Continuó observando al pequeño pajarito, examinándolo con la mirada e intentando con todas sus fuerzas poder recordar algo antes de la llegada al mercado para así poder saber la verdad sobre el origen de aquella ave. Pero nada, nada había en su memoria... ¡Era realmente molesto tener... tener... no tener nada en la mente! Sabía hablar, tambien contar y todo eso que enseñan entre escuela elemental y secundaria, y algunos años más... Pero sobre él mismo, en el registro de su memoria, no había absolutamente nada, solo oscuridad y silencio, frustrante vacío. Y lo que ahora más quería saber era el porqué o el cómo había perdido su memoria, o en todo caso de qué forma recuperarla...
Sin embargo, en ese momento habían cosas mucho más importantes por las cuales preocuparse, como por el ave que aparentemente era suyo; en no ser una molestia para Salem, y en ayudarlo en todo lo que pudiera como agradecimiento por sacarlo del mercado.
Vaya, sí que tenía muchas cosas pendientes antes de poder relajarse y tomar esa estancia en la isla como unas largas vacaciones igual que muchas otras personas que había conocido.
La voz del híbrido cuando dijo lo segundo lo desconcentró de sus pensamientos e inmediatamente provocó que Kiunay se pusiera de pie, mas ahora con el pollito sobre el hombro derecho. Miró tímidamente a Salem y asintió con la cabeza, sintiendose un poco mal por no poder ayudarlo en la comida.
-Está bien.. -Afirmó echando las húmedas orejas hacia atrás, esbozando un intento de sonrisa muy pequeña- ..No tardaré.
Entonces vio como su amo salía del baño mientras se aproximaba a la puerta para cerrarla, cuando lo escuchó mencionar aquello último en suaves susurros. Alzó un poco más la cabeza y lo miró irse con algo de sorpresa y tal vez un dejo de alegría, cerrando luego en silencio la puerta y regresando a la bañera, que destapó para que toda el agua sucia y llena de perfume se drenara y luego llenándola con agua limpia, para finalmente meterse hasta los hombros con cuidado de no hundir a su, aparentemente, nueva mascota.
Decidió alzar una mano para tomar al ave con delicadeza, quien ni siquiera pió ante ésto, y manteniendolo entre sus manos lo puso frente a su rostro a una distancia prudente para observarlo con detenimiento. Miró con un dejo de nerviosismo y melancolía al pequeño pajarito blanco y le acarició el emplumado y suave lomo con los pulgares, sonriendole algo inseguro.
-Perdóname amiguito, perdona si te he olvidado.. -Pidió a la pequeña criaturita tristemente en susurros apenas audibles, sin quitarle los ojos de encima. Se puso a pensar por un rato y decidió que lo primero, sería darle un nombre. Después de todo no podía llamarlo "pájaro" por siempre. -Te llamaré... Piu, ¿Está bien?... Se que no es original, pero me has tomado por sorpresa y... je, no se me ocurre nada mejor.
El ave dejó escapar un solo "piu" mirándo al neko con esos ojitos grandes y brillantes, moviéndose un poco como si quisiera decir que sí. Kiunay sonrió un poco más y luego dejó al pequeño de nuevo sobre su hombro, para continuar con su baño que no tardó mucho. Tras un rato se levantó, tomó una toalla para secarse y posteriormente se rodeó con ésta, mirando hacia los costados y a su al rededor y dándose cuenta de que, efectivamente, no tenía ropa para ponerse.
Rojo de la verguenza y con miedo a volver a ser una molestia entreabrió la puerta del baño y salió, aún con el ave en uno de sus hombros, por entre ésta, en dirección a la cocina y solo cubierto por la toalla de la cintura hasta un poco más arriba de las rodillas. Avergonzado se asomó apenas por el borde de la pared, viendo a Salem allí, juntando todo para cocinar.
-Sa..Salem.. -Susurró con las mejillas coloradas y sintiéndolas prenderse en llamas debido a lo avergonzado que estaba, apenas asomando la cabeza para esconder todo el resto de su cuerpo tras el umbral- ..N-No quiero molestar pero... ¿Ti-tienes algo que pueda ponerme?.. Es que m-mi ropa... ya sabes, está.. algo rota..