*Deseoso de conocer la ciudad, había saildo de la casa de aquel que le había comprado para poder explorar...después de todo pese a su estado de esclavo...era vago. Caminó por ahí, peliplata de ojos ámbar y complexión delgada, piel apiñonada, unas orejas negras y cola negra de gato eran notables en su cuerpo, un pantalón rojo y camisa grisásea eran sus ropas. Un extraño aroma...muy penetrante había atraído su curiosidad, por lo que se dejó guiar por su instinto del olfato hasta llegar a el origen de el edor.
Sudor...sería el aroma que había captado antes, asco..si, sintió naúseas por haber seguido tanto rato un aroma como tal, tapo su boca con ambas manos y bajó sus orejas un poco, por suerte no vomito. Una vez acoplado a el aroma de los atletas enercitándose; exploraría el establecimiento.
Y así fue: Divagó por ahí, observándo como los atletas, los que llevaban una condición buena, pues el a comparación de los que se ejercitaban ahí, era sumamente débil...observaba a los que cargaban pesas, tomaba asiento en una silla con tranquilidad...observándo; bajo sus orejas y se puso nervioso, llevando su diestra a su cuello, recordaba que siempre que se iba de vago se llevaba con el una cadena pequeña con una placa...que el mismo había hecho, para que así nadie lo confundiese con un prófugo de el mercado de esclavos y lo llevarán de vuelta a este; no...no quería regresar ahí después de el trato que le había propinado su vendedor anterior, rogó por que nadie se percatara de aquello.*