Buceando....entre libros ( libre )

Hasta él, pese a que jamás se le había pasado siquiera por la cabeza contener su necesidad de beber sangre, entendía lo difícil y doloroso que debía resultar hacer tal cosa. En especial si se tenía un código moral como el que parecía poseer el híbrido, en el cual los otros seres merecían respeto. Para Jacob eso nunca había tenido significado, de manera que no sentía remordimientos o culpa si dañaba de más a alguien.

-No... Yo nunca he experimentado ese dolor, fundamentalmente porque jamás he intentado contener mi sed. Además de cazar, suelo tener unos cuantos esclavos humanos en casa, a modo de reserva.

Lo dijo del modo más natural del mundo, pero al acabar de pronunciar esas palabras se dió cuenta de que quizá no gustasen demasiado a Salem, con todo aquello de respetar a otros seres. Realmente debía ser toda una maldición tener una mitad de vampiro y unos escrúpulos que cualquier santo envidiaría. Jacob sufriría un ataque de sólo pensar en verse obligado a prescindir de su amado elixir rojizo.

Levantó la mirada del nuevo cigarrillo que estaba encendiendo al escuchar sus siguientes palabras. Al fin Salem parecía estar diciendo algo que se adecuaba a la manera de ver la existencia de Jacob. Algo que, por lo menos, incluía un intento de comprender esa naturaleza que ambos compartían, la vampírica. Al mayor le parecía un perfecto modo de que el híbrido empezase a aceptarse un poco mejor a sí mismo.

-Tienes razón. Si no lo experimentas, no puedes hablar de ello. Creo que alguien como tú sería perfectamente capaz de alimentarse sin matar. Yo creo que todo es cuestión de la mentalidad y la fuerza de voluntad... no tanto de un repentino impulso... Por supuesto, debes aprender a controlarte mientras bebes, pero no creo que te resulte muy difícil.

El control no era para Jacob un requisito indispensable, ni mucho menos, pero como para el joven sí parecía resultar esencial, prefirió mencionarlo. Era una manera más de tranquilizarle y mostrarle que actuar como un vampiro no significaba convertirse en una clase de asesino en serie. Jaytez, en efecto, lo era, pero eso no se debía tanto a su esencia vampírica como a su natural sadismo y al modo que había elegido para vivir.

-No te muevas de aquí. Volveré en unos minutos.

Abandonó la habitación de la librería, sabiendo que de todos modos sería difícil para Salem ir muy lejos si se tenía en cuenta la notable torcedura de su tobillo. Jacob acababa de tener una extraña idea y, aunque no podía asegurar que aquello fuese lo correcto ni lo más adecuado, acabó saliendo de la tienda, dirigiéndose a una casa cercana.

Llamó a la puerta y esperó unos segundos a que le abriesen. Había acudido allí puesto que, antes de entrar en la librería a hacer sus compras, se había fijado en un joven esclavo humano que estaba barriendo la entrada de la casa. No le llevó más de cinco minutos convencer al dueño del chico de que se lo vendiese, despidiéndose del ex-propietario con un gesto amable y un nombre falso. Típico de Jacob.

Arrastró al muchacho que acababa de comprar hasta la librería, dirigiéndose directamente a la habitación donde se hallaba Salem. Sonrió con su gesto más cordial al híbrido y arrojó al humano al suelo, de una manera excesivamente violenta. Podía oler el miedo de aquel esclavo, que ahora temblaba a sus pies. Se trataba de uno de esos chicos que se vendían a montones en el mercado, la mayor parte de los cuales acababan como juguetes sexuales o reservas de sangre para sus amos.

-Salem... Te presento a tu primera presa...

Dió una ligera patada al muchacho para empujarle en dirección al joven pelinegro, mientras tomaba asiento en el ancho sofá y encendía un nuevo cigarrillo, con una indescifrable expresión a medio camino entre divertida y expectante.

-Salem... Te presento a tu primera presa...

Salem miro sin comprender como Jacob empujaba de una patada un bulto que había caído al suelo, hacía el. Cuando el bulto se recompuso y alzo la cabeza, Salem miro horrorizado la cara del humano.

