Yendo al cine (priv. Gil)

Wilhelm se paró frente al gran edifició con cara de no saber si se había perdido o no, o si estaba en el lugar correcto, a pesar de que los carteles de películas delataban que había llegado al lugar indicado. Se rascó la nuca y suspiró aliviado, dejando que la mano cayese hasta volver al bolsillo de los pantalones.

Hacía escasas semanas que había llegado a aquella isla y apenas había estado en lugares divertidos, pero en cambio si que había conocido a chicos 'interesantes'. También había recibido llamadas de sus padres, pidiéndole que volviese a hacerse cargo del negocio, pero las ignoró. Sólo deseaba divertirse y conocer a gente interesante.

Mientras subía por las escaleras y accedía dentro, dividía la mirada entre inspeccionar a la gente a su alrededor, o decidir que película ver. Se paró delante de uno que le llamó la atención. En ella había una gran luna llena, muy amarilla, reflejándose en tumbas, un árbol y una especie de monasterio abandonado.

-¿Por qué no tienen mini reseñas de qué van? Parece interesante, pero si entro y es un aburrimiento... -puso cara triste, a pesar de que su altura no concordaba con esa actitud.

No sabía porqué rayos había decidido ir allí. Él odiaba los lugares concurridos, ruidosos en los que hubiera bullicio y muchas personas circulando, sin embargo, por alguna razón desconocida, se le había dado por ir a ver una película. No era que éstas no le gustasen, pero como buen antisocial que era, el simple hecho de estar cerca de las personas le erizaba la piel.

Desde su llegada a la isla, no hacía mucho, cuando se escapó de la ida al mercado, deambulaba por ahí, solitario, tanto en la ciudad como en el bosque. Había escondido algo de dinero entre sus ropas y con eso se pudo comprar ropa nueva -no de muy buena calidad, en realidad- comida y demás. Ahora, gastaría un poco más en entretenimiento, aunque claro, no compraría palomitas de maíz ni nada de eso, solo se limitaría a ver la película en el asiento más lejano y recóndito de la sala.

Decidió entrar a ver la película que en la cartelera mostraba la noche sombría en, al parecer, un cementerio. Por suerte la sala estaba casi vacía, un alivio para el lycan de hebras amarronadas.
Se sentó en la última butaca de más atrás, y tras un suspiro quitándose el sombrero y dejandolo a un lado, se dispuso a esperar el comienzo de la animación.

Abriendo la puerta de la sala, Liam entró con un sacó enorme de palomitas y una bebida extra grande para no tener que volver a salir y perderse ni un sólo detalle. Dentro se fijó en que todos los asientos estaban casi vacíos, y sabía que ponerse delante sería tapar la pantalla y recibir palomitazos y demases cosas que prefería evitar como el ser humano inteligente que era. Bueno... más bien, por demasiada experiencia en cines.

Se hizo paso, y fue a la última fila, subiendo escaleras hasta llegar al lado de una persona que estaba sentada al lado de un sombrero. Lo miró con curiosidad y se sentó a su lado, dejando las palomitas y la coca cola en su regazo. Su curiosidad se había despertado más rápido que razonamiento a veces.

-¿Puedo sentarme? -pregunta, ya sentado.

Sus iluciones y su alegría al pensar de que al fín podía hacer algo solo y tranquilo desaparecieron muchísimo más pronto de lo que esperaba. La película ni siquiera había empezado con los comerciales y repentinamente una mole humana -más bien canina, porque sí, podía sentir su aroma- se sentaba a su lado con ese cargamento de comida chatarra y bebidas extrañas. Lo miró de reojo, intentando disimular la mueca de espanto que estaba luchando por que no saliera, y solamente intentó sonreir un poco cordial.

Al oír la pregunta, en su mente comenzaron a formularse preguntas del tipo "¿Éste es tonto o qué?" y demás... Aún así, su poca buena educación le mandaba no ser irrespetuoso, y mucho menos levantarse, pues eso sería un notable gesto de desagrado hacia el rubio que no parecía ser una mala persona. Aunque claro, sin nisiquiera conocerlo, no era tiempo de juzgarlo aún.

-S-Si... -Susurró, entrecerrando los ojos. Le incomodaba sentirse tan diminuto al lado de tremenda persona, y aún así se encogía de hombros casi por inercia.- ...No hay... problema.

