La boda de Malcom e Inu ((LIBREEE PA TOOODOOOOOS))

Santo Dios, pésima y precipitada invitación la que había recibido aquella noche. Cómo si no tuviera ya bastantes ocupaciones (no las tenía) para una boda...una boda empalagosa seguramente. Después de todo las bodas no habían dejado muy buen sabor de boca al vampiro, sin embargo lo hacía por total compromiso y claro, tal vez resquicios amistosos con los dos contrayentes.

Y...padrino...¿Cómo rayos se hacía eso? Bueno, había hecho unos precipitados arreglos y encargos a su servidumbre y había traido consigo unas lujosas argollas...no tan ostentosas como hubiera querido, pero era lo único que había. Se dedicó a buscar con la mirada al futuro marido en cuestión sin mucho éxito.

Entonces agachó el rostro para mirar a su pequeño acompañante y le ofreció una sonrisa antes de acomodarle el cabello como por enésima vez. -Procura no hacer mucho ruido ¿sí? y no ensucies el traje...-Tenía que reconocer, le acentuaba encantador aunque el color lo hacía ver pálido, pero Kiba no se veía mal. Por su parte Osten siempre se jactaba de lo bien que le iba el smoking púpura llegando casi al negro, los zapatos lustrados, la gabardina larga y la losión francesa.

El pequeño lobezno permanecía junto a el mayor, aferrándose a su mano y sintiéndose completamente nervioso y desorientado. En su mente, constantemente recalcaba los siguientes puntos...:
Primero, estaba en una boda, bien, eso lo entendía. Segundo, debía portarse bien, algo un poco más difícil de lograr. Y, tercero, debía ser educado.
Solo había un problema, una cosa que no cuadraba en su cabeza, algo que lo mantenía confundido... ¡¿De quién rayos era la boda?!
-O-Osten.. ¿Porqué yo tengo que estar aqui?
Le susurró desde allí abajo, sintiéndose súper incómodo y molesto con aquel traje tan formal y esos zapatos caros. No conocía a nadie del lugar, y presentía que si su amo lo soltaba por un segundo, se desmayaría de los nervios, o accidentalmente lo arruinaría todo con sus torpezas.
Vampiros, vampiros y más vampiros.. Solo eso alcanzaba a divisar el menor, quien parecía una pulga al lado de aquellos altos individuos.

- Porque ni modo que viniera sólo...bueno, supongo que Pandora llegara después, pero mi compañía no favorecería la deslumbrante fugura de mi princesa, no podría asistir con un vegestorio como yo...- Apretó la mano de Kiba, contineundo en su buscqueda por Malcom.

-Creo que al final, llegamos demasiado temprano...-Suspiró y se agachó acomodando el moño al cuello del joven y sonriendole. -¿No te gusta? veniste como mi acompañante, no como mi esclavo, así que debe usted comportarse a la altura...-Arrastró la spalabras presuntuosamente ofreciendole un guiño antes de enderezarse.- Ja..y si yo hubiera estado a cargo el arreglo de esta iglesia hubiera sido mucho mejor.

Ante las palabras del mayor, lo único que podía hacer era ponerse más nervioso. ¿Pandora? Había oído ese nombre antes... Si, la hija de su amo, recordaba. ¡¿Entonces, conocería a la famosa Pandora esa misma noche?!
Se sentía al borde del desmayo, pues todas aquellas cosas le habían sido avisadas de improviso. Y, cada vez que Osten se agachaba para acomodar alguna de sus vestimentas, lo miraba con esos ojitos de lobito a medio morir, sin poder articular alguna palabra.
Luego, como si no fuera ya mucho, otro vampiro se asercó, y según lo que podía oír, sería él uno de los que se casaría. Notó, según sus palabras, que su amo en algún momento de la boda tendría que dejarlo solo para hacer... "las cosas que se hacen en un casamiento", y él, debería quedarse completamente solo, entre aquella multitud.

llego con un buen regalo sorpresa en sus manos , que compro con el ultimo dinero que le habian mandado ...

" ... .-. que lindo ..." se dijo , mientras caminaba buscando donde dejar su regalo , para sentarce y buscar el " banquete " que se nombrava en la invitacion.Luego iria a felicitar a los novios , pero la comida .