Tu-tum. Tu-tum. Tu-tum.....y los latidos de su corazón iban cada vez más deprisa. Se le dilato la pupila de los ojos, e inspiro aire con fuerza, replegándose en el sofá. Clavo los dedos de las manos en la tapicería del mismo, y miro a Jacob claramente aterrado, meneando la cabeza de un lado a otro con fuerza.

-N-no puedo..... - gimió. Comprendía perfectamente lo que Jacob esperaba de el. Quería que cazase, que asediara al humano, lo atrapara, y después se alimentara de el. ¡Pero el no podía! Jaytez le había ofrecido su sangre, se la había dado, podía decirse que se la había regalado. Pero aquel chico estaba allí en contra de su voluntad, sometido, asustado, enjaulado, y desde luego que el no le estaba ofreciendo su sangre. ¡Tenía miedo! Miedo de lo que pudiera pasar, miedo de lo que pudiera sentir....miedo de no poder controlarse y matar al humano. Oh señor.... si había pensado esto ultimo, es que en su interior, muy en su interior, había barajado la posibilidad de alimentarse de el.

-¡No! - exclamo escondiendo la cara entre las manos – No soy capaz de hacerlo..... - volvió a gemir esta vez sollozando. Otra vez se estaba construyendo su caparazón de tortuga para evitar enfrentarse a la realidad. No sabía que hacer. No quería hacer algo, pero sabía que su cuerpo se lo iba a pedir, y además en su paladar aún podía sentir la deliciosa sangre de Jacob.

Cuando este le había dejado solo, pensando en sus ultimas palabras, Salem jamas espero que este fuese a retornar en compañía de un humano para ofrecérselo como comida. Aquello era natural para el otro, pero no para el. Cuando le dijo que no comprendería nada hasta experimentarlo, no se refería precisamente a esto; a alimentarse de un humano. Si tan solo supiera que nada importante iba a ocurrir, que nadie sufriría daño alguno, que Jacob no le haría nada malo al humano, que este no iba a morir, y que saldría de allí entero y bien....si...si....todo eran suposiciones. Estaba hecho un manojo de nervios, asustado y además, sentía hambre, una poca, pero aún así ahí estaba, latente por debajo de los nervios y del miedo. Miro aterrado a Jacob, esperando que de nuevo, alguien más mayor y experimentado que el, tomara una decisión que solo le pertenecía a el.

-¿Que hago? - susurro. ¿Alimentarse o no? He ahí la cuestión. Antes de aquel día, aquello ni se le hubiese pasado por la cabeza. Pero ahora.....sabía que la tentación podía ser grande. Grande y dolorosa, muy dolorosa.

-Tienes razón. Si no lo experimentas, no puedes hablar de ello. Creo que alguien como tú sería perfectamente capaz de alimentarse sin matar. Yo creo que todo es cuestión de la mentalidad y la fuerza de voluntad... no tanto de un repentino impulso... Por supuesto, debes aprender a controlarte mientras bebes, pero no creo que te resulte muy difícil.

Se acordó que estas habían sido las palabras exactas de Jacob antes de salir de la librería y traer al humano. Jacob creía que el podía alimentarse sin matar. Creía en el. Pensaba que todo era cuestión de mentalizarse y de fuerza de voluntad, pero....¿tenía el la suficiente fuerza de voluntad para hacerlo? ¿o iba a defraudar las expectativas de Jacob? Miro al humano....su vida, sus sentimientos, su todo....era tan frágil. Y el no deseaba romper esa fragilidad.

Había esperado una reacción inicial de rechazo, era completamente previsible, pero no hasta semejante punto. No había previsto que Salem acabase llorando y rozando tales extremos de angustia por causa de algo que para Jacob carecía de importancia, como era un vulgar esclavo humano. Se repitió que las cosas, teniendo un código moral como el que parecía tener el híbrido, posiblemente se verían de un modo muy diferente.

-Esto es exasperante...

Dió varias caladas más al cigarrillo, preguntándose qué más hacer. Se le ocurrían distintas maneras de comportarse y de tratar de forzar al chico a alimentarse. Podría pedirle amablemente que le hiciese, prácticamente rogarle, pero a Jacob le parecía patético que un asesino profesional como él suplicase a otra persona que hiciese caso a sus bajos instintos.

