Momento de tranquilidad (Krist/Aixarel)

Krist se levantó al fin de aquella cama tan grande, la de Alex. El vampiro no estaba por ningun lado, había salido pronto por la mañana y el menor no quería saber ni para qué... le daba demasiado temor hasta preguntarlo. No dudo en lo que quería hacer.

Salió a los pasillos y recorrió la mansión hasta llegar a la puerta de un cuarto, el cuarto de Aixarel. Llamó con suavidad.

- Soy Krist.- Dijo en voz baja, para que no se asustara.

Había permanecido toda la noche y la mañana en su cuarto. Su descuidado, vacío, y feo cuarto. Ni un sonido había podido oírse, él era muy silencioso.

Escuchó que alguien tocaba a la puerta. Ya que suponía que Alex se había ido a hacer quién sabe qué, pensó que muy probablemente era el peliazul, con quien solo había "convivido" cuando se presentaron, aquel día de la tortura.

Se levantó de la cama en la cual reposaba y finalmente abrió la puerta. Se le veía serio, pero no triste ni mucho menos asustado.
-Pasa...
Fué lo único que dijo, susurrante, mientras regresaba a sentarse a la cama.

Krist en cambvio sí se veía triste. Aún tenía las manos vendadas pero ese no era el motivo de su tristeza, si no el ver a Aixarel y sentirse culpable por ser él quien había pedido un amigo.

Pasó al interior y cerró la puerta tras de sí, acercándose un poco al chico sin saber muy bien que hacer.

- QUería saber como estabas... siento mucho lo que pasó allí.- Dijo refiriéndose al cuarto de torturas.

Al oírlo simplemente alzó una mano y a la vez el dedo que había sido cortado aquella noche. Aún se notaban las puntadas y las marcas de los hilos, y no podía moverlo del todo.
-Estoy bien, supongo que me recupero rápido.
Su otro brazo, el "atacado" por el bisturí estaba vendado y también con puntadas, aunque no parecía importarle.

Se sentó al borde de la cama, esbozando una mímina sonrisa dedicada al peliazul.
-¿Tú estás bien? ...Disculpa, no recuerdo bien si te he dicho mi nombre. Me llamo Aixarel.

Krist se mordió el labio inferior mirándolo angustiado, casi tanto que se le inundaron los ojos. La tortura que él había sufrido había sido una nimiez comparada por lo que había pasado Aixarel. No le pidió permiso, y se sentó junto a él, tomándole la mano para examinar el dedo.

- Siento que... que esto es culpa mia.- Dijo en voz baja.- Le dije a Alex que no quería estar solo, que me gustaría un amigo, pero un amigo sano., refiriéndome a que no... que not e hiciera esto. Pero tomó al pie de la letra mis palabras, debería haber dicho ileso.- Lo miró sintiéndose aún más culpable.

No borró la sonrisa amable de su rostro, dejando con desinterés que el peliazul examinara la herida, que apenas estaba comenzando a curarse. Sanar un dedo enteramente cortado no era para nada fácil, y llevaba mucho tiempo.
Le puso la otra mano en la cabeza, revolviéndole las azuladas hebras amistosamente.
-Tranquilo, alguien tenía que comprarme, y fue Alex. Tu no tienes la culpa de que me haya elegido a mi, y no te guardo rencor por nada.
Le aseguró con calma, volviendo la mano con la que lo había 'mimado' a su lugar, algo adolorido, debido a que ese brazo también estaba lastimado.

Krist se preguntó como Aixarel podía ser tan bueno y pensar de aquella manera... de hecho se preguntó cómo podía sonreir a pesar de estar en aquella situación. Entonces la sonrisa se le contagió y le sonrió con timidez.

- Alex.... no tiene porque ser tan malo.- Le dijo en vez baja perdiendo su sonrisa otra vez.

- Si ahces lo que el dice... llegar a ser agradable y cariñoso.- Aseguró.- Alomejor piensas que estoy loco, pero cuando esta tranquilo, me gusta.

