Llegó caminando tranquilamente al balneario, mirando curioso el lugar. Se sentó en un rincón y fijó sus orbes turquesas sobre el ángel, mientras batía enérgicamente el contenido chocolatoso de un bol.
- Vaya... ¿el agua está caliente? Que genial... ¿Sabes nadar? Porque yo no... Seguro me ahogaría en el primer intento. - Comentó un tanto divertido.