Habitacion 7

Poco a poco, ante tantos movimientos y sonidos exteriores, lograba despertarse. Abrió con lentitud los ojos, aquellas orbes oscuras cristalizadas en lágrimas que no dejaba escapar, secándoselas rápidamente con el borde de una sábana. ¿Sábana?... ¿En qué lugar se suponía que estaba, en que hubieran sábanas?... Lo único que podía recordar era que estaba corriendo en el parque con aquel hombre, mas luego, todo se tornaba confuso.
Se sentó despacio sobre la cama, y posando una de sus patas sobre su cabeza, debido a que la misma le dolía un poco, viró la mirada hasta que se encontró con Matthew.
-Se-Señor...
Susurró debilmente, observándolo con algo de tristeza y timidez.
-¿En.. En dónde estoy?

-¿Qué es un hostal?
Cuestionó, apenas audible. Poco había conocido de la isla, y la mayoría de sus lugares recorridos no eran muy concurridos por las personas, lo cual eliminaba de su lista cualquier hostal u hotel.
-¿Pero.. Pero qué sucedió? Yo estaba con usted en el parque hace un momento..

Ladeó un tanto la cabeza, como cachorro desentendido, mientras que escuchaba muy atento las palabras del mayor, observándolo espectante.
-¿Desmayarme?.. Ah.. ya recuerdo..
Masculló entre dientes, sonrojándose completamente. Estaba realmente avergonzado, pues él que siempre quería aparentar que era fuerte y resistente, realmente era un ser completamente endeble.
-Lamento haberle causado problemas...
Atinó a decir, apretando las sábanas entre sus patas con mucha fuerza, furioso consigo mismo.

Iba a decir algo pero tocaron la puerta.

Disculpa

Se levanto y fue a ver quien era, el encargo de comida habia llegado.
Le indico a los que traian los alimentos, en bandejas que las pusiera frente al niño que estaba en la cama. Los encargados obedecieron y lueg de pagar una pequeña comision, se fueron.

Cerro la puerta y regreso junto al neko.

Come lo que quieras.

Sorprendido, vió como aquellos desconocidos entraban como si nada a la habitación y dejaban toda esa comida frente a él. Le resultaba fascinante el aroma que se desprendía de ésta, y se veía todo realmente apetitoso. Hubiera rechazado, obviamente, pero tenía tanta hambre que ya no podía dudar en comer, aunque fuera un poco.
-Gra..Gracias...
Tan solo susurró, tomando un pequeño pedazo de pan árabe e introduciendolo muy delicadamente en su boca.

Ante las palabras del mayor, asintió solamente con la cabeza, masticando aquel minúsculo pedacito que había introducido entre sus labios. Se llevó luego un pequeño trozo de pescado a la boca, y degustó éste con deleite, como si fuera lo único que comería en semanas, disfrutándolo y sintiendo cada segundo su delicioso sabor.
Observó como el adulto partía hacia el baño, y continuó comiendo muy lentamente.

Luego de un rato terminó de 'devorar' el alimento, sintiendose bastante mejor que antes, a pesar de que tardara un poco más en sentirse completamente enérgico como siempre. Dejó las bandejas vacías a un lado y se recostó de nuevo en la cama. ¡Hacia cuánto tiempo que no sentía un cómodo colchón bajo su cuerpo!.. Era increíble, se sentía espléndidamente protegido entre esas cuatro paredes, y más aún cerca de aquel hombre.
Escuchó el agua caer, somnoliento, mas manteniéndose con los ojos abiertos. Tenía ganas de darse también un baño, y pensaba pedirselo al mayor cuando terminara.

Miraba el techo, pensativo. Aún no podía creer que se hubiera desmayado, pues continuaba con su absurda creencia de que no era un niño débil, de que podía arreglarselas solo. Sin embargo, allí se encontraba, en un hostal siendo cuidado por el hombre.
Al oír la voz ajena, se levantó de inmediato y sonrió con torpeza, rascándose cuidadosamente la mejilla con una de las garritas de su pata.
-Si, gracias por... por preocuparse.
Comentó, en un tono muy tenue y, de alguna manera, dulce. Quedándose en su lugar, se dedicó a observar el perfecto cuerpo del mayor algo atontado, clavando la vista en sus ojos.

Instantaneamente, casi por inercia, asintió con la cabeza repetidas veces. Agradecía que el mayor se lo hubiera preguntado y no haberlo tenido que cuestionar él.
Se destapó y de un saltito bajó de la cama, casi trotando hasta la puerta del baño, sonriente. No dijo nada, solamente se quedó allí parado, y observó por un rato la bañera, cuestionándose cuál era la forma de abrir aquella cosa y llenarla de agua.

Giró la cabeza con lentitud, y observó silenciosamente desesperado a Matthew.
-Por... por favor.
Le respondió, sintiéndose un completo inútil. ¿Cómo podía desconocer la manera de abrir una bañera?

Sonriendo con entusiasmo y escuchando atentamente toda la explicación, intentó memorisarce todo aquello, y cuando llenó la bañera para él, bajó la cabeza fugazmente en forma de reverencia, como agradecimiento.
Se quitó sin más la ropa, ni siquiera molestandose en cerrar la puerta -o más bien, olvidándo hacerlo- dejándola entre abierta. Dejó su ropa doblada sobre un pequeño estante. Ésta estaba completamente limpia, como si la hubiese lavado ese mismísimo día.
Se metió a la bañera, soltando un tenue suspiro al entrar en contacto con aquel agua cálida, apasiguandose por completo, sintiendo un placer que casi nunca podía otorgarse.

Se puso un poco de shampoo en la palma de la mano y se la llevó a la cabeza, lavando sus cortas hebras oscuras y sus aaterciopeladas orejas. Inclusive, luego se lavó delicadamente la cola, riendo por lo bajo ante algunas cosquillas que el mismo se provocaba.
Se enjabonó todo y posteriormente enjuagó su pequeño cuerpo, limpiando cada rincón y quedando pulcro y relusiente.
-Aah~... Mucho mejor.
Susurró para si mismo, hundiendose hasta el mentón en el agua, decidiendo que sería grato reposar allí un rato.

Luego de un buen rato de despreocupada relajación, decidió salir de la bañera por más que quisiera quedarse. Dejando sus mechones de cabello chorrear sobre sus hombros junto con las orejas que mantenía bajas, tomó una toalla y se secó con ésta sin demasiada dificultad, dejando sus hebras azuladas algo húmedas callendo algunas sobre su pálida carita, y finalmente, luego de secarse por completo, atándose la toalla a la cintura.
Se vistió poco después, y salió del baño encontrándose con aquella figura sobre la cama. De alguna manera le pareció tierno al verlo dormir así, y ya que no quería molestarlo, se acurrucó a un costado de la cama, en el suelo, dispuesto a dormir allí como la mascota que pensaba ser.

Desperto despues de un rato... abrio lentamente los ojos y se sento en la cama.

Me quede dormido...

Puso una de sus manos en su cabeza y miro a su alrededor buscando al niño, encontrandolo en el piso durmiendo-

No entiende... -murmuro con too aburrido.

Se levanto... y lo tomo en brazos para dejarlo sobre la cama una vez mas.