Mansión Delacroix; La gran falimia feliz... [Alex, Krist, Aixael,Roxas]

*Vio la reacción de Krist, más lo único que hizo fue dedicarle una suave y amable sonrisa.*

-Muchacho...pareces enfermo, tiemblas y estas pálido ¿quieres que te arrope o algo así?...

*Pregunto amable y educado, hasta preocupado por el chico...realmente era bueno con su actuación, sabía que Alex intentaba arruinarle el acto, pero no lo permitiría.
Solo el acabaría con su teatrito cuando el momento llegase, mientras lo único que hizo fue ver de reojo a donde Roxas, igual con una leve sonrisa en el rostro.*

-Vaya, otro sirviente quizás...que afortunado eres, Alex-chan...

*Miro de reojo a su hermanito, sonriente...amable...tranquilo.*

Al oir el comentario de Alex respecto a la sala de invitados un escalofrío le recorrió el cuerpo. Pero, como de costumbre, no demostraría tan facilmente el terror que sentía por dentro. Era orgulloso y no podía evitarlo, tal vez hasta ni siquiera sabía que eso enfadaba al vampiro.

Ignorando el palabrerío de los presentes ladeó un poco la cabeza y miró al pequeño recién llegado.
-Mierda... -Pensó, con molestia. En realidad, compadeciéndose del jovencito. Parecía frágil e inosente, y ya se apenaba, pues no quería pensar en que él también sería, o había sido, torturado. Pobre nueva víctima.

Se puso una mano en la frente y bajó la mirada, apoyando el codo en la mesa tras haberse sentado junto a Krist, desanimado.

Krist alzó la cabeza al escuchar las palabras de Aleister y miró de reojo a Alex. ¿Realmente su hermano no sabía a que se dedicaba en aquella "sala de invitados"? Trató de forzar una sonrisa a pesar de el agobio que le había invadido.

- E-estoy bien.- Le contestó aunque sonó bastante falso, y entonces miró al chico recien llegado.

Ni sabía que había otro exclavo más, se preguntó cuántos tendría Alex y tambien si se comportaría con el nuevo como se había comportado con él, de aquella manera dulce que sólo demostraba cuando estaban a solas y Krist "se lo merecía", o si por el contrario tambien lo había torturado.

-Hermano...jodete...deja de llamarme ''chan''...

*Mirando a Aleister, vaya que le enfadaba que le tratase aún como cuando chicos...pero esos tiempos, eran geniales...en el tiempo que los conejitos eran despellejados en vida por su hermano para enseñarle como se hacía, arrancar orejas a estos sin piedad, el como les sacaba los ojos sin llegar a destrozar estos, su hermano era un maestro en la manipulación del cuerpo de las víctimas.
Volvió la vista a los esclavos que tenía, con aquel gesto serió, apenas recordo sus buenos tiempos con su hermano sonrió, pero no agradable, sino cruel, como si pensase en torturar en ese momento a cualquiera que le mirase.
Los cocineros llegaban, dejando platos con sopa, esta era crema, y era de elote, igual dejaban carnes y vegetales en la mesa, bebidas, champaña y demás, agua, agua saborizada, pero a los dos Vampiros les dejaba copas, con un líqueido rojizo, obviamente era sangre, el cocinero afirmo que era la sangre de los animales usados para la cena de esa noche.*

-Bien...ahora larguense que ya no los quiero ver...

*LOos cocineros se retiraron, observó a sus esclavos, esa noche les dejaría comer bien, por que quizás sería su última noche...conociendo a su hermano...pero no quería tampoco quedarse sin esclavos, eran dificiles de atrapar después de todo.
Elevó su copa, brindando.*

-Buen apetit...coman lo que quieran y tomen lo que gusten...es una orden.

*Miro la copa que le dejaban agradeciendo con un asentimiento de cabeza a los cocineros que se retiraban rápidamente por la amenaza de Alex, volviendo la vista a donde su hermanito.*

-Para mi siempre seras mi querido y pequeño Alex-chan, Alex-chan...

*Tomó la copa y elevó esta para brindar igualmente, mirando de reojo a los esclavos, esperando que estos igual hicieran lo mismo, brindar, siempre amable...
Pero pronto, todo cambiaría, sabía perfectamente lo que era el cuarto de invitados de su hermanito, vamos...el en su consultorio en la civilización tenía una sala privada...una cama de cirugía donde yacían sus pacientes, a los cuales operaba...pero...ni era aseado ni era amable ahí...era como Alex, o peor aún.
Su pinta seguía siendo tal cual hasta ahora, amistosa.*

Krist miró la comida que a pesar de parecer apetitosa, no le apetecía en absoluto. La idea de lo que iba a pasar despues le había quitado el apetito pero no quería ofender a Alex así que tomó un poco de sopa y bebió, despacio un par de sorbos, en silencio. Estaba rica, sí, pero sintió que apenas le entraba.

- No tengo demasiada hambre...- Susurró.

