Paseo y frutos del bosque (libre)

En el cielo se podía vislumbrar un grande y anaranjado sol naranja de tarde que alumbraba el lugar con sus rallos colándose entre las hojas de los árboles. Caminando entre estos se encontraba el joven adolescente que daba un paseo con aire despreocupado por el lugar.

Le encantaba ese sitio y solía ir a menudo, había naturaleza animalitos y casi nunca ninguna persona a la vista, se encontraba muy agusto allí.

De pasada encontró un árbol con unos frutos salvajes que sabía que eran comestibles por lo que sacó un papel que tenía guardado en uno de sus grandes bolsillos de su chaquetón y empezó a recoger algunos. Cuando tubo suficientes se sentó junto al tronco de un árbol para comer su improvisada merienda.

El joven estaba a punto de llevarse uno de los rojos y algo ácidos frutos a la boca cuando oyó que le saludaban. Alzó la mirada encontrándose con la figura de un hombre que no parecía exactamente humano con esos peculiares colores de ojo y cabellos que tenía, pero aún así lo parecía demasiado y Daniel además de ser antisocial era muy desconfiado de los seres que parecían humanos. Por lo que simplemente en un principio le ignoró, sabía de sobra que si hacías como que no habías oído o visto a alguien esas personas solían dejarle tranquilo.

Cogió de nuevo otro frutillo y se lo llevó a la boca con la mirada puesta en los que aún reposaban sobre su regazo.

El chico notó como se alejaba y suspiró tranquilo. tras acabar de comer, tomándose su tiempo, decidió que era hora de ir saliendo del bosque así que se levantó y empezo a caminar tomando el camino que bordeaba el lago. Justo volvió a haber a aquel hombre de pelo azulado que le había saludado tirado en el cesped.

Cierto es que era un chico desconfiado pero no era mala persona asi que se acercó hasta quedar a su lado y habló inexpresivo.

-Si se queda aquí se resfriará, además por la noche suele haber lobos rondando esta zona.-

"un demonio... no recuerdo haberme encontrado nunca con uno"

pensó el joven que se quedó quieto en el sitio observando con curiosidad al hombre, aunque era desconfiado como los gatos a veces también era tan curioso como ellos.

Una brisa fría de la noche se levantó y se abrazó a si mismo subiéndose un poco la bufanda tapándose hasta la nariz.

-Estoy bien, soy friolero pero casi nunca me enfermo.-

Explicó con su mismo tono de voz algo ahogado por hablar tras la tela y su rostro inexpresivo casi oculto por la bufanda.

En casa aparte de sus gatos no le esperaba nadie y además saber que aquel hombre era un demonio le tranquilizaba, quizás debía de tener miedo pero él desconfiaba de los humanos y de los vampiros del resto de criaturas por lo general no. Así que sin sentir miedo ni nada se sentó tambíen en la hierba abrazando sus rodillas estrechándolas contra él para tener más calor.

-Como has sabido que era humano?.-

Preguntó curioso ya que por lo general casi nadie lo notaba, solían pensar que era un neko por sus orejas tan realistas y su olor gatuno producto de vivir en una casa llena de estos felinos.

-mmm.. ya veo... nunca había visto a un demonio.-

Comentó sin moverse fijándose como el peliazul le devolvía la mirada de curiosidad, aunque no entendía el por qué de la suya.

-Que ocurre?.-

Preguntó ladeando la cabeza levemente pero aún sin cambiar de expresión. Con gestos despreocupados y lentos se bajó la bufanda hasta justo por debajo de la boca y se puso a soplar sus manos que como de costumbre estaban frías.