- Espero de verdad que sea así...es tan, o mucho más delicada que yo, ya sabes...-Saludo a su cólega vampírico, ofreciendole una sonrisa naturalmente petulante luego de encargarse de su pequeña compañia. - Más gusto me da a mí, querido y no te preocupes, haré lo que me pidas, ya me encargué de un par de situaciones antes de llegar aquí...-Movió la mano en un gesto vago, restandole importancia a la situación.

- ¿Pandora? Oh vaya, va a opacarte...-Encogió un hombro soltando una risilla amena.- ¿Qué harías sin mi honroda familia, "mon amin"?- Dijo arremedandole y luego, de igual forma dando un par de palmadas en su hombro.- Tranquilo, hombre...no va a pasar nada, eres fuerte. Aunque claro, si yo fuera tu, ya me habría desmayado o...me habría al novio o novia en cuestión. Seguramente la segunda. -Empezó a divagar el sólo y cuando se dió cuenta de ello solo le sonrió.- Ignórame, Mally, disfruta el momento y no te olvides de decir "sí" y que no te tiemblen las manos, cuando tengas que sostener la de Inu, no seas perdedor...- Le dijo "dandole ánimos" hasta que vió al muchacho escándaloso y le pasó un braoz a Kiba sobre los hombros.

-Oh posrcupuesto...me cuida de maravilla...-Dijo burlón exhalano una risa, atrayendo al jovencito por los hombros.

-No lo asustes, querido, a veces es algo celoso...-Se inclinó a besar la cabeza de Kiba.-Por supuesto, el tiempo que llevo aquí y de hecho de mi no-vida, jamás he visto a una vampiresa más y no lo digo solo porque sea mi hija...en lo absoluto.-Se jactó con una sonrisa, mirando a los isrvientes y a uno que otro invitado llegar a poblar la iglesia antigua. -PArece que solo nos falta la novia, mon amin.

- Oh por Dios, querido, no digas esas cursilerias que me embelesas...-Dijo sarcastico, haciendose el desentendido, en realidad, pensar de nuevo en casarse era una idea apocalíptica, de la cual el vampiro gozaba de ignorar, aunque ultimadamente...

Miro a Kiba de reojo y luego regresó a las orbes malvas de su anfitrión y le sonrió con aires de actuada indignación. -El tren siempre anda conmigo, no se me iría nunca...¿Me veo tan viejo ya?- Le sonrió, en realidad, hacía 14 años exactamente de su llegada a la isla, era cierto tmabien que a pesar del casi siglo que había pasado junto a la madre de su tesoro, el único fin de aquel arreglo había sido una decendencia para ambas familias pura sangre y cuando aquel fin se hubo logrado, cualquier cosa que le unía a su esposa, se había venido abajo.

Pero amaba a su hija, eso era lo único que jamás había dudado.-Sigo rozagante, pero mis nervios no soportarían una segunda boda, espero en tu caso, que sea la única, mon amin..-

Entre tanto revoltijo de individuos colmilludos deambulantes en la iglesia, pudo ver que Daiki, aquel joven humanito de apariencia afeminada se acercaba, y también logró divisar a Joshua. Debía admitir que se alegraba de verlos y saber que no era el único ser de otra especie que no fuera vampiro en aquel lugar. Pocos segundos se los quedó mirando, llegando a preguntarse la razón por la que estaban allí, mas luego volvió la mirada a Osten, regresando también los oídos a la conversación.
Cada vez que alguien pronunciaba "Pandora" su piel se erizaba, y se sintió aún peor al oir todos los cumplidos referidos a ella, llegando hasta a escuchar su propio nombre en la conversación. Era obvio que, en algún momento, tendría que afrontar la realidad y reconocer que tenía una nueva... ¿Hija?.. Oh, de seguro no estaba preparado para eso, era apenas un adolescente inmaduro y ya le decian que era su hija..
Aún más rojo de la verguenza que antes continuó divisando a distintas personas que entraban al lar y a los sirvientes viendo que todo estuviera en orden. Él parecía ser el único niño híbrido que osaba presentarse de la mano con un vampiro hasta el momento, cosa que lo ponía aún más nervioso, queriendo practicamente abrazar al mayor en busca de protección, aunque solamente se limitó a permanecer muy junto a su lado.