Quizá amenazar a Salem fuese otra opción, más lo que Jaytez quería hacer, y no perdía esto de vista, era ayudarle. 'Ayudarle', a su peculiar y algo brusca manera, pero siempre con algo que hasta podría calificarse como buena voluntad. Si atacaba a su 'alumno', sólo conseguiría avivar el rechazo. Además de que aquella especie de respeto que sentía hacia Salem le impedía hacer tal cosas.

-Lo que tienes que hacer es alimentarte. Es un esclavo. Para eso existe, ¿sabes? Y me ha costado dinero... así que si tú no lo usas, lo haré yo...

Se puso en pie, con su aire más amenazante, y levantó al chico por el cabello. Suponía que estaría asustado, o al menos eso podía oler con tan sólo acercarse unos centímetros a su cuerpo. Sonrió a Salem, con un gesto que ya casi por costumbre resultaba algo sádico y olfateó lentamente el cuello del esclavo.

-Además, es de buena calidad, pero demasiado delicado para mi gusto. Sería toda una lástima que me excediese, ¿no crees?

Con una de sus afiladas uñas, abrió un ligero corte en el hombro del muchacho, lamiendo la sangre, tan sólo con el propósito de que aquel olor acabase por provocar lo bastante al pelinegro, cosa que también estaba buscando por medio de aquella actitud. No llegó a morder al esclavo, sino que le arrojó otra vez a los pies de Salem, donde acabó encogido y lloroso. Jacob solía resultar algo amenazante.

-Vamos. Quiero que lo utilices como se debe... y que evites dañarlo si es lo que quieres. ¿O acaso tengo que ponerte un ejemplo práctico?

Le mostró sus largos colmillos, mientras lamía la sangre que había quedado ligeramente adherida a sus dedos, retirándola y limpiándolos de este modo.

-Lo que tienes que hacer es alimentarte. Es un esclavo. Para eso existe, ¿sabes? Y me ha costado dinero... así que si tú no lo usas, lo haré yo... Además, es de buena calidad, pero demasiado delicado para mi gusto. Sería toda una lástima que me excediese, ¿no crees? Vamos. Quiero que lo utilices como se debes... y que evites dañarlo si es lo que quieres. ¿O acaso tengo que ponerte un ejemplo práctico?

Todo se ralentizo. Para Salem era como estar viendo una película a cámara lenta. Las palabras de Jacob, el rostro aterrado del esclavo, el comportamiento de Jacob, sus ojos.....esos ojos que parecían estar diciendo la verdad. Luego la manera en que Salem se levanto, de forma algo torpe, y los angustiosos segundos que siguieron hasta el instante en que se abalanzo hacía el humano, envolviendo sus hombros con uno de sus brazos, mirando con los ojos sumamente abiertos a Jacob.

-No.... - iba a ser un grito, pero se quedo en nada, en un susurro. Murió antes de nacer. Tenía la garganta seca, muy seca, y las palabras no le salían. Era plenamente consciente del olor del pelo del esclavo, de sus hombros bajo el liviano peso de su brazo, de su cara de terror, del olor de su terror, del terrorífico latido de su corazón que parecía querer salirse de su pecho, del sudor que caía en forma de gotas saladas por su cuerpo. Pero sobretodo del delicioso olor que salía de la herida que había dejado Jacob a su alcance, tan tentadora....tan malditamente tentadora. La sangre le estaba llamando. Sentía que algo rugía desde el fondo de su cuerpo, algo que intentaba hacerse espacio a mordiscos, arañazos y golpes. Algo primitivo, hambriento, voraz.....una parte de el a la que nunca había saludado y por lo tanto a la que no conocía. Pero al parecer, por la familiaridad del rugido, aquella porción de si mismo, aquel recóndito código genético convertido en impulso primitivo, le conocía muy bien.