El rubio sonrió ampliamente al oírle responder, sin tener en cuenta el lenguaje corporal del otro. Se acomodó en el asiento, encogiéndose sobre si mismo un poco para pasar despercibido. Con una mano sacó un puñado de palomitas, y las fue comiendo de una a una, mirando los comerciales con las futuras películas que estrenarían. Rió con algunas, y se apenó con otras, todo con una extraña rapidez.

-¿Quieres? Son sin aceite y no tienen mucha sal -le tendió el bote de palomitas, viendo entre la luz que formaban las escenas la cara y los ojos del otro, medio conteniéndose para no empezar a olisquearlo. Conteniéndose al fin, aunque no sabía por cuanto, ya que le parecía bonita su expresión.

¿Porqué alguna fuerza superior universal o algo así lo castigaba de esa manera? ¿Porqué?... ¿Porqué rayos tenía que soportar a un grandulón demasiado sociable que se le sentaba al lado en una pelicula que pensaba iba a ser amena? Él, un antisocial, silencioso, de perfil bajo, y para nada entretenido, ahora estaba en esa situación. Que mala suerte que tenía.

Vió como le ofrecía las palomitas. Solamente con respirar una vez se había prácticamente intoxicado con el aroma tan fuerte de ese "alimento", que si bien no tenia sal y demás, aún así seguían siendo palomitas. Intentó disimular también la expresion asqueada, y aún sonriendo intentando parecer sereno, tras negar con la cabeza le respondió al extraño.
-No, gr-gracias.
Dijo cortante y en un susurro, debido a que, estando en el cine, ya se le hacía natural ser silencioso.

Se rió sin poder evitarlo, por lo bajo, al ver la expresión del otro al oler las palomitas. El mismo las olisqueó en ese momento, para ver si tenían algo más o estaban caducadas y él no se había dado cuenta cuando se las habían dado. Pero no. Olían perfectamente bien, Tan bien que salivaba más de lo normal, y su estómago gruñía por lo bajo, incluso.

-Vale, más para mi -continuó, alegre, y metiendose otras dos más en la boca, masticándolas con rápidez y casi ronroneando ante lo deliciosas que eran, aunque fuese imposible al ser un lycan-. Y, ¿coca cola? -preguntó de nuevo, viendo en la pantalla una escena de violencia-. ¿Te gustan las películas con violencia y sangre? Son un poco asquerosas, la verdad, y no parecen muy divertidas cuando todo el mudno salta por los aires sin sentido. Ya sabes, ¿has visto alguna película con violencia?

Cada crujido de las palomitas cuando eran masticadas por el rubio retumbaban en sus oídos como molestos mosquitos, a cada tortuoso segundo.
Si, Gil era algo exagerado a veces respecto a su compañía, por no decir demasiado, pero su manera de ser le hacía sentir aún más irritado de lo normal frente a alguien como la persona que ahora tenía al lado.
Negó con la cabeza ante el ofrecimiento de la bebida, encogiéndose un poco más incluso.

Entonces, cuando pensó que no podía ser peor, notó que el otro lycan comenzaba a hablarle. Hablar, hablar, y hablar, solo parloteaba, mientras miraba la pantalla, cosa que lo molestaba aún más: No mirar a alguien mientras se está hablando. Uff, que molesto, pero bueno... no quería ser maleducado.

-N-No suelo ver las vio..violentas. -Tartamudeó, pues ya estaba comenzando a ponerse un poco nervioso. Tenía que elevar un poco la voz, debido a los estridentes sonidos que ya habían comenzado a oírse desde los parlantes, bastante cercanos a ellos, y a demás alzar mucho la mirada para poder divisar con sus orbes doradas el rostro ajeno. - ...Casi nunca, ya que... se me hacen a-aburridas.
Le respondió al rubio.
En ese momento quiso moverse un poco para apartarse levemente, más hacia la butaca contraria, pero hizo un mal movimiento con el brazo y en ese momento, empujó el gran vaso con bebida del otro, echandose toda la Cocacola encima de la blanca camisa, y luego, derramándola también, sin querer, sobre la ropa del otro lycan. Al instante comenzó a gritar, desesperado, y se podían oír los "Sssssshhh~" de las otras pocas personas presentes en la sala.

-¡Ah! ¡Y-Yo, lo si-si-siento!
Exclamó mientras que sus mejillas se enrojecían aún más, e intentaba acelerado enderezar el vaso. Claro que ya era tarde, pues ambos estaban manchados por esa pegajosa bebida oscura.
-N-No quise, en serio, lo a-arreglaré...
Murmuraba meneando la cabeza de un lado a otro con mirada suplicante, sin poder encontrar nada con lo que poder limpiar rápido el desastre. Estaba avergonzado, desesperado y acelerado... una muy mala convinación en Gil, pues ésto le hacía olvidar la timidez.