Observó el plato con disgusto, volviendo a sentarse derecho y posando las manos sobre sus piernas. La educación le sobraba, a pesar de que sentía que si provaba un bocado vomitaría.
Miró al pelicielo de reojo, y tragó saliva. Realmente no quería comer, pues la sola idea de estar allí le provocaba náuceas.
-Yo... Yo tampoco, lo siento.
No supo la razón por la cual se disculpaba, pero por algun motivo lo había dicho. Solo se dispuso a mirar hacia abajo, ya un tanto más 'disciplinado'.

*Miro de reojo a Krist, luego a Aixarel, su mirada...oscura y macabra, se retocó con enfado, sentía que los chicos lo avergonzaban...
Se levanto de la mesa y miro a Aleister, a quien le dedico una mirada maligna, para así tranquilamente caminar por el sitio para aslir de el comedor e ir a donde estaba aquella puerta...aquella puerta que ocultaba su cuarto de invitados...si antes se divertía, ahora lo haría mucho más.*

-Bien...como nadie quiere tragar...vayamos al cuarto de una vez...para que lo conozcas, Hermano... -

*Con una mirada de reojo ordenaba a sus esclavos, los tres, que le siguiesen.*

*Miro a los chicos, no parecían con hambre en ese momento, se levanto después de su hermanito, para seguirle.*

-Claro...soy tu invitado después de todo...

*Sonrió suavemente, afable, inclusive inocentemente, seguía a su hermano hasta detenerse en frente de la puerta, volteando a ver a los tres esclavos de Alex, manteniendo aquella amable pinta...todavía...*

Krist se puso en pie, casi temblando, sintiendo un escalofrío cuando escuchó a Alex decir que era el momento de ir al cuarto.

Muerto de miedo, más bien pánico, se agarró un poco a brazo de Aixarel, buscando tal vez cierto consuelo, a pesar de que sabía que el rubio debía de sentirse parecido a él.

Y así, comenzó a seguir a los hermanos.

Al ser tomado del brazo por el peliazul se levantó también, caminando con lentitud y la mirada baja, con una expresión de disgusto tremendamente notable.
Si, ya sabía que sufriría de nuevo, pero no le quedaba más que soportarlo, o morir en el intento. A pesar de que sonara mal, preferiría la última opción, pues si quedaba más o menos entero tras lo que venía tendría que soportarlo luego de nuevo, seguramente.

*Miro de reojo a Krist y a Aixarel, un gesto de notable disgusto estaba en su rostro al verles sujetos así...su esclavo/amante y su esclavo/torturado, como los catalogaba...sujetos así...se llegó a sentir ofendido, pero ya aplicaría sus correctivos.*

-Bien...ahora hermano..preparate...que esta noche...será tu noche en el cuarto de invitados...

*Dicho aquello, lo dijo de una forma maniaca, como si planease torturar a su propio hermano en aquella habitación que bien conocian los otros dos sirvientes, miraba fijamente a Aleister.*

*Miro de reojo a los dos chicos, parecía uno espantado a más no poder y otro fastidiado, le parecio una rara mezcla se sentimientos para dos chicos jóvenes como ellos.
Volvió a ver a donde Alex, sonriendo ante sus palabras, con amabilidad, e incluso ignorancia aparente a lo que su hermano mencionaba, pura actuación.*

-Genial...toda la noche para mi en tu cuartito de invitados...me siento halagado...

*Volvió a ver a los chicos, avanzando un poco más, observó a su hermanito nuevamente, con una basta y afable sonrisa.*

-Bien Alex-chan ¿entramos?...

Krist notó aquella mirada de Alex y sintió un escalofrío que le recorría todo el cuerpo, soltándose bruscamente de Aixarel como si le hubiera dado un calambrazo. Escuchó las palabras de los vampiros y dedujo que Aleister sólo se burlaba... era imposible que Alex quisiera torturar a su propio hermano... ¿O si? Había matado a su padre, quizás si fuera a hacerlo.

Se mordió el labio inferior nervioso, sin atreverse a pasar al interior, con muchísimas ganas de salir corriendo del lugar.

Ni se inmutó al ser soltado. Es más, tampoco se molestaba en ver si los miraban u oir de lo que hablaban. Estaba hecho un ente, solamente ahogándose en sus pensamientos que se aglomeraban cruelmente. Todos pensamientos que lo angustiaban y ponían nervioso.

Apenas alzo un poco la mirada para divisar la puerta, desanimado, quieto y silencioso. Sabía que no podría escapar, y no quedaba más opción que dejarse hacer.

-Perfecto...

*Antes de abrir, fue donde sus dos esclavos, a quienes tomó por el pelo, halandoles con el para abrir de un portazo, dejando ver aquella habitación...en la cual les había dado recibimiento...en las que los trataba como a el le gustaba; la gran sala de torutras.
Todos los instrumentos aguardaban en la oscuridad de el lugar, unas pocas antorchas iluminaban este, sin más, avento a ambos humanos al interior del cuarto, mirando a donde Aleister, no dijo nada más y entro en la habitación.
Dentro, por fin habló.*

-Bien...adelante...Aleister....

