Probando la "mercancía" [Priv/Andreas]

Un jadeó lastimero escapó de entre sus labios, cerrando los ojos a la vez. Se mordió el labio, casi mascándolo para no seguir jadeando. Se movió bajo el otro, alzando su rodilla y rozando en una zona en concreto al otro. Si el iba a sufrir, que el otro también lo hiciese.

-Muérdeme de nuevo -le retó, susurrándo aquello entre los cabellos del otro, donde había enterrado su nariz. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas.

El mayor notó aquella rebelión en la voz del chico y lo volvió a agarrar por los cabellos, apretándole la cabeza contra el colchón para que no se moviera, mientras le lamía la oreja.

- No se lo que se te pasa por la cabeza pero... no te das cuenta de que cuanto más te rebeles peor seré contigo, ¿Verdad? - Dijo susurrante y mordió el lóbulo de su oreja, suavemente.

El rubio intentó no gemir, pero le fue casi imposible. Movió su rodilla con toda la intención, ya que su cabeza estaba casi hundida en el almohadón y lo único que podía hacer era respirar por la boca.

-Oh, pero si me estoy portando mejor que con mis amos. ¿Me porto peor? -le preguntó, intentando verlo de reojo, y sintiendo la lengua en la oreja, su cuerpo temblando levemente, aunque no a causa del frío.

El mayor jadeó ante los movimientos de Andreas y lo hizo en su oído, sin soltar aquellos cabellos.

- Pórtate como quieras, tu sabras como y donde quieres terminar hoy.- Se rió y se levantó, buscando en la caja nuevamente. El sonido metalico de otras cadenas resonó por toda la habitación.

- Tú decides.- Dijo sonriendo alegremente mientras emopezaba a abrirle las piernas.

El chico intentó alzarse para mirar que era lo que traía, pero apenas ponía al tener los brazos pegados a su pecho. Hizo el mismo esfuerzo con sus piernas, pero cuando casi lo conseguía las cadenas tiraron de él hacia atrás y volvió a quedarse en la misma posición.

-¿Eso es para jugar? Yo que sólo te satisfacía -dijo en un tono burlón, movimiendo su pie para tocarle con los dedos de éste.

Ivain se detuvo entonces y lo miró, pensativo.

- ¿Quieres satisfaderme?.- Murmuró y dejó las cadenas a los pies de la cama, sentándose junto a la cabeza de andreas. Aflojó un poco las cadenas, dejándole apenas un poco más movilidad que la de antes. Su miembro pulsaba con fuerza, era demasiado excitante tener a aquel crío frente a él y ya creía que se lo esaba tomando con demasiada calma. Sin rodeos ni cortarse, comenzó a desabrocharse los pantalones.

- Vas a hacerlo, pero con la boca y como se te ocurra morderme... mejor ni lo intentes si quieres salir bien parado de esta habitación.

Observó como el otro se bajaba los pantalones con algo de excitación, sonriendo de lado sintiéndose levemente vencedor.

-Oh, si no, ¿qué harás? -acercó su boca a la cadera desnuda del otro, pasando la lengua por toda la extensión, casi dejando que los dientes la rozasen-. Si me das un besito me lo pienso -propuso en broma.

Ivain lo observó sintiendo que su miembro pulsaba por ser liberado y no se hizo esperar más, bajandose las prendas hasta medio muslo. Le tomó la barbilla con fuerza y lo colocó frente a su erección, mirandolo con intensidad. Ya sólo al sentir el aliento del chiquillo en aquel lugar le hizo estremecerse de excitación.

- Te aseguro que como me muerdas te mato niño.- Le dijo en un tono amenazante.- A nadie en toda la isla le va a importar un exclavo menos, y aun menos siendo de segunda mano.- Le dijo con cierto desdén, refiriéndose a todas las veces que ya habían comprado al chico.

Andreas lo miró desde abajo, haciendo como que aquello de que era de 'segunda mano' no le importaba, aunque había dañado su orgullo. Frunció el ceño y dejo de sonreír. Le daban ganas de morderle tan fuerte que lo oyesen en toda la isla y nunca más pudiese usar esa parte.

-Pues como a nadie le importa... ¿Por qué no lo haces? -dijo, aunque sacó la lengua y lo pasó por la longitud del sexo, incluso restregándose el mismo por la colcha para satisfacerse a sí mismo.

Ivain se mordió el labio inferior y dió un pequeño suspiro, relajandose un poco, acariciándole la cabeza. Sus cambios de humor podían llegar a ser exagerados.

