Shit... [Libre]

Ya de por sí Wolfram era un malhumorado, pero esto era el colmo. Estaba perdido, molesto, y... húmedo. La lluvia lo había empapado por completo, y al cesar finalmente, el sol radiante intensificaba la horrenda e insoportable humedad, tanto en sus ropas como en su entorno, formando lodo en el suelo, y aún goteando las plantas.

Su cabello estaba alborotado y mojado, su ropa chorreando agua y su ceño fruncido como siempre, emanando negatividad. Estaba al borde de la histeria, caminando muy lentamente y metiéndose en el lodo hasta las rodillas intentando avanzar. Refunfuñaba insultos y "malas palabras", en voz baja, maldiciendo a cualquier cosa que veía.
-Odio esta isla, la odio, mierda, no quiero estar aquí, hay... lodo. Un príncipe como yo no debería siquiera ver este entorno, maldito amo desconciderado, ya ni se en dónde estoy.
Susurraba con molestia. ¿Porqué rayos había acabado en una situación así? Ni siquiera recordaba como había llegado allí, pero en ese momento solo le interezaba salir. Finalmente llegó hasta un árbol y se apoyó en el tronco, recargando la espalda en éste y cerrando los ojos com dos dedos en la cien.

Sí, había que reconocer que su sentido de la orientación no era precisamente el mejor, y que sabiendo esto no debería haber visitado el bosque sin la compañía de su señor Takuma, no teniendo en cuenta que había tardado en perderse menos de un cuarto de hora. Todo un record, sin ninguna duda.

Prefirió no desesperarse, por lo que tras recobrar el aliento y empezar a calmarse gradualmente, inició su caminata, suponiendo que tarde o temprano aquella extensión de árboles se acabaría. Ningún bosque era infinito, ¿no? De lo contrario, se habría metido en una pesadilla muy fea.

Prefirió no pensar eso. Canturreaba por lo bajo una canción que su madre le había enseñado, melodías que le recordaban a su Francia natal. De alguna manera eso lo llevaba a distraerse, por lo que ya casi no percibía la molesta humedad del lodo por el que ahora caminaba. No se imaginaba la cara de su amo cuando viese su estado y el de las ropas nuevas...

Instantes después escuchó un sonido extraño, que interpretó como pasos que quizá le seguían. No era más que un conejo salvaje, pero Narcys lo tomó por monstruo, así que echó a correr, sin mirar a donde iba... hasta que se tropezó con algo blando, apoyado en el árbol. No tardó mucho tiempo en descubrir que se trataba de un joven.

-Yo... en verdad yo lo siento mucho... Perdone por haberle ensuciado y tirado al suelo... Me... me perseguían...

Estaba refunfuñando entre dientes insultos impensables y bajos, que ni él podía creer en ocasiones que esas bestialidades escaparan de entre sus finos labios, cuando sintió que de un fugaz momento a otro 'algo' lo atropellaba y lo hacía caer al suelo. O más bien, al lodo.
Gruñó por lo bajo y miró inmediatamente con una furia tremenda a su agresor, pero al oír sus disculpas y ver que era simplemente un pequeño y patético humanito, se limitó a bufar mientras se levantaba, sacudiéndose inútilmente la ropa que chorreaba barro.

-Deberías tener más cuidado.
Le dijo estricto y en tono firme, mas luego de haberse puesto de pie tendiéndole una mano al humano para que él también se levantara. No le interesaba ya el estado de su cara vestimenta, después de todo ya era vieja, la había comprado hacía una semana.

-Vamos, levántate, no te comeré, no tengo hambre aún.
Insistió suavemente, extrañado y sorprendido por sus propias acciones. ¿Porqué estaba siendo "amable" con un ser tan insignificante, un plebeyo, un bellaco?...Quien sabe, el lodo debía estar afectando su forma de pensar... o algo así.

Permaneció por unos instantes tirado en el suelo, sonrojado a más no poder, ya que aquella era una situación bastante vergonzosa. El hecho de continuar allí, sin hacer ademán de tomar la mano que se le tendía, le hacía sentirse todavía más avergonzado, pero en realidad estaba demasiado conmocionado como para reaccionar inmediatamente. No estaba seguro de con qué tipo de ser se había tropezado.

Finalmente, intentando no ser descortés, tomó la mano del joven y dificultosamente se puso en pie, descubriendo que estaba por completo lleno de lodo. Bien, ya no había solución, así que prefirió sonreír ante su propio aspecto. Una sonrisa trémula y nerviosa.

