''Único'' y ''especial'' -libre-

-¡Ya no lo soporto más! - chillo el vendedor, llamando con ello la atención de prácticamente todo el mercado.

El chico dentro de la jaula pestañeo de manera inocente y se encogió de hombros

-¿Que he hecho ahora?

El hombre que vendía esclavos en el puesto de la derecha estalló en sonoras carcajadas, limpiándose con la manga de la camisa alguna que otra lagrima. Aquel chico era increíble. Llevaba observando los tres últimos días como su compañero de la izquierda intentaba vender a un muchachito bajito y delgado, con unos enormes ojos que parecían de los más inocentes, y que en realidad escondían a un pequeño diablillo.

En los tres días que Ren llevaba en el mercado, encerrado en la jaula, aburriéndose como una ameba ( no sabía si las amebas se aburrían, pero el se aburría como una se aburrieran estas o no ) había logrado llevar a la desesperación a su vendedor. En primera instancia, había logrado llevar a sus compañeros de infortunios a amotinarse contra el perverso vendedor. El motín se había saldado con algunos palos y golpes, pero al menos había conseguido retrasar por un día su compra. Esa misma tarde, en un descuido de su comprador, logro desplumar en un simple juego de manos a un comprador que dejo de estar interesado en el, en el momento en que vio que su cartera corría grave peligro. Después de ello a otro le aseguro con lagrimas en los ojos y carita de cachorro abandonado, que padecía una extraña y terminal enfermedad por la cual sólo le quedaban tres días de vida. Al siguiente le dijo que tenía el sida, y al tercero que padecía la peste. Al día siguiente fingió estar poseído por algún demonio, como en aquella película que vio no hace mucho; ''El exorcista'', y no contento con ello se reía y saltaba como un mono, poniendo caras estupidas cada vez que alguien se acercaba con interés de comprarle. Y ahora, acababa de convencer a un hombre de que era la reencarnación de un antiguo guerrero azteca que podía echarle encima una terrible maldición por la cual el pene se le caería a cachos. Su vendedor simplemente no entendía como demonios se las apañaba para que todos se creyeran esas patrañas como si nada. Ren sonreía y se hacía el inocente, pero lo cierto es que ya comenzaba a aburrirse, así que después de oír como su vendedor no paraba de lamentarse por su culpa decidió claudicar. Quería ver que le ofrecía el mundo lejos de aquel mercado.

-Esta bien, esta bien. No tienes porque gritar así...desde ahora me portare bien – y para asegurarle que estaba diciendo la verdad, se sentó tranquilamente en un rincón de la jaula, con los ojos bien abiertos en busca de alguna presa ( léase comprador que va a caer en sus garras ) mientras canturreaba una canción infantil en voz baja.

El vendedor se alejo receloso, sintiéndose incapaz de darle la espalda a ese demonio ni un solo instante. No se fiaba de el. ¡Seguro que estaba tramando algo! Ren giro la cabeza hacia el, y sonrió de manera candida y angelical. A su vendedor se le erizaron todos los pelos del cogote y sufrió un estremecimiento que no conseguía ni viendo la más horrible de las películas de terror.

-No te preocupes – le aseguro Ren – me estaré quietecito aquí mismo hasta que alguien me quiera comprar.

Y por dentro añadió: ''Hasta que aparezca alguien interesante para engatusarle y que me compre''.

-veamos.. que comprare, nesesito alguien rapido y que sepa muchas cosas del mundo humano, pero si es de bodas mejor u.u*decia mientras veia las jaulas*

-si el esclavo que quiero aparece pagare el doble u.u

''¡¿Pagar el doble?!'' el vendedor de la derecha miro a su izquierda y el de la izquierda miro a su derecha. En cuestión de segundos ambos hombres estaban intentando llamar la atención del chico que tenían delante. Habían escuchado como hablaba consigo mismo, y claro la frase ''si el esclavo que quiero aparece pagare el doble'' que había dicho, había llegado acompañada del sonido de un montón de monedas cayendo unas encima de otras

Mientras ellos se afanaban estúpidamente en vender a gritos su mercancía, Ren se acerco hasta los barrotes de su jaula ( le habían puesto en una individual para evitar que volviera a confabular con los otros esclavos ) y miro atentamente al chico que tenía enfrente. Joven, guapo, no podía negarlo, y no se veía nada mal. El estaba harto de la jaula, y además tenía la nariz muy fina en cuanto se trataba de dulces, y alguien por ahí cerca llevaba chocolate encima.

-¡Hey!- intento llamar la atención del muchacho, pero oyendo como chillaban los vendedores, supo que iba a ser tarea difícil. Se llevo dos dedos a la boca, y soplo. El estridente sonido del silbido hizo que ambos hombres parasen de gritar.