- Porque te estoy dando una oportunidad.- Murmuró llevando su mano a su propia erección, para acariciarse, esperando a que el chico continuase.

- Si te portas bien puede que incluso... no te haga quedarte en el burdel.- Le dijo llevando su mano a los labios del chico, para acariciarlos.- Ya te lo dije, tienes mucho potencial.

-Y, ¿qué harías conmigo si no me llevas al burdel? -preguntó, como midiéndolo.

Se agachó, no muy convencido por si lo engañaba, y empezó a lamerle sin meterselo en la boca, algunas veces incluso pasando su lengua por los dedos del otro. Se centró en la punta, y se contuvo para no morderla muy fuerte, apenas un poco.

Ivain apretó un poco los dientes ante aquel amago de mordisco pero se relajó al ver que no lo hacía. Lo dejo hacer, sin obligarle a introducirselo en la boca al fin.

- No es que tengas muchas opciones.- Dijo sincero.- O te quedas aqui en el burdel... o te llevo conmigo, cosa de la que aún no estoy seguro. Aunque tambien podria dejarte a vivir aqui pero que fueras exclusivamente mio...- Dijo pensativo.

-Harás lo que quieras... así que... -se encogió de hombros como si le diese igual, lamiendo ese punto tan sensible con gusto. Se hizo un poco más adelante para seguir con las lamidas, succionando ciertos puntos.

Sus caderas se movían solas contra la cama, sintiendo su miembro pulsar y húmedo.

Ivain se rió,aún acariciando el cabello del menor.

- Sí, en eso tienes razón... al final haré lo que quiera.- Dijo con un pequeño suspiro y empujo un poco su cabeza para que introduciera el erecto miembro en su boca. Se moría por sentirse dentro de aquella boquita tibia y sugerente.

- Pero eso no quiere decir que tu comportamiento no influya en mi decisión.

-¿Para mal o para bien? -preguntó, antes de meterse el sexo en su boca, complaciéndolo al final. Ahuecó las mejillas y succionó con golosa actitud, mordiendo apenas la base.

Lo recorrió por enteró, combinando succión y lengua. Jadeaba contra el trozo de carne, sintiendo la calidez que desprendía y que estaba haciendo que su sexo respingase, totalmente duro y aplastado bajo su cuerpo.

Ivain ya no pudo reprimir un gemido ronco al sentir como aquella boquita húmeda lo envolvía, succionándolo, lamiendolo. Era realmente placentera esa sensación, una de las favoritas para él a la hora de elegir algo respecto al sexo. Con su mano hizo que su erección penetrase más en la boca del chico, empujándole la cabeza hacia abajo y comenzando él mismo a dirigirle, haciendole subir y bajar. Jadeó ante la gloriosa sensación.

- Ya lo he dicho... depende de tu comportamiento.- Dijo sumamente complacido.-... infuirá para bien o para mal.

El rubio sonrió contra el sexo, jadeando incluso contra éste. Sus mejillas estaban del todo encendidas, reprimiéndose en no moverse como loco contra la colcha. Se dejó dirigir, ahuecando más las mejillas, y bajando hasta meterselo del todo. Con su lengua incluso rozó los testículos del otro, mirando hacia arriba para ver la expresión del otro.

En ese momento sentía ganas de jugársela, pero también quería tener algo de placer. Así que mejor se portaba lo mejor que pudiese.

- Jmmmmm...- Ivain echó la cabeza hacia atras, dejandose llevar por aquella boquita traviesa que lo engullía de forma tan complaciente.

- Esto se te da muy bien... ¿Lo sueles hacer mucho, o qué? - Dijo con una sonrisa lasciva, antes de volver a hundirle para que lo engullisiese uns vez más.

Notaba los movimientos del menor sobre el colchón y se reió, viendo que estaba tan excitado como él. Aún así, aún no pensaba hacer nada... priemro quería terminar allí mismo bajo aquel gozo, despues ya tendrían tiempo para más.

((sí, ivain es un maldito egoista xDU))

Andreas miró hacia arriba, con su sonrisa orgullosa. Hizo algo con su lengua, y engulló el sexo del todo, secándoselo para repasar con la punta de la lengua las venas que se dibujaban perfectamente en el sexo. Su pequeña nariz también acariciaba la piel sensible, soltando el aire costosamente contra esta tambien.