No había podido reírse y encontrar la situación divertida cuando había empezado a oír los gritos, a pesar de que se encontraba chopado. Cada vez le parecía más divertido el otro lycan, además sus expresiones a veces lo decían todo, y en ese justo momento tenía una que se ganaba el oscar.

-No pasa nada. Es ropa, quiero decir, no me has roto un brazo o una pierna. Tampoco es que me importase, puedo lavarla luego, no te preocupes -se sacó la camisa morada y quedó en una camisa interior blanca, que por suerte se había salvado de mojarse.

Pero con esa camisetita blanca se le marcaba todo y se le veían varias cicatrices. No que a Liam le incomodase ni le disgustase, cuando más pudiese lucirse más feliz era y en ese momento había tenido la oportunidad idónea.

-¿Tú estás bien? Te mojaste mucho más. Perdón por dejar ahí la bebida, no lo volveré a hacer. ¿Quieres que vaya a por pañuelos? No me importa... y, ¿qué tipo de peliculas te gustan? -preguntó todo de carrerilla, sin darse cuenta de que no dejaba de parlotear.

Estuvo lo suficientemente desesperado por un buen rato como para fijarse cuando el otro se quitaba la camisa, ya que permanecía volteando de un lado a otro para encontrar con qué limpiarse a ambos. En ese momento agradecía con toda su alma el haber elegido sentarse atrás de todo, así con esa 'escenita' no incomodaría a nadie más, ya que atrás de ellos no había nadie como para chistarles o hacerlos callar.
Sin embargo, cuando el otro comenzó a hablarle, se giró de nuevo, llegando a hiperventilarse para calmarse. Pero, al encarar finalmente al hombre encorvado que tenía al lado, ver su vestimenta tan 'reveladora' y a demás notar las cicatrices, se sintió peor de intimidado, encogiendose todavía más de hombros, casi jorobándose... igualmente, muy, muy, pero muy en el fondo, no podía negar que tal vez eso lo hubiera atraído un poco, si no se tomaba en cuenta la situación actual que estaban pasando.
Entreabrió los labios con sorpresa y se sonrojó más, sin saber qué decir exactamente.
-Pe-Pero... se veía cara... y-y a demás... ahm... lo siento...
Susurró en referencia a la ropa ajena, apenado y ciertamente triste por haber arruinado eso. Había oído que las manchas de ese tipo de bebidas no se quitaban fácil, y eso, para él, era una verdadera pena.

Luego, al oír las demás preguntas nuevamente la confusión se apoderó de él. No era bueno memorizando pregunta tras pregunta para luego poder responder todo en orden y que no se le mezclaran las frases.
-S-Si... estoy bien... -Masculló entre dientes. En realidad se sentía bastante incómodo con la ropa húmeda.- ...N-No importa lo de la bebida, y no... no hacen falta pañuelos, porque creo que no serviran para secarlo todo. -Al decir eso intentó sonreir un poco más, aunque bajando un tanto la mirada. Luego, se dispuso a responder lo último.
-Creo que las de a-aventuras... O si no, las comedias... o las de terror, pe-pero no en donde todos se destripan... o algo asi.

...¿Porqué, la primera vez que iba a un lugar público por voluntad propia tenía que arruinarlo todo? Maldecía su maldita torpeza y su tartamudeo nervioso, que le hacía verse como un completo inútil.

A pesar de que parecía que el otro hablaba con cuenta gotas, y lo hacía muy pausadamente, Wilhelm lo había mirado y escuchado todo el rato, aunque la película acabase de empezar. No sabía ni el nombre del otro, pero lo que sí sabía es que era divertido sin que éste se diese cuenta. Una pequeña sonrisa adornaba su rostro, oyendo todas las respuestas satisfecho.

Sabía que cuando se emocionaba, se embalaba hablando y no dejaba de soltar preguntas o de hablar y hablar y hablar; era una mala costiumbre que había adquirido con el paso de los años, pero con gente que apenas hablaba o muy tímida, siempre le venía bien.