-Así esta mejor – sonrió mirando a uno y a otro, y después miro a su futura victima – Oye, ¿te interesa comprar un esclavo? Estoy más sano que una manzana, no doy problemas, aunque no sirvo para los trabajos domésticos. Sin embargo estoy seguro de que sí necesitas compañía sabre como entretenerte. Además, soy virgen – se encogió de hombros restandole importancia a todo – Pero aprendo rápido. Y siempre te llamare amo.

El hombre que se ocupaba de la venta de Ren ya estaba a un paso de empezar a golpearse la cabeza contra los barrotes de sus jaulas. O se deshacía de ese chico endemoniado, o no conseguiría vender nada.

-¡Eres....eres horrible! - chillo - ¡Mire, se lo dejo a precio de saldo si se lo lleva! ¡Me trae sin cuidado lo que vaya a hacer con el, pero lleveselo YA! Por favor....

Ren miro al hombre con una pequeña sonrisilla, después meneo la cabeza y miro de vuelta al chico al cual intentaba venderse.

-No le hagas caso, el pobre esta un poco estresado. Supongo que como todos por aquí. Escucha – miro al chico con curiosidad mientras le hacía un ademán con la mano para que se acercase - ¿Para que necesitas un esclavo?

*estaba harto de que los vendedores gritaran por vender a sus esclavo y eso como que odio el ruido, pensaba tener un dia tranquilo pero no debio decir nada, hasta que escuche un silbido y al voltear veo al dueño del silvido*

*Escuchando lo que decia solo logre mostrar la misma cara seria de siempre, aunque no entendia porque tenia que mencionar cosas privadas y llamarle amo, siempre le decia a sus esclavos que le dijeran mikael pero todos los que quiere le dicen mello o la novia-esclava de utena que le dice amito de cariño XD*

*escuchando lo que decia me sorprende que este tan desesperado por desacerse de el chico, asi que bueno era humano y serviria para acelerar los arreglos de la boda de utena*

-Me lo llevo, pero solo porque podia servirme para un trabajo importante; *el chofer estaba dejando las dos bolsas grandes de oro y 4 diamantes genuinos* espero que con esto descanze, esta extresado y eso lo mataria, creeeme...*sin decir nada me acerco al chico que estaba en la jaula*

-Llamame mikael, o amo mikael, como quieras llamarme esta bieny estoy buscando esclavoporque mis trabajos no me dejan ocuparme de una cosas, mi hermana se casa y pocas veces mis sirvientes se van asi que nesecito ayuda y

Wow, todo había sido verdaderamente rápido. Ya le habían comprado. Tan sencillo como decirlo y ya estaba hecho. Vaya, era curioso, había creído que iba a sentir algo como miedo, angustia, desazón....pero no, sólo estaba bien, normal, tranquilo, incluso curioso por el amo que le había tocado en suerte. El que dijo que tenía un trabajo especial para el. ''Mientras no tenga que hacer esfuerzo físico de ningún tipo....'' El único esfuerzo físico que estaba dispuesto a realizar era el de girarse como una croqueta siendo empanada sobre la tapicería de un sofá. Nada más, ni nada menos.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un chasquido le indico que su jaula acababa de ser abierta. La cara del hombre que acababa de venderle era todo un poema; parecía alucinado, como si no pudiese creerse que acabara de vender a Ren, y más por aquel dinero, parecía mucha pasta. Ren le chasqueo los dedos delante de la cara y sonrió.

-Echame de menos dulzura – susurró sonriendo de oreja a oreja, y cruzó la estrecha franja de suelo que lo separaba de su nueva vida. Miró al vampiro que ahora era su amo y sonrió llevándose las manos a la espalda.

-Y bien...amo Mikael, puedo preguntar cual es ese trabajo especial que tiene para mi.

-Bueno te encargaras de cuidar a un bebe, bueno en verdad el bebe no nace pero es un bebe que un amigo y tambien quiero que ayudes con las tarjetas de invitacion, solo escribes los nombres en cada tarjeta, solo eso.. pero del bebe eso es mas serio; pues el bebe de mi amigo es de un vampiro que trata mal a los esclabos, mas conocido como el entrenador de esclavos..., aunque he tenia una corta conversasion..., mi amigo a sido victima de el muchas veces y ahora esta en el hospital muy grave, pues no solo lo violo sino que este le arranco la piel y perdio mucha sangre*decia eso algo serio, pues el estado que lo vio en e hospital era como una pelicula de terror*

Ah....Se quedo impresionado por lo que le acababa de contar. ''Rebobina la cinta y pasala desde el principio por favor'' bromeo un poco consigo mismo. Necesitaba distender un poco el ambiente que acababa de crearse. Haber, había un bebe de por medio, un esclavo violado al que habían arrancado la piel ( prefería no saber de donde, como, cuando, porque, mucho menos cuanta y en que estado se encontraba ) un amo cruel, y de pronto de por medio una tarjetas....¿serían invitaciones? Y un momento....¡¿que el tendría que cuidar de que?!