-Yo... ah... Lo siento mucho... ¿Le he hecho daño? ¿Quiere le ayude a limpiarse...?

Era muy consciente de lo idiota que debía estar resultando, ya que ambos estaban por igual llenos de aquel repugnante barro. Sin embargo, la faceta servicial de Narcys salía a relucir en esas circunstancias.

-¿Comer? ¿Usted come... personas?

Le miró con unos ojos como platos, aunque sin sentir demasiado miedo. Al fin y al cabo, él no era precisamente una persona al uso, no desde aquella transformación.

Le resultaba verdaderamente asqueroso permanecer en ese estado pegajoso por demasiado tiempo, pero no había nada que hacer. Estaba perdido, y sería mejor que se acostumbrara a la idea de seguir así por mucho, mucho rato.
Levantó al muchacho mirandolo un tanto extrañado. Nadie, desde su estadía en la isla, se había puesto tan nervioso en su presencia como esa persona... aunque ciertamente no le desagradaba la idea de inspirar "respeto" en los demás.

-No gracias, estoy bien. ¿Tu te has lastimado?
Le preguntó en voz baja, llevandose una mano al cuello. Su cabello, su hermosísimo cabello rubio se había llenado también de lodo, cosa que le provocaba un impensable nerviosismo y repugnancia hacia todo lo que lo rodeara. Aún así lo disimulaba bastante bien, pues por el momento intentaba verse tranquilo, e inclusive amable.

Ante la última pregunta del chico, solamente sonrió levemente, casi en burla.
-Solo a veces, cuando tengo demasiada hambre. Pero hoy no es el caso, no te preocupes.

Una suave sonrisa afloró a sus labios al notar que la actitud del otro no era hostil hacia él, sino por lo demás tranquila y cordial. Miró un momento al suelo y después clavó sus ojos en los del otro joven.

-Sí... No me he hecho daño... Yo... pensé que me perseguían, pero... ahora creo que era un conejo común...

Sonrió ante su propia estupidez y después pasó a observar el estado del otro joven. Le entristeció contemplar todo su cuerpo lleno de lodo, inclusive las finas ropas. Eso a Narcys no le importaba, pero por el rostro del otro, aunque intentase disimular, adivinaba que en efecto se sentía incómodo.

-Ah... He visto un pequeño lago a unos metros. Creo que iré a lavarme. ¿Quiere acompañarme?

No soltaba su mano y todavía le contemplaba con una mirada cordial, sonriendo al pronunciar aquellas palabras.

De sus mangas, codos, cabello, rostro, y todas partes visibles chorreaba lodo, asqueroso lodo pegajoso y casi elástico. Si, se veía bastante cómico de esa manera, aunque obviamente prefería no seguir así demasiado tiempo.
Al oír respecto al lago no dudó ni un segundo y asintió con la cabeza, sonriendo casi amigable. Sin duda, a pesar de que tendría que sumergirse en agua seguramente muy fría, era una buena idea. Al menos así podria limpiarse un poco el rostro y demás.

-Por supuesto. Mejor démonos prisa, sería desagradable que el lodo se secara.
Comentó tras una risa muy baja, casi dedicandosela a si mismo. Si el barro se endurecía sería mucho más problemático intentar quitarselo.

Miró de reojo su mano, con la cual todavía sostenía la del joven y que en realidad no le importaba seguir haciéndolo, por lo que no dijo nada. Luego viró sus ojos esmeralda hacia los castaños del muchacho.
-Por cierto... Soy Wolfram, un gusto.

Le alivió que el otro aceptase con aquella actitud tan cordial, de lo que dedujo que habría tenido una educación bastante cuidada y que quizá en un pasado hubiese tenido lujosas ropas, ya que miraba al lodo como si fuese una especie de monstruo. Todavía tomándole de la mano, le guió por aquella zona hasta la laguna cercana.

-Es aquí. El agua está bastante limpia. Espero que no haya ninguna clase de animal salvaje.

Empezó a quitarse su ropa sin rastro de pudor. Al fin y al cabo, era eso o, como decía el otro, dejar que el lodo acabara por secarse. Una vez todas sus prendas quedaron en el suelo, las sumergió en el agua, recordándose que no se había presentado y volviéndose con aire algo tímido.

-Ah... Disculpe que no respondiese antes. Mi nombre es Narcys.

Tras sonreír nuevamente, se metió en el agua y empezó a lavarse.