-Nah, no pasa nada. Era de hace 5 años, estaba pensando en tirarla y comprarme otra igual. Aunque fue un regalo y eso, pero estaba algo descosida por los bordes. Sé que eso se puede coser, pero no se me da bien y siempre acabo haciendo de mi mano un colador. Así que nada, mañana iré a comprarme otra parecida -estiró sus piernas hacia delante, cosa casi imposible y milagrosa por la longitud de estas, y se quedó completamente hundido en el asiento, a la misma altura que el otro lycan-. Las películas de esos géneros son genial. A mi tampoco me gustan las películas de miedo en las que se destripan, me dan mucho asco. Prefiero las de sustos, más que otra cosa. Aunque últimamdente no he tenido suerte, y fui a ver varias peliculas coreanas y provocaban más asco que miedo -curvó la boca-. Y aunque los pañuelos no sirvan de mucho... Estas mojado, te puedes resfriar.

Ahora si que no pudo contenerse de olisquear el ambiente, ya que hacía rato que un aroma suave, dulce y penetrante le estaba picando la nariz, como tentándolo a olerlo. Intentó hacerlo de la manera más discreta, sólo para descubrir que venía de su lado.

-¿Eres un lycan? -preguntó por encubrir su olisqueo. Había descubierto que ese olor era canela. Y le recordaba horriblemente a su madre, no que fuese algo malo, sino todo lo contrario. Incluso su sonrisa había aumentado.

A pesar de que ya estaban pasando la película, Gilbert se había distraído demasiado como para prestar atención a ésta. A demás, con los nervios que ahora cargaba, le sería imposible simplemente mirar hacia adelante y ver la animación como si nada.

Suspiró apenas audible al oír lo que el otro decía respecto a la camisa. En parte también estaba preocupado por su propia ropa nueva, ya que si bien no era inservible, odiaba vestir telas con manchas de esas. Después de todo, fugitivo o no, era bastante riguroso respecto a su propia pulcritud.

-Tal vez no es tanto por el asco... -Comentó, incorporandose un poco para quedar con la espalda recta como siempre, al notar que el otro hacía un esfuerzo por encogerse de alguna manera. Tal vez ya se sentía un poco más cómodo o con más confianza, cosa que lo ayudaba a no tartamudear tanto y a poder entablar una buena conversación, cosa que era muy extraña en él; entrar rápido en confianza. -...Algunas si-simplemente carecen de argumento y por eso son aburridas... ¿No cree?.

Luego de mascullar aquello, entrecerró un poco los ojos e intentó, una vez más, averiguar una manera de poder secarse. No quería utilizar los pañuelos ya que, a demás de tener que gastar una gran cantidad como para quitar la humedad a medias, eso tardaría mucho tiempo. Solo tenía dos opciones en mente: Quedarse así y, al salir, ponerse al viento para secarse... o marcharse inmediatamente del cine.
Bufó por lo bajo al pensar aquello, distraído de nuevo y sin notar que el otro estaba olfateando a sus alrededores. Pero la última pregunta lo hizo "volver de la luna".
-A-Ah... Eh, s-si...
Únicamente respondió, bajando aún más la cabeza. Suponía que no era problema decirlo sabiendo que el rubio también era de su raza, pero aún así le costaba confiar en las personas tan pronto. Ahora solo era cuestión de esperar la reacción del otro.

Los ojos azules de Wil parecieron brillar en la oscuridad al oírlo.

-¿Lo eres? Hace muchísimos años que no tengo a otro cerca que no sean mis padres. Vivía con ellos en una villa llena de humanos, siempre he vivido entre ellos. Así que no estoy muy acostumbrado al olor de los lycanes. Prácticamente me criaron más ellos que mis padres. Pero me alegra conocer a otro estando aquí -lo volvió a olisquear sin poder evitarlo, casi atragantándose con tan buen olor. Ni siquiera parecía incómodo por casi haberle soltado su vida resumida a un casi desconocido-. Por eso no estoy muy acostumbrado al olor. ¿Todos oléis así de bien?

Liam cogió la camida enorme y medio mojada de su regazo, pasándosela al otro, mientras apenas miraba como pasaban las escenas por la pantalla y la escasa gente seguía parloteando. Seguramente aquella sería la típica película de la cual era más buena su portada que la película en sí. O quizás todos aquellos de la sala sólo iban a citar y a meterse mano y besarse. Quién sabía.

-Puedes secarte con ella. Tampoco está tan mojada, pero tu sí. Luego la puedes tirar a la basura si quieres, sino ya me desharé yo de ella. Y sí, también opino que los argumentos de ese tipo de peliculas cada vez es más aburrido y repetitivo. Apenas tienen diálogos coherentes. Si lo que quisiesemos es simplemente eso, sólo tendriamos que poner el canal porno, ¿no crees? -dijo sin más, sin importarle mucho decirlo tampoco. No solía mirar bien con qué tipo de personas hablaba, o sobre qué. Ni siquiera solía medir sus palabras. Eso siempre lo metía en problemas y solía disgustar a los demás.