Jamas en su vida había tenido a nadie dependiendo de el, y mucho menos a alguien menor de edad. ¡Toma! Y tan menor de edad, como que se trataba de un recién nacido. ¡Ay joder, pero si ni siquiera sabía cambiar pañales! Los bebes implicaban pocas horas de sueño, problemas, berridos, lloros, biberones, pañales mojados ( urgh ) Miro alelado a su amo, y es más, estaba a punto de montarse el mismo unos cuantos pucheros y quejas sobre el bebe, cuando se lo pensó de nuevo. Miro a su amo de arriba hacia abajo, después pensó en el recién nacido en brazos de su amo, con aquella cara que tenía de poco simpático, intentando darle el biberón. Probablemente el niño comenzase a llorar del susto al verle la cara al amo Mikael. No, simplemente tenía algún tipo de clase de código moral que le impedía dejar solo a su suerte a un pobre recién nacido. Bueno, tampoco quería decir que no y ganarse un castigo ( piel arrancada ¡joder! ¿que clase de sitio era aquel? ) o que el amo se replantease su compra, y le devolviese a su jaula. De momento se volcaría en el tema de las tarjetas.

-¿Tarjetas? ¿que tarjetas? ¿Va a dar una fiesta amo? - por alguna razón, probablemente sexual, le encantaba como sonaba la palabra ''amo'' salida de sus labios – No crea que estoy intentando pasar del tema del bebe, pero prefiero no pensar en lo que me ha contado de la piel arrancada. Eso me recuerda a una película que vi en casa de.... - de improviso se dió cuenta de que se había ido por las ramas – jajaja perdón. Y ahora que lo pienso – estiro las manos juntas hacia su amo con una sonrisa que intentaba ser de lo más inocente - ¿No va a atarme? ¿no tiene miedo de que me escape? El lo ha dicho – señalo con la cabeza a su ex-vendedor – Soy horrible....- susurro acercándose a la cara de su amo - ….y me encantan las cosas dulces. Y sin más preámbulos metió descaradamente la mano en el bolsillo del pantalón del amo Mikael, buscando el chocolate que había olido minutos atrás.

-Bueno.. tengo dos problemas, la primera es del hijo de un amigo; pues fue violado por un entrenador de esclabos, pero como hay muchos no puedo saber quien.., pero el mismo me pidio que me quedara con el bebe.., bueno que lo adopte como su padre asi que bueno porque el es de un amigo lo acepte asi que espero a que el bebe nasca para llevarmelo; la otra es que todos estan ocupados arreglando todo para la boda y me gustaria que te encargaras de ponerle nombre a las cartas de invitados que seran pocos creo pero bueno al menos eso es facil*decia algo serio pero en eso veia que se acerca*, se que no lo haras he tenia esclavos como tu que salen y al dia siguiente quedan embarazados, muertos y incluso estan en el calabozo, pero ahora mis actuales esclavos estan tranquilos trabajando, uno de...*sentia su mano en mi bolsillo, donde estaba el chocolate, rapidamente le tomo de la mano, pensaba que estaba distraido* Aunque seas mi esclavo, pero si quieres algo debes pedirlo y no tomarlo *decia sosteniendo la mano de Ren pero sin lastimarlo, solo sujetandolo*

-¿Pedirlo eh? - sonrió descaradamente – entonces....¿me da un poco de chocolate amo? - acompaño la sonrisa del más inocente de sus pestañeos, mientras se mantenía quieto, con la mano aprisionada por la de su amo. Podría decirse que estaba tanteando el terreno, viendo que podía hacer y que no podía permitirse siquiera, por donde podía pisar sin mirar al suelo, y en que partes era mejor andarse con pies de plomo.

Uno. Ya sabía que no debía pensar en escapar si quiera. Nah, no tenía sentido, y de todas formas tampoco tenía ganas, aún no conocía bien a su amo, no sabía que cosas iba a depararle su estancia con el, y no sabía nada del lugar donde se encontraba. Sentía curiosidad por todo, especialmente por Mikael.

Dos. Al parecer podía pedir cosas. En ese tema también tendría que andarse con mucho ojo. De todas formas mientras tuviera dulces se conformaba con cualquier otra cosa y no necesitaba más. Bueno, salvo un baño, alguna muda de ropa limpia, y una cama confortable donde dormir.

