Agua....por favor ( Priv./Heise )

Agua….

Naive no sabía que estaba pasando. Escuchaba voces en un idioma que no conocía, y entreveía, en medio de su febril condición, un montón de piernas y pies que se movían de un lado para el otro. Le habían metido en una jaula. Sabía lo que era porque su madre se lo había explicado una vez, diciéndole hay metían a los animales que los humanos cazaban. Como a el, que lo habían cazado en el río, tirado a la orilla, y después trasladado de un lado hacia otro sin consideración alguna de su estado.

Agua….

Tenía fiebre, y boqueaba todo el tiempo sin percibir casi aire, con la garganta reseca e hinchada. El hombre que le gritaba todo el tiempo, había intentado darle agua salada que Naive había rechazado al notar el olor a sal. Tenía la piel reseca y se estaba deshidratando. Estaba exhausto y le dolía todo el cuerpo. Ni siquiera podía transformarse en pez para ahorrar energía. Nada.

Agua….solo pedía un poco de agua. Pero nadie se la daba, por eso con sus últimas fuerzas lloraba encogido en un rincón de la jaula. Soportando los gritos y alguna que otra bofetada por cosas que no entendía.

Agua. Por favor. Me muero...duele…tengo miedo…agua…te lo imploro. Dame agua. Después intentare hacer lo que quieras que haga, pero por favor, dame agua.

El mercado apestaba, la higiene de los esclavos era un asco y los gritos resonaban por doquier, pero Heise no había sido gerrero y estado en un montón de batallas para ser incapaz de soportar un lugar así. Además, le bastaba una mirada a su alrededor con esos ojos rojos como ascuas y el ceño fruncido para que se abriera un hueco a su alrededor por donde caminar tranquilo.

Iba buscando algo interesante para salir un poco del aburrimiento de su retiro. No es que se arrepintiera de haberse alejado del campo de batalla, pero su vida últimamente estaba resultandole tremendamente aburrida, así que encontrar algo con lo que entretenerse en su tiempo libre era la tarea que se había propuesto hoy.

Unos gritos provenientes de una jaula, diciendo algo como ''maldita sea, no te mueras estúpido pez'' llamaron su atención. ¿Pez? ¿que hacia un pez en una jaula? Se acercó para resolver su curiosidad, encontrándose con un muchachito que boqueaba como si no pudiera obtener aire mientras el vendedor le pegaba.

Agarró al vendedor del brazo lanzandole contra los barrotes de la jaula y miró el cubo de agua que estaba al lado del chico, bebiendo una poca y escupiendola enseguida. Salada. Si habían tratado de darle agua salada y no la había querido significaba que... Cogió otro cubo, probando otra vez el agua, esta vez dulce y rápidamente le hizo beber al chico, rezando interiormente porque su ayuda no le hubiera llegado demasiado tarde.

Algo golpeo la jaula en la que se encontraba. Toda la estructura tembló, y Naive se encogió más aún, pensando que iba a ser golpeado de nuevo. Le ardía de dolor la mejilla, allí donde aquel hombre le había pegado varias veces, y se le había abierto el labio, no sólo por culpa de los golpes, sino porque los tenía resecos y agrietados. Le escocía y estaba sangrando. Estaba a punto de perder la consciencia, ya no podía más. No quería morir, pero al parecer era lo que iba a ocurrir....

Agua..... y esta vez el agua llego. Una mano amiga, que no pertenecía a la del horrible hombre que le había enjaulado, le había sujetado la cabeza por entre los barrotes, y le había acercado algo metálico y frío hasta los labios. El agua se escurrió por sus labios, por la barbilla y el cuello, y entro por la garganta a través de los resecos labios. Bebió todo lo que pudo intentando reunir fuerzas mientras una pequeña luz de esperanza se abría paso entre la oscuridad. El agua mitigó parte del dolor, pero no todo.....necesitaba sumergirse en agua también.

Abrió los ojos por primera vez desde que había sido cazado, y se asusto cuando lo primero que vislumbro, además de la claridad del día, fueron dos luces rojas y rabiosas. Pegó un respingo, aún respirando con dificultad y empapado de sudor por culpa de la fiebre, y después se desmayo, cayendo con la cabeza inclinada hacia un lado.

Le vio abrir los ojos por un momento, reflejando miedo antes de que los volviera a cerrar, perdiendo la consciencia y quedando como un muñeco desmadejado. Comprobó el pulso del pequeño, asegurándose de que siguiera con vida. Un poco débil pero ahí estaba. Le apartó con delicadeza unos mechones de la cara, comprobando que tenia fiebre.

Apretó las mandíbulas, sintiéndose bastante furioso mientras dejaba suavemente la cabeza del pececillo. Se levantó enfrentando al vendedor, que había empezado a gritarle que no tenia derecho a inmiscuirse, solo necesitando una mirada fiera para callarle.

-Precio – gruño seco, sacando una pequeña bolsa de la que contó las monedas justas, no queriendo darle a aquella alimaña ni un poco más de lo necesario, y se las tiro a la cara.

Abrió el mismo la jaula, sacando con cuidado el cuerpo del pequeño, usando lo que quedaba en el cubo de agua para mojarle un poco antes de acomodarle bien en entre sus brazos – nos vamos a casa – mumuró con suavidad, empezando a caminar de vuelta a su mansión.

(cierro tema y abro otro)