La curiosidad del otro despertaba lo mismo también en él. No le disgustaba charlar con alguien tan... sociable como ese hombre, pero lo que sí le parecía incómodo era no saber qué decir como respuesta, o cuando hacerlo. Era por eso que casi nunca se juntaba con nadie; odiaba los silencios incómodos y esas cosas, que casi siempre eran causados por su culpa.

Lo escuchó hablar, hablar y hablar más, de vez en cuando juntando valor y sonriendo un poco más, diciendose mentalmente a si mismo que ya era hora de dejar de lado la timidez. Hacía mucho que no estaba con alguien como él, de su raza, en realidad desde cachorro, por lo que esta vez quería abrirse un poco más e intentar estar un poco menos callado como acostumbraba ser.
-Si, lo... lo soy. Pero no se si todos tenemos el mismo aroma, p-porque en realidad yo también he vivido solo con humanos... desde muy pequeño, porque... -Antes de seguir, pensó un momento en sus siguientes palabras y, mientras apretaba un poco los puños que tenía puestos sobre su regazo, decidió no comentar el resto. No tenía razones como para andar haciendo alarde de su horrendo pasado, pues no quería amargar al rubio ni decir cosas tan melancólicas que, luego de recordarlas, se quedaban rondando en su mente por un buen rato, haciendo tortuoso un largo periodo de tiempo.
No continuó la frase, simplemente se quedó mirando por un momento al otro lycan, llegando a reir por lo bajo -cosa increíblemente inusual en él- cuando éste olisqueaba las cercanías.

Luego, observó como le pasaba la camisa húmeda, y la tomó con ambas manos un tanto tembloroso, mirándola por un momento.
-G-Gracias.
Susurró, empezando a pasarla dubitante sobre su propia camisa mojada, con una mueca de completa timidez e incomodidad mientras que aún escuchaba atento las otras palabras del rubio. Al oír lo del 'canal porno' no pudo evitar sonrojarse levemente, ya que para él era completamente descomunal pronunciar esas palabras. Aún así, hizo su mayor esfuerzo por seguir sonriendo, un poco al menos.
-A-Así es, aunque... creo que antes que eso es mejor salir a pasear o algo así, ¿No?... Es preferible eso a-antes que... intentar entretenerse viendo esas cosas.

No perdiéndose detalle de como se limpiaba con su camisa, para satisfacción propia, dividía su mirada entre eso, la pequeña sonrisa que había conseguido en el otro (que, para que negarlo, era reconfortante haberlo hecho sonreír. Y más viendo lo bien que quedaba en su rostro. Lo hacía más... bonito) o sus ojos, cuando estos le miraban.

Ni siquiera podía parar de olisquear. Eso si, no muy seguido pues no quería asustarlo. Pero le parecía tan innovador poder oler a otro lycan, y que este oliese tan diferente a él o a cualquier persona que hubiese conocido. Le entraban ganas de enterrar su nariz en el cabello negro del otro, pero estaba seguro de que eso le causaría pavor al otro. Más viendo como trataba de responderle y no ignorarle. Eso le hacía aún más feliz.

-Sí. Cuando no hay nada más que ver que eso, es mejor salir y conocer gente. No que esté mal ese canal, admito que lo he visto a veces. Pero solo cuando me aburro -aclaró-. Yo prefero interactuar con la gente. O simplemente tener mi pareja. Pero no perder el tiempo viendo eso -con la mirada fija en la camisa del otro, preguntó-: ¿Qué tal? ¿Absorbe aunque sea un poco? -siguó, señalándola con un dedo-. Y bueno, entonces somos iguales en eso. Me alegro de haberte conocido. Y más en un cine, aunque no te esté dejando ver la película -dijo, pareciendo por primera vez desde que molestase al otro, un mínimo de avergonzado. Aunque no le duró mucho-. Los humanos no huelen tan bien como tú. Ni siquiera yo. Qué suerte.