-Claro...

*Dijo tranquilamente aquello, y lentamente se encamino a el interior de la habitación, estando dentro, su boca no pudo expresar otra cosa que un gesto de impresión, pues su pelo cubría sus ojos y estos no se veían, su farse se arruinaría si sus ojos eran vistos en ese momento.
Parecía completamente atónito, apenas hablando; nuevamente, pura actuación...*

-A...Alex....¿Tú?...¿Este..sitio?...

*Entro completamente en el lugar, observando a su alrededor, haciéndose pasar por una víctima, como si el fuese el que sería torutrado esa noche...su actuación era perfecta, y daba gracias que sus ojos no le tiraran el teatrito, pues se mantenían aún, anónimos.*

Krist gimió al ser tomado de los cabellos y casi cayó al suelo ante el empujón pero logró mantener el equilibrio, girándose hacia los hermanos.

La reacción de Aleister lo dejó fuera de lugar, pues esperaba que el hermano mayo de Alex sabía lo que realmente sucedía allí, pero parecía impactado y sorprendido.

Se mordió el labio inferior y bajó la mirada con la pequeña esperanza de librarse de la tortura por esa noche.

Al igual que Krist fué empujado hacia la habitación, poniéndose de inmediato la mano sobre los cabellos, adolorido. Miró el lugar aterrado, empalideciendo, deseando jamás haber sido comprado por ese maldito colmilludo.
Bufó por lo bajo, irguiéndose de nuevo, como si no tuviera miedo. Ignoraba completamente el palabrerío de Aleister, ya sospechaba que era demasiado extraño que siendo el hermano de ese psicópata no supiera nada de aquello.

*Observó a Aleister, fastidiado completamente, camino a donde la puerta y la cerró, para que nadie saliese ni entrará, igual para que la luz no se filtrará.
Volvió donde Krist, le levanto y le dejó sentado en una silla, seguidametne fue donde Aixarel y le tomó de las ropas, lo llevaba donde una pared con unas cadenas sujetas, amarrando al muchacho en estas.*

-Bien...tu...te mereces un escarmiento por lo de hace rato...y te lo daré en persona...

*Miro de reojo a Aleister, sin mostrar nada más que aquella sanguinaría sonrisa, pronto...pronto haría que esos momentos volviesen...
Vio de reojo a Krist, dedicandole una cruel sonrisa.*

-Alex...¿Por qué?...¿Por qué tienes un cuarto así?...digo, me fui a los 16 y no volví a verte pero...¿Por qué tienes un cuarto como este?...creí que serías alguien...y no un verdugo sin razón...

*Miraba a su hermanito...su actuación, su gesto, su impresión, el impacto, el tono de voz usado...todo era perfecto...realmente parecía que el hombre era un completo ingenuo con referente a lo que su hermano había hecho de su vida.
Vio como ataba al rubio a aquella pared, por dentro se estaba incitando, deseoso de sujetar el pecho del chico, penetrar su piel y arrancarle todo...desgraciarlo, destrozarlo y hacerlo suyo....pero aguantaba, se sabía controlar bien gracias a Dios...no...mejor dicho, gracias a su voluntad, Dios podía irse al carajo.*

Era como si estuviera en shock. Se dejaba hacer cualquier cosa, ni siquiera se resistió a ser atado, pues sabía que si se quejaba el vampiro se enfadaría más, o al contrario, le gustarían sus quejas y querría seguir torturándolo para oír más de éstas. De una u otra forma salía perdiendo. Y, como ya se decía hace tiempo... Solo quedaba soportar, o morir intentándolo.

Quedó sugeto por las cadenas de la pared, con la cabeza baja y el flequillo cubriéndole los ojos, una postura completamente inmóvil, dejándose caer.

-Ah, pero que obediente te has vuelto...

*Dedico una cruel sonrisa a su esclavo, al tiempo que volteo a ver a donde Aleister y Krist...ese imbecil de su hermano seguía con su estúpida actuación, bien...sacaría el verdadero Aleister de esa máscara y porte afables, o en ese caso...''sorprendido''.
Volvio a ver a donde Aixarel, y sin más, sin avisar siquiera, dirigió su indice a donde la pierna, la uña creció desmeduradamente, hasta llegar a penetrar de golpe la ropa y la piel del muchacho, musculos, casí atravezandola, no...de hecho la atravezo, la pierna derecha del chico estaba ahora penetrada por la garra del vampiro, y la sangre recorría lo que sobresalía de la pierna del menor y goteaba, al suelo, tiñiendo una parte pequeña de este de rojo.
Sonrió sádico, mirando a donde estaba el humano.*

-¿Sabes?...quería que comieras para vaciarte el estomago con un lavado...pero no comiste...así que no se que sacaré con el lavado...por que de todas formas lo haré...