Su lengua se entretuvo jugando, yendo a por los hinchados y duros testículos, lamiéndolos por completo, succionándolos y aplastándolos en su boca, todo juguetón.

((Bueno xD este no es mejor a veces))

Aquel crío era realmente bueno e Ivain no podía negarlo. Jadeaba mientras lo observaba, excitado tanto por aquellas caricias como por la manera sugerente en que lo provocaba. Si seguía así terminaría corriéndose enseguida aunque realmente no le importó, pues planeaba hacerlo más de una vez aquella noche.

Seguía sin soltar los cabellos del menor, auqnue ahora relajó un poco su agarre, en contraste a sus mandibulas que las tenía apretadas, mientras respiraba por la nariz.

- La mamas muy bien...- Le alagó sin educación ninguna.- Continúa, quiero terminar.- Ordenó sin perderse ni un detalle.

((en realidad nunca he tenido un seme tan... vulgar xDU))

El mejor sonrió encantado por el halago. Los hombres con los que se acostaban siempre decían cosas así cuando estaban en el momento cúspide, así que no le dio importancia, aunque si siguió con lo que hacía. Apenas paraba unos segundos para coger aire, contra la piel húmeda y sensible, cuando volvía a atacar. Regresó a la erección, que parecía hierro caldente, y con su lengua roja recogió algo del líquido que por ella salía.

Luego la engulló de una sola vez, relajando la garganta, y comenzó una succión mucho más lenta, arrastrándo su lengua perezosamente por toda la extensión.

((Te entiendo... ni yo un uke tan... tan... *no tiene palabras xD* Aunque tocapelotas sí que he tenido lol))

Ivain sentía su miembro palpitar casi con urgencia dentro de la boca del pequeño, declarando que no iba a aguantar mucho más. De hecho, le jodió que aquellas caricias descendieran el ritmo así que con su mano dirigió nuevamente aquella cabecita para que volviera al ritmo de antes, más rápido incluso. Su pecho subía y bajaba con rapidez, pues su respiración estaba agitada y ya no hacía nada por ocultarlo.

- Ya casi...- Musitó en éxtasis, con los ojos cerrados. Entonces los abrió, justo cuando sentía que no iba a poder más pues no quería perderse ni un solo detalle, sintiendo el placer agolparse en su bajo vientre y en su garganta.

Aquella gloriosa sensación no tardó en llegar en forma de explosión e Ivain fue brusco al empujar la cabeza de Andreas contra él para terminar en el interior de aquella boquita que tanto le había gustado, marcándola como suya.

El líquido golpeó con fuerza su paladar, aunque no dejó de acariciarlo hasta sentir que todo estaba ya dentro de él. Su boca, apretada entorno al sexo, jugueteaba, exprimiendo hasta la última gota. Su lengua repasaba la extensión, saliendo hasta hacer lo mismo con la punta. Se quedó apoyado contra la cadera del otro, respirando con fuerza y lamiéndose los labios, degustando el sabor con ganas.

Miró hacia arriba. Había visto hasta la última expresión, y al fin dejo que una risita saliese, recostándose en la cadera de Ivain. Casi ni se acordaba de la dolorosa sensación de su miembro, y apenas se movía ya que se sentía demasiado al borde, sin ni siquiera haberlo tocado el otro.

-¿Estás satisfecho? -preguntó con voz ronca y juguetona.

Ivain lo observó, con la respiración trémula y sus labios se curvaron en una sonrisa juguetona. Le alzó la cabeza con cuidado y con el dedo pulgar le limpió la comisura de los labios, observándole.

- Muy satisfecho.- Reconoció levantándose, quitándose ya del todo las molestas prendas y, depaso, la camisa que ya estaba abierta.

Una vez desnudo se acercó al pequeño y liberó al fin sus manos suponiendo que sus brazos le deberían doler por estar todo el rato en la misma postura.

En cuanto le soltó las manos, se apoyó en estas. La piel le hormigueaba cuando movía los dedos, pero no le importaba mucho. Un gemido lastimero había escapado de entre sus labios cuando al moverse su miembro hinchado se rozó contra la tela de la cama. Le entraban ganas de bajar sus manos y... pero de momento aún no las sentía del todo.

Lo que sí hizo, fue ponerse de rodillas, colocando sus palmas abiertas en el pecho del otro, acariciándolo, y acercándose para empezar a lamer cerca de su boca, con una sonrisa ladina. Cuanto más lo provocase, más posibilidades tenía de recibir algo bueno de todo aquello, o eso pensaba.