Bueno, ahora, entre que se limpiaba la camisa, oía al otro e intentaba responderle con frases más o menos completas, ya apenas si era consciente de que estaban en un cine. Ya ni siquiera recordaba que había ido allí para ver una película, pues ahora, a pesar de mostrarse de vez en cuando un tanto tímido o incómodo, estaba realmente entretenido hablando con aquel rubio, de quien ni siquiera el nombre sabía. Ufh, si realmente se pusiera a pensar en ese momento estaba hablando con ese desconocido, su lado antisocial le hubiese obligado a cortar la charla e irse de allí sin pensarlo dos veces, contando con la desconfianza y esas cosas. Pero ahora, que comenzaba a sentirse un poco más en confianza, ya no tenía porqué hacerlo.

Había notado que estaba siendo olfateado por el otro, y entre curioso y dubitativo, alzó el brazo y se olisqueó él mismo, disimuladamente. Pronto lo bajó, y con una expresión de duda, simplemente pensó que... olía igual que siempre.
Pero bueno, no dijo nada, ni siquiera quiso detener las olisqueadas del otro.

-Ah, si... Absorbe bastante, gracias de nuevo.
Masculló con timidez, finalmente dejando de pasarse una y otra vez la camisa ajena por encima, suponiendo que no podría secar más que eso. Ahora se sentía un poco más cómodo a pesar de que su vestimenta estuviera húmeda aún, pero no podía evitar sentirse un poco apenado por tirar la bebida del rubio. En su mente, por una fracción de segundo, se cruzó la posibilidad de que, luego, pudiera invitar al otro a tomar algo como disculpas por ello. Pero... lo pensaría después, pues ahora continuaba siendo bombardeado por los comentarios del lycan, mientras sostenía aún la camisa púrpura entre manos.

"Me alegro de haberte conocido"... Resonó en su mente, al momento en que no pudo evitar contenerse y puso una expresión de sorpresa, aunque pronto intentó disimularla. Sonrió más ampliamente.
-Y-Yo también, creo que... también me alegro.
Susurró. Sus palabras eran algo temerosas, aunque desde su corazón, deseaba poder decir firmemente algo como "Yo también me alegro mucho". Entonces, al darse un respiro pudiendo sonreir con sinceridad, miró al rubio con sus orbes doradas directamente, apenas sonrosado.
-Me llamo... Gilbert, puede decirme Gil, si quiere.

En el rostro del lycan seguía la sonrisa amplia, que apenas parecía querer mudarse de sus labios. Pero no podía evitarlo cuando veía como el otro le devolvía la sonrisa o ese leve sonrojo que la proyección de la película le dejaba ver cuando iluminaba escasamente la cara del otro.

-Me alegro de que esa camisa sirva para algo, aunque luego vaya ir a la basura -se rió, sintiendo un pequeño escalofrío al notar como encendían el aire acondicionado de la sala. Parecía que querían castigarlo por estar coqueteando con un desconocido, y, sobre todo, por andar de exhibicionista. Aún así, apenas le dio importancia, ya que las palabras del otro le hacían parecer un tonto, chaposo y con una enorme sonrisota-. Gil, me gusta tu nombre. Yo soy Wilhelm, pero puedes llamarme Wil o Liam. Como prefieras. Aunque es gracioso que nuestros diminutivos casi coincidan, a pesar de que una letra sea diferente.

Movió una de las manos que se encontraban en su abdomen, para estirarla y así estrechar la del otro. Si este quería. O quizás sólo era una mano para luego olisquear el olor a canela que el otro dejaría impregnado en su mano, se dijo riéndose por lo bajo.

-El gusto es mío.

Se encogió un poco de hombros al oír el comentario respecto a la camisa. Le parecía algo exagerado tirarla a la basura solo por una mancha y las mangas descocidas que bien se podían arreglar, pero no quería decir nada como para contrariar al rubio. Suspiró inaudible. Para él, que ya había aceptado la posición en la que se encontraba, casi sin dinero y de fugitivo, las prendas de ropa ahora eran un lujo. Y seguiría pensando así a menos que encontrara algún trabajo y pudiera ganar más dinero.

Cuando el otro le tendió la mano, sin dudarlo, por educación también alzó la suya y estrechó con algo de timidez la del otro lycan, no demasiado fuerte, apenas tocándose. Su expresión ahora ya no demostraba tanto nerviosismo como antes, ya que poco a poco iba sintiéndose menos incómodo, por suerte.

Vio de reojo que la película estaba llegando al nudo de la trama, cerca del desenlace. Sí que había pasado rápida, o tal vez se sorprendía de haberse entretenido tanto como para que el tiempo "volara" con esa velocidad, llegando al punto de que ni se diera cuenta de cuan rápido estaba pasando el tiempo. Volvió a mirar a Wilhelm, sin notar que aún lo estaba tomando de la mano, y ligeramente sonrojado decidió preguntarle.
-Al... Al terminar la película, ¿Querría acompañarme a tomar a-algo?... Fue mi culpa que su bebida se cayera, y... me gustaría compensarlo.