''Venga, vamos. Bebe, bebetela. Lo estas deseando. Vamos Salem, es fácil...tan condenadamente fácil. Sólo tienes que dejar salir los colmillos y clavarlos en la carne. Le dolerá, si, por supuesto que le dolerá, pero Jacob te ha dicho que después, cuando pares, podrás cerrar la herida con tu saliva....''

''¡¿Y si no soy capaz de parar?!''

''Lo seras, seras capaz....pararas porque no tienes instintos de matar. Te sabrás controlar porque yo me encargare de hacerte saber cuando el corazón este ralentizado, o incluso antes. Pararas porque hace poco has bebido y sabes que no tienes tanta hambre. Pararas porque mientras bebas, te estarás acordando de.....mi''

Y durante unos segundos, eternos, le pareció que la voz salida de dentro era un residuo de lo que había sido el tono siseante y frío con el que siempre le hablaba Cam. Llego a pensar que era la voz de su hermano.....pero antes de poder calibrar del todo aquel pensamiento, este se esfumo, y una parte de Salem, la que sencillamente ya no podía aguantar más, se rindió a lo inevitable.

Soltó un gemido lastimero, y con la palma de la mano ahueco la mejilla del esclavo.

-Lo siento – susurro, y después, mirando fijamente a Jacob, aún inseguro de poder ser capaz de hacerlo, hundió despacio los dientes en la carne, y comenzó a succionar.

Se apartó a un lado en cuanto Salem al fin pareció decidirse. Como interiormente había predicho, reaccionó, tanto a la sangre como a la amenaza hacia el humano. Jacob llevaba demasiados siglos torturando y sonsacando información como para no descubrir esos puntos flacos. Por un momento, creyó que el pelinegro trataría de 'salvar' al esclavo, llevándoselo de allí o apartándolo de él.

El instinto fue más fuerte. Jacob esbozó una sonrisa a todas luces complacida, pero ya sin apenas rastro del sadismo anterior. Había sido en parte fingido, puesto que no era un momento en el que el vampiro sintiese verdaderos deseos de dar rienda suelta a su habitual crueldad. Ahora mismo tenía una expresión que podría recordar a la de un maestro orgulloso que ve a su alumno realizar correctamente una tarea.

-Bien... Pero no te contengas tanto... No hace falta que seas tan delicado...

Su voz casi tenía un toque paternal. Como un padre que lleva a su hijo de acampada y le muestra el modo correcto de montar una tienda o curarse una herida. Era la primera vez que se sentía de esa manera, enseñando aquella clase de 'arte'. También era cierto que jamás se había encontrado con un ser que tuviese parte de vampiro y tratase de contenerla.

Se le ocurrió que quizá fuese una buena idea morder él mismo al esclavo después de Salem, acabando con él. Le preocupaba que, si seguía vivo, el chico se dedicase a hablar acerca del híbrido, de aquella 'debilidad' mostrada inicialmente, de la indecisión a la hora de morderle. Eso dejaría en muy mal lugar a la raza vampírica.

Sin embargo, supuso que Salem se enfadaría si él acababa con la vida del muchacho. Ah, aquellos detestables escrúpulos. Pero Jacob se imaginaba que el pelinegro se sentiría ya culpable tras haber mordido al chico, al menos de forma inicial, así que era mejor no echar más leña al fuego. No quería impulsar al híbrido a odiarse más, acabando por emprender una acción consigo mismo.

-Cuando termines de alimentarte, tráele aquí.

Se dejó caer en el sofá y palmeó tranquilamente el lugar que estaba a su lado. Sí, sería mejor que después de eso el humano descansase, no fuera a ser que se desmayase y Salem sufriera un ataque de ansiedad o algo por el estilo. Jacob trató de mostrarse tranquilo, mirando de reojo al pelinegro con gesto parsimonioso. Su mirada era ligeramente aprobadora... indicando que le parecía que lo estaba haciendo bien.

La sangre, caliente y deliciosa, afluía lentamente a su garganta, bañando su paladar, su lengua, los dientes, bajando con rapidez hacía el estomago, donde poco a poco notaba un inmenso calor que salía de sus entrañas. Estaba bebiendo vida. Al primer mordisco ( que horrible sonaba ) todo se había precipitado y había bebido con ansias, pero después, poco a poco, algo había ido aposentándose y calmándose en su interior, provocando que cada vez bebiera más y más despacio. Estaba saboreando al humano y a su sangre.