Bajó la dama a compás lento, tuvo que llevarse el abanico la nariz para cubrirse del tan desagradable aroma que el vampiro aquel impreganaba en el ambiente. Dedicó una sesgada mirada a todo asistente, cubriendose el halo del rostro y bloqueando el aroma a humano y licano que tambien le parecían peor que el de una alcantarilla. - Es encantadora, princesa.-

Repitió en tono amable a la señorita, sin emabrgo cuando escuchó el efusivo grito de la joven, sus faciones se petrificaron al encontrarse de frente con su ex-yerno. Se rogó pacineica a sus adentros y se dispuso que quienla pasaría mal, sería en definitiva aquel, jamás ella. Hizo una reverencia a quien parecía ser el anfitrión y cerró el negro abanico para sonreir con falso carisma a Osten.- Tanto sin verte, adorado yerno. La nena me ha recibido muy bien en casa ¿Le has contado ya querida, que pienso quedarme a vivir con ustedes para cuidarte?...-

Se retiró un mechón de enfrente y ladeó el rostro para encontrarse con el pequeño castaño.-¿Y tú? Debes ser el lícanoo de quien me habló mi princesa...¿Qué piensas sutituir el lugar de mi hija? Ay pequeño, no tienes idea de lo que estás intentando hacer...-

Ya estaba lo bastante atormentado como para dar lugar fácilmente a un infarto en su frágil corazoncito, cuando vió a lo lejos que una mujer, o más bien joven, se acercaba apurada en su dirección. "Pandora" fué la primera palabra que se le vino a la mente, viendola con una expresión de vaga sorpresa, casi al borde de un ataque de nervios. Obviamente se dió cuenta de que, efectivamente, aquella dama era la hija de su... ¿Amo? ¿Pareja?.. Ah~, ya ni siquiera sabía qué era él de Osten, pues todo su mundo se estaba viniendo abajo en ese preciso momento y la confusión a cada segundo abatía cruelmente su mente.
Para su fortuna, pudo notar que al acercarse Pandora, la misma ni siquiera se dió cuenta de su presencia, por lo que agilmente se hizo un paso al costado dandoles a ambos su espacio para que continuaran con el escandaloso saludo.
Ya comenzaba a pensar que eso no podría ser tan malo, que todo en su mente habían sido puras exageraciones, pues aquella joven no se veía precisamente como una persona malvada. Sin embargo, vió que otra mujer caminaba con la misma parsimonía que la joven Pandora hacia ellos. No parecía una mala persona, ni tampoco él era uno de esos niños prejuiciosos, mas no podía decir que su apariencia era la de un pan de Dios. Alzó la mirada con miedo cuando esa persona, al parecer, había pasado de hablar con su amo hasta él, a lo que solamente pudo decir un simple, vergonzoso y ridículo...
-...Ho...Hola.
Pronunció apenas con un tenue hilo de voz, bajando la mirada ante las palabras que aquella mujer le había dicho. Tenía miedo, y debía admitirlo. Miedo de no ser aceptado o de fracasar en algo, de ser un estorbo, o de causar cualquier cosa desfavorable para el mayor y su familia.

Volteó entonces a mirar el rostro de su pequeño acompañante, lamentaba que no se viera del todo contento, pero intentaba comprenderlo. Sabía que no estaba acostumbrando a ese tipo de cosas y también sabía que podría sentirse nervioso por conocer a Pandora. Sonrió y le alborotó el cabello, apretándole por los hombros a su cuerpo y frotó su brazo inclinándose a guiñarle un ojo. - Relájate, es una fiesta después de to...- Y entonces escuchó la aguda voz conocida y más antes que después unos brazos le apresaron el torso.

-Princesa, casi me matas de un susto...- Bromeó llenándole la mejilla de besos antes de que la damita se girara, de repente tuvo la idea de una alucinación lejana, pero por desgracia cuando la pequeña corroboró aquello, el rostro se le petrificó, mirando a la dama que acompañaba a su hija.- Eh...oh, linda ¿Podrías explicarle a papá qué hace la abuela aquí?- Le susurró, atrayendo de la mano al pequeño castaño.

¡¿Qué rayos hacía esa vieja arpía?! Se dedicó a sonreírle con sarcasmo a sus palabras.-La niña está muy bien cuidada, de verdad que no tendría que molestarse, ah, pero su presencia es tan agradable que jamás me atrevería a negarle la entrada a mi casa, usted sabe...-Tomó a Kiba por los hombros y se lo puso al frente.- Y no diga cosas extrañas, que el chico es muy joven...-Suspiró y volteó a mirar a Malcom y al nuevo invitado que se había vuelto a ir.- Ah, mon amin...esto en realidad....sería magnífica si llegara tu futura esposa...