Él tampoco había soltado la mano. El toque se sentía cálido, y el apretón casi le rebelaba la naturaleza amable del otro. Aún sonriendo asientió. Claro que quería ir a beber algo con él después de aquella aburrida película. Bueno, no tanto. Simplemente no sabía de que iba quitando de algunas escenas con una cara de un zombie que había visto.

A pesar de que sólo lo estuviese invitando porque había derramado su bebida, cosa que le ponía un poco triste, no quería dejar pasar la oportunidad de pasar más tiempo con Gil. Pensaba que era una buena compañía, aunque no fuese muy hablador. Pero lo escuchaba y le contestaba a todo. Incluso parecía tan metido como él en la conversación.

-Sí, me encantaría tomar algo contigo. Creo que fuera de la sala hay una cafetería. Pero me gustaría invitarte yo,... no te estoy dejando ver la película y pagaste por ella... Así que te invitaré a una tarta de lo que quieras y a un té o un café. Yo pediré limonada, me encanta el sabor a limón. Creo que es uno de los sabores más interesantes porqué... -al estar mirando al otro fijamente mientras no deja de parlotear se dio cuenta de una cosa que hizo que se emocionase y su corazón medio saltase. Aquél lycan no sólo olía a canela sino que encima...- ¡Anda! Tus ojos son amarillos. Cómo el limón. ¡Me encanta el limón!

Tan distraído estaba escuchando hablar al otro que todavía sostenía la mano ajena. Bueno, tal vez la "distracción" era solo una excusa, y en realidad sí quisiese continuar así, tomados de la mano. Cosa extremadamente inusual en Gil; intentar ser un poco más 'confianzudo'.

Ante las primeras palabras del rubio, asintió con la cabeza, sonriendo disumuladamente. Pero al verlo distraerse en su mirada y luego escuchar sus exclamasiones, no pudo evitar soltar una risilla muy tenue, pero alegre.
-Que bueno que te guste... -Comentó por lo bajo, entrecerrando un poco los ojos con cierta timidez. No se dió cuenta de que estaba comenzando a tutearlo.- ...Sé hacer tartas de limón. A mucha gente no le gusta, pero a mi me parece de-deliciosa.. ¿Algún día te gustaría probarlas?

¡Wow! Gil estaba siendo sociable, algo que jamás nadie que lo conociera bien hubiese pensado, un acontesimiento increíble e inimaginable... Que suerte, ese era su primer paso para la vida en "sociedad" que, seguramente, en un futuro tendría que enfrentar.

El rubio no supo si asentir o tragarse la baba primero. Al final se decantó por lo primero. Aquel chico era muy simpático, más de lo que hubiese esperado en un inicio. Aún no soltaba su mano, pero es que se había olvidado completamente de que la sostenía a causa del descubrimiento del color de los ojos del lycan.

-¡Me encantaría tener el gusto de probarlas! Quiero decir, nunca antes me habían invitado a ello. Sólamente a té y galletitas, pero una tarta de limón será perfecta, sobre todo si sabe tan bien como dices -volvió a asentir, queriendo darle énfasis a sus palabras. Incluso su mano acariciaba, sin proponérselo, la del otro; en un gesto completamente amigable aunque no sabía si inocente-. Podríamos intercambiar el número de nuestros teléfonos luego o algo así. Sería divertido.

De vez en cuando también asentía junto con el otro, casi hipnotizado por sus acciones, olvidando completamente cualquier cosa referente a timidez o algo así. El Gil antisocial parecía haber huído en ese momento, dandole paso al que en ese instante "gobernaba" el cuerpo, la mente y las acciones.

Pero su gusto no duró demasiado... Al oír el comentario del otro sobre intercambiar los números telefónicos, volvió en sí, inmediatamente puso expresión de incredulidad, se sonrojó, y todo el bello hambiente que rodeaba a ambos lycans... desapareció.