Tres. Había una boda de por medio, y una adopción en curso. ¿De quien sería la boda? ¿de su amo? Que desperdició si la respuesta a esto ultimo era sí. Si señor todo un desperdicio... Del tema del bebe por ahora no debía de preocuparse, y de la boda, pues aprovecharía la situación. Era rápido para amoldarse a los sitios y a las nuevas ocupaciones, y si en estos momentos tenía que escribir aburridas tarjetas de invitación, pues lo haría y punto. Mejor eso que cargar peso, limpiar, servir de juguete sexual, o recibir cualquier otro castigo. Aprendería rápido, de eso estaba seguro. Aprendería rápido a hacer las cosas al modo del amo Mikael, pero que este no esperara suma docilidad por su parte, quizás en algún momento las circunstancias le obligaran a morder la mano que iba a alimentarle y ocuparse de el, aunque fuera contra su voluntad. Aunque no lo aparentara, le daba miedo pensar lo que podía pasarle de llegar a desobedecer al amo, a contradecirle, o a hacer algo indebido.....y sin embargo, no podía evitar seguir siendo como era.

-¿Y bien amo? Me portare super mega hiper bien....por favor....¿me dará un dulce? - sonrió – Un dulce por un beso..... - canturreo mientras se apoyaba con los brazos sobre los hombros de su amo - ¿esto puedo hacerlo?

-si...*decia mientras daba un mordisco a la barra de chocolate y le paso a Ren para que de un mordisco*, tomalo...*decia pues veia que ponia una sonriza que no me convenze pues sabia que algo hacia el chico para que un vendedor se vuelva loco como una cabra*, pero no un beso, solo dale una mordida, no tienes que besarme para conseguirlo*veia que se apoyaba en mi hombro pero no me molesta*

-Lo sé – contestó sonriendo ampliamente – pero me apetece - añadió con un leve encogimiento de hombros. Le dio un mordisco al chocolate, y después se aparto con rapidez de Mikael, sólo para volver a inclinarse y depositar un pequeño pero largo beso en una de sus mejillas.

-Jo, no me prohíbas mostrar mi gratitud de la manera en que más me gusta mostrarla – comentó de manera pícara, después la sonrisa se le fue no sólo de los labios sino también de la mirada.

Ahora que estaba fuera de la jaula y podía ver bien todo el mercado de esclavos, le sobrevino un estremecimiento de angustia. Observó a su alrededor todo minuciosamente, girando varias veces sobre sí mismo para poder abarcar totalmente la pequeña porción de aquel infierno que estaba al alcance de sus ojos. No le gustó nada de lo que vió. Desde la jaula había escuchado gritos, lloriqueos, suplicas....y otras cosas atroces, pero rara vez veía a alguno de los otros esclavos. Ahora los tenía a la vista y era un espectáculo deprimente. No todos los vendedores limpiaban las jaulas y alimentaban a sus esclavos, así que el espectáculo era.....dantesco.

Se volvió de nuevo hacia su amo, rodeándose los brazos con ambas manos, e intento volver a su pose despreocupada de antes, aunque en aquellos momentos era bastante fingida.

-¿Podemos irnos, amo? – se atrevió a preguntar – Por favor – añadió como muestra de buena educación.

-aun asi, no a mi.. debes mostrar respeto a tu amo..., solo que decirlo con palabras es suficiente para mi*decia seriamente olvidando lo que paso asi que al ver que sale me abraza, yo le acaricio la cabeza* Vamos a la limosina, de seguro me esta esperando mi hermana

‘’Menos mal'' Se sintió aliviado de escuchar que iban a salir de allí. En cuanto el amo Mikael comenzó a caminar, Ren le siguió uno o dos pasos por detrás, sin detenerse, y evitando en todo momento mirar a su alrededor y empaparse de la desgracia ajena. Se sentía por el momento afortunado, muy afortunado de salir de allí entero. Uno nunca sabe lo poco o mucho que le puede durar la suerte. Miraba la espalda de su amo con sumo interés y el doble de curiosidad. Quería saberlo todo de el y de su familia, se preguntaba como sería esta, de cuantos miembros estaría formada…etc. Mikael acababa de decir que tenía una hermana. Bueno, en breve iba a conocerla y saldría de unas pocas dudas….

Entrecruzó las manos detrás de la espalda y se puso a silbar en voz baja mientras continuaba siguiendo a su amo.


( Siento haer tardado tanto, la universidad, el trabajo, reformas en casa....Espero que no uelva a ocurrir )

(perdon la demora, tenia examenes)

*llegando a la limosina, el chofer aparece abriendo la puerta y miro a ren* Entra...*decia mientras le daba un papel al chofer*, no se te olvide lo que te dije...*el chofer asiente y va al asiento del conductor*

-ahora iremos a tu nuevo hogar..