Vió a Aure entrando a la iglesia, dubitativo e impresionado. ¡¿Porqué estaba Aure allí?! Provablemente eso sería lo que más le sorprendía en toda su no muy larga vida. ¿Aure, en una iglesia, y repleta de vampiros?... Ja, no se lo podía creer.
Le miró prácticamente boquiabiero acercarse, a la vez que podia observar algo agraciado a la multitud de colmilludos que lo observaban impresionados casi tanto como él.
Pero... Aunque no quisiera admitirlo, se sentía un poco mejor al ver a alguien de su misma especie allí. Dejó que le alborotara el cabello sonriendo apenas un poco, y lo vió marcharse de nuevo luego de haberle dicho algo a Malcom, cosa que también le resultaba extremadamente extraña.

Al menos alegrándose por eso un poco, aquello lo había distraído lo suficiente como para que se le pasaran un poco los nervios, aunque eso no significaba que no quisiera que aún se lo tragara la tierra estando allí parado, junto a la prole de su amo.
Miró de nuevo a Pandora y posteriormente a el mayor, nervioso, tensandose completamente cuando lo mandó al frente casi empujándolo hacia la aterradora mujer que anteriormente le había hablado. Se mordió los dientes para no decir nada o quejarse y, forzando un poco el agarre que lo mantenía allí al frente, se hizo hacia atrás de nuevo, casi escondiendose tras Osten.
-...¿No puedo ir..irme ya?
Masculló por lo bajo, tomando otra vez de la mano al único aparente protector que tenía allí.

-Oh...feliz es poco, para describir como me siento, princesa...-Dijo el vampiro con falsa sonrisa, contempland a la tan odiada arpía, pero manteniendose tranquilo tan sólo para complacer a su refinado retoño. Ni siquiera sintió cuando el menor se le escabulló de los brazos corriendo a sus espaldas hasta que la joven volvió a hablar.

-Sí, querido, tienes que esperar...te prometo que no será mucho tiempo, anda.-Le recomedó halandole suavemente de la mano, dedicando una mirada ahuyentadora a su suegra que permanecía de pie de la misma forma petulante. Porque Osten odiaba a la gente petulante por completo.

-¿Hm?-Puso atención a Pandora, enderezandose de hablar con el pequeño y le sonrió tocándole el cabello.-...sí, sabes que sí, linda...tan única y maravillosa como tu abuela...-Dijo en tono retador a la dama frente a ellos.

Miró con cara de pocos amigos a la hija de su amo, y luego simplemente bajó el rostro, molesto, humillado, pero aún asi intentando mantener la poca compostura que tenía. Sabía, o más bien presentía que eso iba a acabar en un completo desastre, de una u otra manera.
Dió un paso adelante cuando Osten lo haló del brazo, manteniendo la mirada baja.
-...No soportaré más.
Apenas se limitó a murmurar para si mismo con odio, odio hacia si mismo, hacia su poca resistencia frente a situaciones como aquella. Y pensar que había pensado que la damita era alguien agradable.. pero en menos de cinco minutos de conocerla ya lo estaba regañando.
Prefirió luego limitarse a mantener la vista en el suelo, como si deseara que éste se lo tragara de inmediato llevandoselo a una lejana dimención desconocida. Todo con tal de alejarse de esas personas que tan incómodo lo ponían. ¿Qué había hecho de malo para ser doblemente castigado de esa manera?...

Inu ya llevaba un buen rato dormido ni cuenta se habia dado de que Malcom se habia salido pero luego ya despeus de un rato se desperto y se levanto con calma, tenia en la mente muy en claro que ese dia era el mas especial que habia tenido ya que se casaroia entonces al meterse a bñar encontro una nota y luego sonrie muy tiernamente. Al salirse del baño ya bien limpiesito como siempre saco su ropa la que tenia en mente llevarse ese dia era un traje blanco especial para su boda, saliendo de la casa se dirije a la iglesia que era loq ue le decia la notita y pues ya le habia encantado seguir ese jueguito de las notas.

- Espero no haber demorado mucho... supongo que dormi de mas haber si no me regañan -
despeus de eso solto una tierna risilla y llego por fin a la iglesia en donde... todo le esperaban quiza ya por un argo rato pero el ni se habia dado cuenta