Una vez más, el Gilbert aburrido, tímido y antisocial estaba allí.
-Te-Te-Te-Teléfono... -Susurró, casi para sí mismo, como cerciorandose de haber escuchado lo correcto. ¡Él no tenía teléfono! Apenas si tenía algo de dinero para comer... ¿Porqué rayos tenía tan mala suerte?. Negó con la cabeza, hundido en su propio nerviosismo. Intentando juntar valor, tras un suspiro miró directamente a las orbes del otro, con las suyas doradas.
-...No tengo te-teléfono.
Musitó tartamudeando. No pensaba mentir, pues sabía perfectamente que las mentiras solo llevaban a más problemas. Mejor sería decir la verdad y que el otro lo aceptara, o si no, simplemente irse de allí como si nada. Después de todo, ¿Qué tenía que perder?.

Wil no perdió su sonrisa, a pesar de que en un principio pensaba que quizás se querría deshacer de él por molesto. Pero luego pensó que aquél hombre no parecía de aquellos que mentían tan fácilmente, aunque fuese tan tímido (y cabía añadir que le gustaba el color que cobraban sus mejillas). Pero debía admitir que, a pesar de su altura, había estado a punto de hacer un puchero al escucharlo. Pero se contuvo (así como su olfateo parecía no querer detenerse. Sï. Porque después de todo el rato, seguía olisqueándolo. Pero es que olía D-E-L-I-C-I-O-S-O).

-Bueno, no tener teléfono no es nada malo -se llevó la otra mano a la nuca, mientras recordaba lo que siempre le decían: que era un despistado, y que nunca parecía razonar o siquiera pensar sobre la posición de las otras personas antes de hablar. Pero es que siempre le había dado igual todo aquello. Quien le caía bien y le gustaba, seguiría haciéndolo aunque fuese el más rico, o el más pobre.

Pero esta vez se sentía mal por haber tenido tan poco cuidado y haber incomodado al otro.

-Podemos seguir quedando. Podemos encontrarnos en otros sitios cuando tu me digas. Te daré la dirección de donde me hospedo y puedes visitarme o dejarme una nota cuando quieras. Me alegraré -acarició la mano del otro fugazmente de nuevo.

Continuaba muy apenado. No quería mentir, pero tampoco le agradaba demasiado el hecho de que otros supieran sobre su posición económica, tan mala que ni teléfono podía tener. Bufó por lo bajo, inclinando un poco la cabeza hacia un costado al oír hablar al otro, como desentendido.
-Su-Supongo que está bien... Sin teléfono, i-igual podemos quedar en encontrarnos en algún otro lugar.
Intentó esbozar una sonrisa, al principio bastante forzada, aunque luego fue sincera. Se sentía bien sin tener que mentir, ya que veía que al otro no le había parecido tan malo y seguía sonriendo... Aquella sonrisa tan bella le llamaba la atención.

Al sentir la caricia en la mano, después de un buen rato al fín se percató de que aún se mantenían tomados de esa manera. Pero no la quitó, ni si quiera hizo alguna mueca de sorpresa o disgusto, simplemente continuó sonriendo con aquel sonrojo tan simpático que embellecía sus mejillas. Le gustaba estar así, a pesar de que jamás lo admitiría frente a alguien más.

-O... Podriamos ir cu-cuando termine la película, ¿No?... Mi camisa ya se e-está secando, y la mancha no importa demasiado... ¿Verdad?

-No, tu camisa esta perfecta -seguía sonriendo.

No podía aplacarse su sonrisa cuando veía otra incluso más hermosa. Y ese leve sonrojo lo captivaba. Seguía con su mano en la suya... Se veía tan pequeña en comparación.... Daba gracias de estar chaposo para no asustarlo más. Le miró la ropa con ojo crítico y simplemente no pudo encontrarle ningún defecto, porque el que las llevaba era tan atractivo, a pesar de lo timido y vergonzoso, que todo parecía irle bien.

-Y me parece bien. Cuando acabe vamos a una cafetería~ -dijo con voz cantarina, y entre risas-. Pero aún así puedes dejarme notas donde vivo ahora, o visitarme. Me encantara verte más veces y conocerte más. No quiero que vayamos a tomar algo sólo porque te de pena lo de mi bebida y luego ya no quieras verme más. Sé que soy algo intimidante.... -mueca triste-, pero tu me has caído bien. Y como eres el único lycan que conozco... quiero decir, no es por eso la única razón, ¿eh? Te ves bien.... -carraspeó, molesto consigo mismo por ser demasiado directo-. Quiero decir, tus ojos me gustan y hueles bien, así que.... -se quedó callado porque se estaba haciendo un lio mental y no sabía como explicarse, así que sólo pudo soltar otra risita y sonrojarse un poco. Acarició la mano un poco, masajeándose con la otra la nuca.