Bienvenido a ¿casa? ( Priv. Misha )

Judas tenía buen instinto para todo. Para los problemas, para las ventajas, para los lios, para los contratiempos, para encontrar la cajetilla de tabaco que siempre perdía, o el último bote de cerveza que tenía en la despensa. También tenía gran instinto para los motes o sobrenombres. Y había decidido que necesitaba encontrarle uno a Misha ya. Lo de conejito era un mote cariñoso que se guardaba para más adelante, en esos momentos necesitaba algo más esmerado.... algo como lo que se le acababa de ocurrir; algo salido de la nada: Fierecilla. Bueno, no era ni mucho menos el mejor mote de toda la historia habida y por haber, pero bastaba con que a el le gustaba, o mejor dicho le encantaba, y que a Misha no le iba a hacer demasiada gracia.

Así que, Fierecilla se quedaba, Fierecilla iba a ser, y con Fierecilla tendría que lidiar.

El resto del camino hacia su casa, lo hizó enfrascado en la contemplación de los diversos grados de sonrojo que podía adquirir la cara de su mascota. Diferentes grados dependiendo de en que lugar ponia Judas sus manos de pulpo, que estaba palpando en aquel momento, y que se dedicaba a susurrar en la oreja del conejito. Y como tenía un variado repertorio de palabras malsonantes y relacionadas con el ámbito sexual, los sonrojos no faltaban.

El camino fue largo, su casa no era precisamente de las primeras, no estaba ni mucho menos bien comunicada, y la multitud de enredaderas, plantas silvestres, y musgo que la cubría, la diferenciaban de todas las demás de la calle. Es decir, que su casa era la que peor aspecto presentaba. La ultima vez que el jardín delantero había sido podado, Judas aún no tenía pelo en el pubis. Abrió la verja de entrada a la casa y se puso a canturrear.

-Hogar dulce hogar – dejó a Misha en el suelo, depositandolo con suma delicadeza, y estuvo varios minutos buscando por todos los bolsillos las llaves de la cerradura hasta que se percato de que no las tenía. Lo cual significaba que otra vez se las había dejado puesta por dentro de la casa; en la cerradura.

-Tsk....joder. Vamos a tener que entrar por la ventana.

Claro que, con aquel enjambre de plantas, musgo y enredaderas, cualquiera accedia a una ventana abierta. La otra opción era forzar la cerradura, o derribar la puerta. Pero ninguna de las dos era apetecible, más si no querías llamar la atención de tus vecinos.

(OFF: perdón por la demora! no tenog perdón! T_T )


El camino, en efecto, era largo, y el hecho de que Judas no parara de acosarlo de más maneras que su joven e inexperta mentecilla pudiera llegar a imaginar no ayudó en nada a amenizar el vaje. Al menos no para Misha. A Judas parecía hacerle mucha gracia.

Cuando por fin llegaron Misha no pudo dejar de sorprenderse de lo... ¿desentonante? que era la casa de Jude con respecto a las imponentes y ostentosas mansiones que había por los alrededores. Sin duda, la palabra deteriorada se quedaba corta a la hora de describirla, pero a Misha no se le ocurrió ninguna mejor. Parecía una de esas antiguas mansiones abandonadas de las películas de terror, y sin embargo.. y contra todo pronóstico, al chico, lejos de intimidarle, le parecía más acogedora que las enormes casas y palacios que había visto hasta entonces.

Caminó un par de pasos para quedar a la altura de Jude, porque se había rezagado, y llegó a oírlo decir que tendrían que entrar por la ventana. Levantó la mirada. Daba por hecho que si había alguna ventana abierta, no serían las de la planta baja, sin embargo, se podía alcanzar fácilmente el nivel del primer piso si se trepaba a alguno de los tupidos árboles. Claro que lo de "fácilmente" se podía aplicar a cualquiera que no fuera Misha, sin embargo, dijo, sin dejar de misrar aprensivamente a las ventanas del primer piso: -si quieres yo subo y luego te abro desde dentro... -no sabía por qué demonios había dicho eso... ¿sería su deber de buen esclavo? Lo que sí sabía era que la altura y el esfuerzo que supondría trepar hastá allá no le atraían en lo más mínimo.

Judas miró brevemente a Misha antes de sacudir la cabeza como muestra de negativa.

-Ni hablar - sentenció ante la sugerente idea que había tenido su esclavo de trepar hasta la ventana. Sugerente porque verle trepar sería un maravilloso espectáculo de esos que es bueno ameritar con palomitas, coca-cola, aplausos y silbidos. Tensaría los muslos, las piernas y los gluteos al ir escalando, y Judas estaría debajo total y completamente dispuesto a tomar las medidas de su culo y de su cintura con ojo del que es todo un experto en la materia.

Sonrió mientras se arremangaba aún más la camisa y miraba hacia la ventana que quedaba abierta por encima de el.

-¿Para que quieres trepar si puedo llegar allí arriba de un salto? - dicho así, a lo chulo, con mucho morro y la risa bailando por toda su cara - Mira y admira. Quedate donde estas monada.