-Yo no se seguir órdenes.
Interrumpió con cierto disgusto, retomando la seriedad. No estaba molesto, simplemente le disgustaba la idea de servir a quien lo había torturado de esa manera.
-A demás... Según entiendo tu has sido obediente con él, pero aún así te ha torturado junto conmigo.

Krist bajó la cabeza, asintiendo tímidamente. En cierta parte Aixarel tenia razon... de hecho la tenía al 100% y aún así, Krist trataba de defenderle.

- Aún así...- Suspiró, sonrojándose un poco.- Me ha cuidado y protegido y... y hemos compartido ciertos momentos en los que él... no es para nada asi.- Murmuró mirando al suelo.

Le miró, sonriendo nuevamente, con amabilidad. No gustaba de ver como el chico se sentía culpable, pues al fín y al cabo no era su culpa que él estuviera allí. O al menos de esa manera lo pensaba Aixarel.
Una vez más le puso una mano sobre la cabeza alborotandole los cabellos con cierta empatía, para luego poner la mano sobre el colchón.
-No me parece mal que defiendas a Alex, ni que digas que es amable de vez en cuando. Pero lamentablemente no creo que me sea posible ser un buen esclavo si solo he visto su parte 'mala'.

- Ese es el problema.... para ver su otro lado, tienes que ceder antes. Si no...- Sintió que se estremecia en un escalofrío y se abrazó las rodillas.

- Una vez le trajeron a un licántropo para que lo domesticara y... le inyectó jugo de limón en un ojo...- Dijo pálido.

- Aixarel, tienes que obedecerle, que complacerle.- Le suplicó.

Al oír lo de lycan sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, a la vez que se le erizaba la piel. A cada momento, por cada segundo que permanecía allí comprobaba que, definitivamente, ese tipo era un maníaco.
Miró a Krist de reojo, aparentando estar tranquilo, aunque sintiendo una mezcla de odio y terror hacia Alex y ese lugar.
-Lo repetiré, Krist... ¿Acaso no te ha torturado a pesar de que eres su amante, y su "obediente" esclavo? Se perfectamente que es por mi bien respetarlo, pero... Soy humano, no un juguete de torturas o algo por el estilo, y tengo la suficiente consciencia y algo de dignidad como para negarme a servirle a quien sé que no me recompenzará con ello, ya que a pesar de que será durante un momento bueno, luego volverá a torturarme.

Suspiró y alzó la cabeza, observando al techo desanimado.
-...Es así como nos ve, o al menos eso creo yo... Juguetes.

Krist se estremeció ante aquella declaración, y bajó la mirada notando como se le enjugaban los ojos. Aixarel decía la cruda verdad, tenía razón en todo y eso dolía, mucho.

- Prefiero... prefiero que sea bueno, aunque sólo sean unos momentos.- Susurró tratando de contener el llanto, cosa que últimamente hacía mucho.

- Lo prefiero antes de que... me vea como un mero objeto para torturar. Al menos así cuando es agradable puedo sentirme bien, querido.- Reconoció.

No había dicho lo anterior por maldad ni con intenciones de herir los sentimientos del peliazul. Pero él siempre decía lo que en verdad sentía, y no era tan hipócrita como atreverse a ser amable o sevicial para Alex. Si, sabía a lo que se arriesgaba, pero... como decirlo, era como si ya no le importara nada.
-Tú sigue siendo así con él, y ten por seguro que no te guardaré rencor. Pero yo no lo seré, no soy capaz de llevarme bien con esa... cosa.
Insistió susurrante, con tono suave, casi dulce y bastante amable, aunque decidido.
-...Pero por favor, no interfieras cuando Alex me torture pidiéndole que me deje, no quiero que salgas herido por mi culpa. Si te pide que me arranques la piel, azotes, o algo así... Hazlo, no me enfadaré contigo.