-Bien... Pero no te contengas tanto... No hace falta que seas tan delicado...Cuando termines de alimentarte, tráele aquí.

Oía vagamente que Jacob se había movido, que le estaba hablando, y en su voz percibió cierto deje ¿paternal? Salem no estaba seguro, en aquellos momentos no estaba prestando atención a nada de lo que sucedía a su alrededor, la sangre le tenía absorbido, concentrado, ajeno a todo. Por fin, la ansiedad remitió del todo, y la voz que había escuchado con anterioridad volvió a hablarle.

Para. Ya te has alimentado lo suficientemente. Recuerda como esta sonando ahora su corazón, lo despacio que lo hace, la forma tan aletargada en la que respira. Recuerdalo para la próxima ocasión.

Salem se alejó despacio del cuello del muchacho sintiendo como este perdía las fuerzas y caía recostado sobre el, sino fuese porque notaba con claridad su respiración, regular y adormecida, y sentía el palpitar de su corazón, hubiera entrado en pánico, pensando que a lo mejor le había matado. Por suerte no era así. Por alguna razón el humano le parecía un peso ínfimo, y además Salem notaba su propio cuerpo increíblemente caliente. Se volvió hacia Jacob viendo en su mirada un destello de aprobación. Se levanto del suelo cargando con sorprendente facilidad al humano, y lo deposito en el sofá junto a Jacob. Increíblemente estaba calmado, un poco preocupado por el estado del humano, pero por lo demás demasiado tranquilo para tratarse de el. Era como si de un plumazo todos las preocupaciones e inseguridades de antes se hubiesen evaporado en el aire. Se sentía ligero, liviano y asombrosamente bien; como si hubiese dormido doce horas seguidas, o mejor, como si hubiese recuperado el sueño perdido de toda una vida.

-Me siento extraño – balbuceó mirando con un dejo de ansiedad a Jacob - ¿E-es normal? Me siento.... - no sabía como explicarse correctamente así que al final acudió a su primer pensamiento mientras bebía la sangre – me siento....vivo – musito verdaderamente impresionado, con los ojos abiertos como platos mirando fijamente al humano, no pudiendo creer todavía todo lo que le había pasado en una sola tarde.

Últimamente estaba experimentando demasiados cambios en su vida. Este era uno más que añadir a la lista.

Asintió varias veces, con gesto de indudable aprobación, pensando que quizá sería buena idea añadir un 'buen chico' o frase semejante, pero aquella clase de intervenciones no iban con Jacob. Su rostro expresaba un mudo respeto hacia Salem, pues comprendía que le hubiese resultado difícil alimentarse de un humano. La primera vez siempre era complicada, sobre todo teniendo en cuenta que toda su vida parecía haber considerado aquello toda una aberración.

-Lo has hecho bien...

Esbozó una sonrisa tranquila, de nuevo de forma aprobadora, mientras con un gesto algo frío y mecánico, digno de alguien que ha hecho lo mismo muchas veces, llevo sus dedos a la garganta del esclavo, buscando el pulso. Comprobó que éste podía considerarse normal en esa situación y que, aunque el corazón latiese débilmente, al menos lo hacía. Sí, parecía haberse controlado bien.

-Tan sólo...

Ah, no era momento para empezar a sacar defectos a la actuación de Salem. Sin embargo, había advertido que la saliva no había sido bastante para cerrar la herida, así que se humedeció sus propios dedos y los deslizó sobre las marcas de la mordida, que ahora definitivamente dejaron de sangrar.

-Es natural que te sientas vivo. Una parte de ti necesita la sangre, como el aire que respiras. ¿Podrías vivir sin aire? Durante todos estos años has intentado mantener muerta esa faceta vampírica... supongo que ha permanecido latente...

Fue a por su chaqueta y la dejó caer encima del joven humano, tratando de cubrirle un poco, ya que parecía ser que su anterior amo no le permitía llevar demasiada ropa. Jacob no quería que fuese a enfermarse ahora; sabía que la muerte o empeoramiento del esclavo causarían mal a Salem, que le harían sentirse culpable aún cuando no tuviese la culpa.

