Habitacion 7

Completamente inmutado, y sin siquiera darse cuenta, dejó que el mayor lo sostuviera para subirlo a la cama, manteniéndose fácido y sin usar músculo alguno. Un tenue suspiro se escapó de entre sus labios, a la vez que se acurrucaba despacio en suaves movimientos.
Antes de que el hombre se separara de la cama para hacer... lo que se suponía que haría, el pequeño neko estiró los brazos y, por inercia, se aferró al cuello ajeno, en busca de algo de su calor inconscientemente.

Se sorprendio al sentir los brazos del chico rodeando su cuello, era obvio que habia estado solo hace mucho tiempo, solo y sin nadie a quien recurrir.

Suspiro y se recosto al lado del neko, dejando sus brazos rodeando su cuello, el tambien tenia algo de sue;o y decidio que era la oportunidad de dormir un poco.

Inmutado continuó aferrandose al mayor. Le resultaba increíble estar de nuevo junto a alguien, cosa que hacía ya tiempo no podía darse el placer de hacer. Poder sentirse protegido era hermoso, a la vez que se deleitaba con la calidez que le proporcionaba.
Maravillado, se acurrucó un poco más cerca del cuerpo ajeno, disfrutando de su calor corporal y aún rodeandolo con aquellos pequeños bracitos.

El tiempo había transcurrido con una rapidez increíble, incontrolable, y muy poco notable. Había descanzado lo suficiente como para estar luego un buen rato hiperactivo, mas en el medio de su descanzo, sintió que la superficie contra la que dormía se movía bruscamente. Abrió los ojos con pereza, y vió repentinamente al mayor con los ojos abiertos, notablemente frustrado. Ni se inmutó al ver que lo abrazaba, y tampoco es que tuviera demasiados deseos de salir de allí.
-...Mmmh~?

Sus ojos estaban entreabiertos, observando espectante las acciones del individuo que lo acompañaba, dubitativo e intrigado. Se cuestionaba la razón por la cual de pronto se había levantado, mas no se atrevía a separar los labios para preguntárselo.
Solo se lo quedó mirando, moviendo lentamente la cola de lado a lado.

Ante las palabras del mayor, simplemente se limitó a asentir con la cabeza, en calma.
-...¿Está triste?
Le preguntó, sin rodeos, sentandose ahora en la cama. Mantuvo sus aterciopeladas orejas erguidas, y aún moviendo la cola con pereza. Por alguna razón se sentía preocupado por aquel hombre. ¿Era acaso porque había sido salvado por él?

Poco a poco, mientras que el hombre hablaba, se fué levantando de la cama y, ayudado por un saltito, llegó al suelo de pié. No le agradaba mucho permanecer en la cama demasiado tiempo luego de despertar, no sabía por qué, pero prefería sentarse en el suelo.
-¿Y porqué está nostálgico, Matthew-san?
Cuestionó, ya acomodado en el suelo, sentado a los pies de la cama.

Ladeó un poco sus afelpadas orejitas, a la vez que se tomaba la cola con una mano y se la acariciaba a si mismo, observando aún un poco incrédulo a su acompañante. No le gustaban las historias tristes, pero mucho menos, las personas tristes.
-El pasado quedó atrás, y lo que queda es el presente.
Comentó con calma y una ternura inusual en el tono de su voz. Esa frase siempre le había gustado, pues si no pensara en ella, ¿Cómo se suponía que seguiría adelante después de todo lo que le había ocurrido?...A demás de que ya decenas de veces lo habían devuelto al mercado -ya sea por que si o por la desaparición de sus amos- siempre alguien lo lastimaba física o sentimentalmente, y era solo un niñito desamparado. ¿Cómo no estaba muerto aún?... Pues porque el pasado era olvidado completamente en su cabecita..