Comenzó haciendo el tonto, sentada por allí, estiramiento de cuello por allá, crujio los nudillos de ambas manos, y después de tres minutos haciendo el más completo idiota, se frotó las manos una contra otra y sin tomar carrerilla, de un salto se impulsó contra la pared, trepó un trecho por ella como todo un señor araña, y al llegar al alfeizar se apoyo con una mano en este y de un salto se dejo caer dentro de la habitación, levantando un montón de polvo a su alrededor. Se asomó al exterior saludando con una mano al chico.

-¡Ahora bajo! - anunció con una sonrisa

Había ido a caer dentro de una de las docenas de habitaciones que nunca visitaba, un espacioso dormitorio con los muebles tapados por gruesas sabanas amarillentas por el tiempo, cuyo suelo de madera no había conocido escoba en mucho, pero que mucho tiempo. Alguien debía de recordarle porque exactamente era por lo que pagaba a la chica que ''supuestamente'' le venía a limpiar, ¿por vaciarle las latas de cerveza? ¿por dormir en su cama? a ya, probablemente por asentar su culo fofo en el sófa del salon y ver la tele. Aquella habitación le pareció ideal como regalo de bienvenida para el angelito que le esperaba abajo. Y hablando de angelitos....mejor se apresuraba en bajar no fuera que su aroma fuera captado por narices indiscretas de tios menos majos y guapos que el. No creía que Misha intentara fugarse, el nene acababa de salir de una jaula, debía de tener una idea aproximada de lo que podía esperarle allí afuera, y lo que no se imaginaba ahora, ya lo haría con el tiempo.

Bajo corriendo las escaleras, silbando con alegría mientras se desabrochaba del todo la camisa, y se abría el botón de los pantalones. Misha tendría que irse acostumbrando a verle con aquellas fachas día si y día también; era como más comodo se sentía el y más rojo iba a estar el conejito. Se rió mientras se soltaba el pelo y abría la puerta de la casa.

-Bienvenido gatito....

La pequeña fierecilla acababa de llegar a su nuevo y espacioso territorio controlado por el ojo experto de todo un domador. Se aparto a un lado, y con un ademan afectado y caballeroso; una burla viniendo de el, le indicó a Misha que pasase a la guarida de peligroso depredador. La presa estaba invitada a la cena en la que no sabía que sería el entremes, el plato principal, el segundo, el poster y si la ocasión lo ameritaba Judas rebañaria el plato y repetiría las veces que fuese posible.

No se podía negar que Misha se sintió aliviado al saber que no tendría que trepar hasta la ventana, y cómo buen esclavito que estaba siendo, se hizo a un lado y observó como Judas... no hacía nada en particular, al menos por un rato. Misha casi se río del pequeño acto del mayor mientras esperaba que hiciera algo, y estuvo a puento de decir que se sentía dentro de un programa del chavo del ocho. Cuando estaba abriendo la boca para pregntarle a Jude si iba a hacer algo, éste pegó un salto, trepó la pared y entró de cabeza en una ventana. Misha tardó un par de segundos en darse cuenta que había quedado con la boca abierta y el entrecejo fruncido en un obvio gesto de incredulidad, y agradeció que Jude no se hubiera asomado.

Pasaron unos instantes en silencio, en los que Misha de verdad se planteó la posibilidad de salir corriendo, pero no seriamente: la idea quedaba inmediatamente descartada por tres motivos bastante obvios: primero, había decidido que Judas era su golpe de suerte en medio de toda esta locura, y no lo iba a perder así de fácil; segundo, después de verlo trepar sin ningún esfuerzo varios metros por una pared vertical, resultaba bastante evidente que el pequeño y escuálido Misha no tendría ninguna posibilidad en una carrera, escape o lo que fuera; y tercero, porque lo más probable era que si lograba burlar a Judas (hipotéticamente hablando, si por alguna casualidad del destino o algún milagro lograba escapar de él) lo más probable era que volvieran a atraparlo y a ponerlo en una jaula para volver a venderlo.
No, definitivamente escaparse era una pésima idea.

Misha volvió a mirar hacia la sólida y enorme puerta que lo hacía sentirse como Pulgarcito, mientras escuchaba unos alegres silbidos acercándose del otro lado. Sonrió y pensó que a lo mejor no era tan malo ser el esclavo de Judas... del pervertido de Judas, recordó el chico, mientras escuchaba el click del cerrojo de la puerta.

Y cuando está finalmente se abrió, al ver el inesperado cambio de look de Judas, Misha recuperó de golpe todo el rojo en su cara que había ido perdiendo en esos minutos de tranquilidad, y se quedó observando el pecho descubierto y bien formado de su amo por un par de seundos más de lo estrictamente necesario, para luego alzar lentamente la mirada hasta la del otro, sin pasar por alto el detalle de que su largo pelo caía sobre los hombros, y la maldita media sonrisa que adornaba su rostro, a la que ya se estaba acostumbrando.

-Bienvenido gatito....

Misha pasó a su lado con recelo, sobre todo después de ver esa burlona parodia de actitud caballerosa, y avanzó con timidez a la enorme mansión, y de no ser porque era imposible, habría dicho que parecía más grande que desde fuera.
-E...es muy... -empezó, pero entonces algo llegó a su cerebro, como lo que se dice con "efecto retrasado", y se vlvió hacia Jude con el entrecejo nuevamente fruncido y los labios formando una especie de mohín -¿...gatito?