-Bien... Lo has hecho muy bien. ¿Verdad que no ha sido tan terrible?

-Es natural que te sientas vivo. Una parte de ti necesita la sangre, como el aire que respiras. ¿Podrías vivir sin aire? Durante todos estos años has intentado mantener muerta esa faceta vampírica... supongo que ha permanecido latente...

Salem se empapo de las palabras de Jacob, dándose cuenta de que tenía toda la razón. Durante todos aquellos años había mantenido encerrada y dormida su sed, más no dominaba. La sed y el hambre habían estado agazapadas en un rincón dentro de el, esperando el momento apropiado para reclamar su justa atención. Y al parecer el momento de la reconciliación acababa de llegar, y de la forma más insospechada para Salem. Observó como Jacob cubría al humano con su chaqueta, percatándose de lo frágil que era la vida de los humanos, tan corta, tan efímera, tan insatisfactoria.....No es que su vida fuera un lecho de rosas, pero tenía la sensación que de haber pertenecido completamente a alguna de las dos razas que conformaban su existencia, habría tenido una vida mucho más plena y satisfactoria que la de cualquier humano, fuera este esclavo o no.

-Bien... Lo has hecho muy bien. ¿Verdad que no ha sido tan terrible?

Meneó la cabeza en señal de negación, mientras estiraba una mano hacia el rostro del humano y acariciaba su mejilla con un dedo. Tenía la piel tibia. Apartó la mano despacio, y se puso de pie, mirando intensamente al humano, después observó de reojo a Jacob, y decidió que era el momento preciso de abordar un tema que llevaba preocupandole varios minutos.

-¿Q-que pasara con el? - señalo vagamente con la mano al esclavo - ¿Que haremos con el?

Sentía cierta angustia por el humano. ¿De donde lo habría traído Jaytez? ¿Que pasaría con el de ahora en adelante? ¿Querría quedarse Jacob con el? ¿Iba a.....iba a matarlo? Esa realmente era la cuestión que más le preocupaba, seguida por otra que acaba de sobrevolar sobre su cabeza con un breve pero intenso aleteo; ¿Debía de contarle a Adrik sobre lo que había ocurrido aquella tarde allí? Y más aún, ¿Iba a contarle Jacob a otros vampiros sobre su existencia? No creía que todos fueran a tomarse a bien la presencia en la isla de un híbrido de su especie que llevaba su sangre, pero que no actuaba como ellos, no vivía como ellos, y no sería jamas como ellos.

Mantenía aquella sonrisa tranquila, y en cierto modo satisfecha y orgullosa. Era la primera vez que enseñaba algo así a una persona, sintiéndose ahora realmente bien. Aquel extraño paternalismo no desaparecía. ¿Sentiría él algo parecido cuando enseñase el mundo a sus dos pequeños, nacidos recienetemente? Ser padre no era su fuerte, pero en ocasiones podía tener comportamientos lo bastante adecuados.

La voz de Salem le arrancó de sus pensamientos y meditaciones. Frunció el entrecejo, abandonando la sonrisa tranquila por una expresión pensativa. Para Jacob, resolver aquel 'problema' en condiciones normales hubiera sido algo bastante fácil, ya que se hubiese limitado a beber hasta saciarse, dejando el cadáver del esclavo en cualquier parte. Pero algo le decía que, si ahora mataba al chico, todo aquello sería contraproducente para el pelinegro.

-Salem, él es un esclavo...

Sí, eso quería decir muchas cosas para el vampiro, empezando porque su importancia era menor que la de una motita de polvo, con excepción de su valor económico. Claro que el híbrido seguramente no lo vería así, de modo que quizá aquello de 'me importa muy poco lo que le pase porque es un esclavo' no funcionaría. Jacob se reprochó mentalmente la frase, aunque no acababa de comprender esas otras formas de razonar.

-Pero no le mataré... Sería improductivo.

