellos, pero el paso del tiempo había repercutido en la vivienda que tenía las verjas oxidadas casi por completo, el jardín descuidado y lleno de plantas silvestres que crecían a placer, la puerta se veía que no estaba algo desencajada y que no podía cerrase del todo, al tejado le faltaban bastantes tejas por algunas zonas y algunas ventanas del piso superior estaban sin cristal. A pesar de todos los desperfectos conservaba una parte de la belleza que tubo en su tiempo cuando seguramente fue habitada por alguna familia de la nobleza siendo una residencia secundaria que acabó siendo abandonada y sin dueño.

-Ya te dije que quizás no es gran cosa... pero para alguien pobre poder dispones de esto es como un palacio... y me gusta mucho..-

Mientras hablaba unas sombras rápidas se empezaron a mover ágiles entre la maleza del jardín y al poco salieron a la luz varios gatos de diferentes razas y colores que se acercaron a saludar a Daniel maullando y restregándose contra sus pantalones.

-Miaaau.-

El joven maulló como contestación imitando a la perfección el maullido de un felino agachándose para acariciarles y dejar que olfatearan a su nuevo compañero que empezaba a despertarse. También algunos de los gatos, lo más desconfiados, miraban hacia Abel con el pelo erizado y bufando.