Se aproximó al chico humano y con un gesto algo brusco quitó la chaqueta que él mismo había dejado sobre él, apartándola a un lado. Le miró de arriba a abajo, con ojo bastante crítico. Con sus manos palpó el cuerpo del esclavo, como quien examina ganado, buscando imperfecciones y detalles que pudieran bajar el precio. El muchacho pareció despertar un poco de aquel sopor, pero no hizo nada por resistirse, tan sólo lanzar fugaces miradas a Salem. Jacob continuó, quitándole toda la ropa para poder revisarlo bien, y acabando por colocarle la chaqueta encima descuidadamente. Tomó asiento en el cómodo sofá.

-Tendrá unos diecisiete años y está algo estropeado. Además, no es virgen; ayer mismo su amo debió de usarlo, siendo bastante salvaje con él... diría que no es la primera vez. Si lo vendes, podrías sacar algo de dinero. No demasiado, quizá, porque no es una gran mercancía, pero bastante para hacer unas cuantas compras.

Sonrió a Salem, sin crueldad ni nada semejante en su mirada, sino con una frialdad metódica. Le parecía que la venta era una de las mejores opciones, aunque en su fuero interno sabía que muy probablemente acabaría matando al esclavo sin avisar al híbrido. Al fin y al cabo, aquella indecisión inicial de Salem no era algo que fuese a beneficiar a la fama de los vampiros.

Salem proceso todo lo que Jacob le decía con el semblante surcado de profundas emociones. Según Jacob iba hablando sobre el esclavo la cara de Salem mutaba según sus sentimientos iban aflorando a la superficie. Odio contra el amo de aquel chico, odio contra la hegemonía de los vampiros, odio contra la esclavitud…por un instante sintió que podría odiar el mundo entero y que el sentimiento sería tan fuerte como para hacerle explotar en pedazos. Claro que tan solo fue una fantasía muy realista y nada más. El odio que creía sentir ( era incapaz en el fondo de tal sentimiento ) dió paso de nuevo a la frustración, y después a la compasión y a la pena. Por ultimo, llegó la resignación. ¿Qué podía hacer el? ¿Cómo un simple hibrido podía cambiar el orden establecido? No podía el solo no, pero unos cuantos más como el….

Corto la línea de sus pensamientos temeroso de que Jacob pudiese descubrirlos. Los vampiros ¿leían la mente ajena? Esperaba que no, porque en tal caso, Jaytez podría haber entrevisto en su mente aquel pequeño atisbo de suprema rebeldía por el que pugnaba y gritaba todo su tembloroso cuerpo.

Un cobarde con fantasiosos sueños de libertador.

Miro esquivamente a Jacob, totalmente consciente de que estaba mirando el mundo entero con los ojos de alguien a quien hubiesen abierto bajo sus ojos un montón de puertas, y no supiese cual de ellas cruzar. Y eso era lo que estaba pasando. La primera de ellas acababa de ser cruzada minutos atrás. La segunda acababa de abrirse con un sonoro y fuerte estruendo; había una vida que salvar, la de aquel muchacho. No sabía como, solo que no podía dejar que Jaytez lo matara…no podría soportarlo. Era en cierto sentido una razón un poco egoísta; el querer algo solo porque no podía soportar que esto ocurriera, pero en su corazón latía algo imparable… se trataba también de una vida. Aquel chico respiraba, hablaba, se reía y sentía como ellos. Tenía derecho a elegir. La libertad del individuo es un derecho inapelable excepto en los casos de imposición de justicia.

-Comprendo… - susurró como respuesta a las palabras de Jacob – p-pero… - agacho la cabeza sólo para después alzarla y mirar a Jacob con cierto deje de desafió - ¿y el? – cuestionó volviéndose hacia el esclavo - ¿q-que quieres tu? ¿Quieres m-morir o vivir? – le preguntó con ansiedad, esperando que este le contestara que quería vivir, que lo deseaba. Necesitaba que el muchacho también desease luchar por su vida, porque de lo contrario sabía que con infinito dolor probablemente asistiría a su prematura muerte a manos de Jaytez.

Los dados acababan de caer sobre la mesa, y nadie podía prever hacia que lado iban a inclinarse.